Al menos dos muertos y ocho heridos graves en un tiroteo en la Universidad de Brown, en Rhode Island (EEUU)

Mientras sigue sin conocerse la identidad del atacante, la policía y la Universidad de Brown mantienen vigente la orden de confinamiento, refuerzan la seguridad e instan a la comunidad a colaborar con datos que permitan esclarecer el ataque y detener al responsable

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El desconocimiento sobre la identidad y paradero del agresor ha incrementado la tensión entre los estudiantes, docentes y residentes de las áreas próximas a la Universidad de Brown desde el pasado sábado, fecha en la que se registró un tiroteo con saldo de dos personas muertas y ocho heridas de gravedad. Tal como publicó el medio, esta situación ha llevado a las fuerzas policiales de Providence y a la administración universitaria a mantener un operativo especial de seguridad, junto con la orden de confinamiento para la comunidad estudiantil, en busca de resguardar a los presentes e impedir riesgos adicionales mientras continúa la investigación sobre el incidente.

Según informó la fuente, los hechos tuvieron lugar en el edificio de ingeniería Barus & Holley, ubicado en el campus de la Universidad de Brown, en Providence, Rhode Island. Tras reportarse los primeros disparos en la calle Governor —una zona concurrida y limítrofe al recinto académico—, se desplegó de inmediato un amplio contingente policial con patrullas, equipos tácticos y personal especializado. Este operativo no solo restringió el acceso al área afectada, sino que también facilitó la evacuación ordenada y la asistencia a los heridos, quienes permanecen hospitalizados bajo cuidados críticos, aunque su condición se mantiene estable, de acuerdo con el reporte oficial reproducido por la universidad.

La Universidad de Brown, a través de comunicados en sus canales institucionales, confirmó la muerte de dos víctimas y el traslado de ocho personas gravemente heridas a centros hospitalarios. Simultáneamente, reiteró a estudiantes, profesores y trabajadores la vigencia de la orden de confinamiento, que implica cerrar puertas, silenciar dispositivos electrónicos y buscar refugio temporal hasta futuras instrucciones. Esta indicación se puso en marcha de forma inmediata, a fin de proteger la integridad de los presentes mientras las fuerzas de seguridad aseguraban el entorno universitario y gestionaban el riesgo de nuevas amenazas.

En la secuencia de los hechos, surgieron diferentes rumores relacionados con la posible detención del supuesto atacante. Sin embargo, tanto la Policía de Providence como la propia administración de la universidad desmintieron tales versiones y recalcaron que la búsqueda sigue activa y que no existe, hasta la fecha, información fehaciente que permita identificar o localizar al responsable. Según consignó el medio, esta falta de avances en la captura ha extendido la alarma entre la población universitaria y en los barrios lindantes, motivando una solicitud de colaboración a la ciudadanía para aportar cualquier información que contribuya al esclarecimiento de la causa.

Mientras las operaciones de seguridad se han reforzado, el establecimiento educativo ha multiplicado sus comunicaciones hacia la comunidad, orientando sobre las precauciones recomendadas y renovando el llamado a acatar el confinamiento obligatorio hasta que el agresor sea apresado. “Lamentamos mucho informar que hemos confirmado la muerte de dos víctimas del tiroteo en el edificio de ingeniería Barus & Holley. Hay ocho víctimas más en estado crítico, pero estable, en el hospital. Se mantiene la orden de confinamiento”, expresó la universidad en su mensaje institucional.

La intervención policial, de acuerdo con el medio, se extendió tanto dentro como fuera del recinto, comprendiendo la vigilancia de todos los accesos a instalaciones clave, así como el patrullaje constante en las calles aledañas. La magnitud del despliegue respondía a la emergencia generada por el ataque y al alto número de personas que habitualmente circulan por el campus, lo cual dificultó la evacuación e intensificó la tarea de identificar a las víctimas y resguardar a los sobrevivientes.

El hecho de que aún no se disponga de datos sobre la motivación del ataque ha sumado interrogantes en el proceso investigativo. La policía trabaja, según detalló la fuente, en diferentes líneas para esclarecer tanto las circunstancias puntuales que rodearon el tiroteo como el objetivo o razones detrás del acto violento. Mientras tanto, las autoridades mantienen canales permanentes de información con la comunidad, actualizando el estado de las operaciones y expandiendo la cobertura policial en todos los sectores considerados estratégicos del campus.

Diversos expertos y funcionarios del área de emergencias resaltaron, según información de la fuente, la importancia de la coordinación entre la policía local y las autoridades educativas no solo para enfrentar la contingencia, sino también para asistir a los afectados y minimizar el riesgo de nuevos incidentes. Esta cooperación se manifestó tanto en la atención médica y psicológica dirigida a las víctimas y sus familias, como en la revisión y fortalecimiento de los protocolos de prevención existentes en el campus.

El episodio ha reavivado discusiones acerca de la seguridad en centros educativos de Estados Unidos, país que ha visto repetirse sucesos similares en universidades y escuelas en los últimos años. Según consignó el medio, tanto la administración universitaria como la policía local se comprometieron a analizar y actualizar los mecanismos de resguardo, con el objetivo de fortalecer las respuestas ante situaciones de violencia armada y reducir la vulnerabilidad del espacio académico.

En paralelo a la búsqueda del responsable, la Universidad de Brown anunció la disposición de recursos orientados a brindar contención y asistencia a los familiares de las víctimas y a quienes resultaron lesionados, intentando abordar no solo las consecuencias físicas, sino también el impacto psicológico de la situación. El acompañamiento institucional abarca estrategias de atención, asesoramiento y apoyo emocional, en el marco de un esfuerzo concertado con organizaciones locales y especialistas.

De acuerdo con lo reportado por la fuente, las operaciones de seguridad no presentan una fecha de término definida y continuarán hasta que las autoridades logren identificar, localizar y detener al atacante. La vigilancia policial permanece activa en el campus y en los accesos principales, mientras se recopilan testimonios y datos relevantes que puedan servir a la investigación. Esta labor conjunta incluye la recolección de imágenes de cámaras de seguridad, el análisis de registros de acceso y el llamado permanente a la comunidad para transmitir cualquier dato relevante.

La Universidad de Brown, reconocida como una de las instituciones académicas de referencia en la región de Nueva Inglaterra, experimenta un periodo de especial atención, centrado en el acompañamiento a los estudiantes y trabajadores y en la implementación de medidas de seguridad reforzadas. En tanto la investigación sigue abierta, las autoridades reiteran el mensaje de precaución y la prioridad de resguardar la integridad de todos los miembros de la comunidad educativa y de los sectores cercanos al campus.