
Durante una entrevista difundida por la cadena Rossiya 24, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, denunció un presunto resurgimiento del militarismo en Europa del Este y aludió específicamente al liderazgo político alemán, mencionando a Friedrich Merz, dirigente germano, para evocar antiguos vínculos familiares con las SS y el Partido Nazi. Este señalamiento, calificado de preocupante por el propio canciller ruso, sirvió como punto de partida para plantear objeciones sobre la orientación de las principales capitales europeas en torno a la crisis en Ucrania. En ese contexto, Lavrov desarrolló una crítica más extensa hacia la política exterior de Bruselas, Berlín, Londres y París, acusándolas de obstaculizar el camino hacia una salida negociada al conflicto. Según detalló Europa Press, el diplomático responsabilizó directamente a estos actores europeos de frenar la iniciativa de paz impulsada por Estados Unidos para Ucrania.
El medio Europa Press recogió que Lavrov considera que los gobiernos europeos dificultan la posibilidad de arribar a lo que Rusia califica como una solución justa y aceptable para el contexto ucraniano. Para el ministro, estas naciones aprovecharían la crisis para fortalecer su influencia política interna y, en palabras del propio Lavrov, reproducen patrones que remiten a episodios extremistas vividos en la historia del continente. Apoyándose en comparaciones históricas, Lavrov recordó las estrategias de movilización continental empleadas por Napoleón y Adolf Hitler contra Rusia. Destacó que, según su interpretación, en la actualidad se emplean tácticas equivalentes, argumentando que Europa, "y hasta hace poco la administración Biden", intenta unir fuerzas para suministrar apoyo militar y financiero a Ucrania, brindándole además, según la expresión citada por Europa Press, "la bandera nazi".
Según publicó Europa Press, Lavrov analizó que Europa estaría coordinando acciones militares y económicas con la finalidad de aumentar la presión sobre Moscú utilizando territorio ucraniano. A su entender, esta coalición se sirve de recursos propios del continente para robustecer el aparato militar ucraniano y así contrariar a Rusia, en un proceso que, desde la perspectiva rusa, reproduce fórmulas de confrontación reiteradas en diferentes etapas bélicas de Europa.
En la entrevista, Lavrov también abordó la relación estratégica entre Washington y las capitales del continente. El ministro citó una supuesta tendencia de Estados Unidos a mostrarse menos implicado en la seguridad europea, marcando distancia respecto a compromisos tradicionales en la región. Según consignó Europa Press, el jefe de la diplomacia rusa afirmó: “La estrategia de Estados Unidos es decirle a Europa ‘ocúpate de tus asuntos y no esperéis que Estados Unidos apoye siempre vuestras aventuras’ porque ‘tenemos cosas más importantes que hacer principalmente en América Latina y en la región Asia-Pacífico’”. Con esta declaración, Lavrov atribuyó a Washington una preferencia por centrarse en otras regiones, particularmente debido al avance económico y político que, según su análisis, está protagonizando China en el escenario global.
Otro eje que trató el ministro ruso fue la génesis del conflicto en Ucrania. Según el relato transmitido por Europa Press, Lavrov reiteró la acusación de que el cambio de gobierno ucraniano en 2014 correspondió a un "golpe de Estado". Además, insistió en la influencia de grupos nacionalistas ucranianos y en la existencia de políticas de discriminación contra la población rusohablante en áreas orientales del país. “Les prohibieron hablar su lengua materna y la Iglesia Ortodoxa Ucraniana”, sostuvo Lavrov, reafirmando argumentos frecuentes en la narrativa oficial rusa sobre la presencia y el papel de movimientos considerados ultranacionalistas en el conflicto armado.
El análisis de Lavrov atribuye a Europa la aplicación de viejos esquemas de hostilidad con Moscú, con la variante de que actualmente se recurre no solo a la confrontación militar directa, sino también al uso de recursos y territorio ucraniano. Según recogió Europa Press, el canciller ruso llegó a calificar esta dinámica como una constante repetición de prácticas históricas de enfrentamiento, que transitan de generación en generación dentro del continente y trasladan sus consecuencias al escenario internacional actual.
Las declaraciones del ministro de Exteriores de Rusia surgen en un contexto en el que las relaciones internacionales entre Moscú y las principales potencias occidentales suman tensiones en ámbitos diplomáticos y militares. Según la información aportada por Europa Press, este marco se ha visto agravado por la escalada del conflicto en Ucrania, además del persistente apoyo militar y financiero de Occidente hacia las autoridades de Kiev.
La visión oficial del gobierno ruso, manifestada en repetidas ocasiones por altos cargos como Lavrov, atribuye la prolongación de la guerra al respaldo extranjero a Ucrania, calificándolo de amenaza a la seguridad nacional rusa y de impedimento para alcanzar negociaciones que incorporen los intereses de Moscú en un posible acuerdo. Europa Press detalló que, para Lavrov, las decisiones adoptadas por los gobiernos de Bruselas, Berlín, París y Londres impactan directamente en la viabilidad y el alcance de las propuestas de paz, incluidas aquellas que impulsa Washington.
A lo largo de su intervención, el responsable de la diplomacia rusa también aludió a la naturaleza estructural de la política exterior de los principales actores euroatlánticos. Sostuvo que la participación de Estados Unidos, aunque relevante, se ha orientado a cuestiones distintas a las estrictamente europeas, como la contención de China. Desde la óptica presentada en el análisis de Europa Press, Lavrov expuso que la actual política exterior de Washington responde a la necesidad percibida de enfrentar el avance chino tanto en el plano económico como en el financiero y político.
El posicionamiento presentado por Lavrov y recogido por Europa Press se inscribe en debates más amplios que se desarrollan dentro y fuera del continente europeo acerca del papel de las potencias occidentales, la dirección de la política exterior de la Unión Europea y las prioridades estratégicas de Estados Unidos en el conflicto de Ucrania. El entorno diplomático y militar atraviesa una etapa de alta complejidad, en la que, según el análisis de Lavrov, el apoyo militar y económico occidental agudiza la confrontación y dificulta la perspectiva de una resolución negociada.
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