Bruselas celebra el "nunca más" que supone el acuerdo de romper con el gas ruso para 2027

La restricción definitiva a la importación de gas ruso se percibe como un mensaje claro dirigido no solo a Moscú, sino también a otros actores internacionales, según declaraciones recientes del comisario europeo de Energía, Dan Jorgensen. El responsable incidió en que esta decisión, ya considerada un hito por las autoridades comunitarias, busca evitar que la energía sea utilizada como herramienta de presión política o económica sobre los países de la Unión Europea. La medida, que supone dejar de adquirir gas ruso de forma total a más tardar en otoño de 2027, representa un giro de largo alcance en la estrategia energética del bloque. Según informó la agencia Europa Press, el debate institucional en torno a la desconexión total del gas ruso sitúa el calendario de implementación de la prohibición definitiva para el 31 de diciembre de 2026, fecha en la que dejarán de importarse suministros de gas natural licuado. Después, el objetivo será cortar el resto de importaciones rusas de gas a través de gasoducto durante el otoño del año siguiente.

De acuerdo con Europa Press, el enfoque adoptado excluye la posibilidad de reconsiderar esta decisión por cuestiones coyunturales. Dan Jorgensen explicó durante un debate europeo que se trata de una política pensada para perdurar y dejar atrás las dependencias energéticas que han caracterizado al continente durante décadas. El comisario remarcó: “No es algo que vayamos a revisar dentro de seis meses y que, si resulta conveniente por razones económicas internas, volvamos a importar gas. Esto es un no y un nunca más”. Estas palabras resumen la postura europea que busca impedir que factores económicos transitorios puedan entorpecer la estrategia adoptada y, con ello, sentar las bases para un sistema energético menos vulnerable a presiones externas.

Durante el anuncio, Jorgensen expresó que la medida adoptada “se notará en Moscú, se notará en Washington, se notará en todo el mundo”, haciendo hincapié en el eco internacional que tendrá el nuevo marco de relaciones energéticas europeas. Europa Press recogió también el énfasis puesto por el comisario en la relevancia de la medida no solo como respuesta al contexto de la guerra en Ucrania, sino como una acción para retirar recursos a la administración del presidente ruso Vladimir Putin, que en los últimos años ha destinado parte de los ingresos del gas al sostenimiento de la maquinaria bélica desplegada en territorio ucraniano.

Jorgensen subrayó en su intervención ante el parlamento europeo que la crisis energética que siguió al comienzo de la invasión de Ucrania evidenció los riesgos de la dependencia de combustibles fósiles provenientes de un proveedor como Rusia, cuyas tácticas de presión incluyeron recortes de flujos y condicionamientos políticos. El medio Europa Press consignó que el comisario interpretó este cambio de rumbo como una señal de unidad interna frente a los “chantajes y divisiones” promovidos desde el Kremlin. Durante años, la importación de gas ruso había sido una pieza clave de la matriz energética continental, pero la nueva hoja de ruta elimina por completo la opción de retomar ese vínculo comercial, incluso en escenarios de necesidad.

Además, Dan Jorgensen enfatizó que la energía se ha empleado como arma estratégica y que, desde ahora, la Unión Europea dispone de mecanismos de respuesta ante cualquier intento futuro de coerción utilizando el suministro de recursos energéticos. “No se puede utilizar la energía como arma contra nosotros; o mejor dicho, se puede intentar, pero tendremos una respuesta. La decisión que hemos tomado ahora de prohibir la importación de gas ruso es histórica”, remarcó el funcionario, según señaló Europa Press.

En el marco de esta transformación, la Unión Europea prevé una transición escalonada para dejar de depender gradualmente del gas ruso en todas sus formas, lo que implica que el corte definitivo de gas natural licuado precederá a las restricciones al suministro por gasoducto. Bruselas espera que este calendario permita a los Estados miembro adaptar sus infraestructuras y diversificar sus fuentes energéticas en un plazo considerado suficiente para evitar crisis de suministro.

Según informó Europa Press, las autoridades comunitarias insisten en que esta estrategia forma parte de una visión a largo plazo que pretende evitar una repetición de los errores del pasado, cuando la escasez de alternativas dejó a la Unión Europea expuesta a alteraciones geopolíticas ajenas a su control. La celebración institucional del “nunca más”, en palabras de Jorgensen, traduce la determinación de asegurar la autonomía energética europea y de consolidar posiciones conjuntas para enfrentar desafíos similares en el futuro.

El acuerdo, calificado en el parlamento europeo como histórico, coloca a Europa en un nuevo escenario geopolítico y energético, en el que la desvinculación del gas ruso se convierte en uno de los principales instrumentos para frenar la financiación de la guerra en Ucrania. En síntesis, la medida contempla varias etapas y cuenta con un compromiso que, en palabras de los responsables comunitarios citados por Europa Press, no admite ni retrocesos ni excepciones temporales. El objetivo central es evitar que tras décadas de dependencia se repitan situaciones que puedan poner en peligro la seguridad energética de la región y su capacidad de actuación autónoma frente a crisis internacionales.