La reacción internacional ante la muerte de Alfredo Díaz alienta una nueva oleada de cuestionamientos sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela. Según detalló la agencia EFE, figuras de la oposición venezolana consideran que el fallecimiento de Díaz constituye una muestra más de lo que denominan como un patrón sistemático de represión estatal. Además, exigen el esclarecimiento de responsabilidades sobre las circunstancias de su deceso.
El Gobierno de Estados Unidos condenó públicamente al Ejecutivo de Nicolás Maduro, señalando a través de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental y la Embajada de Estados Unidos en Venezuela en la red social X que “la muerte del preso político venezolano Alfredo Díaz, detenido arbitrariamente en el centro de tortura de Maduro en El Helicoide, es otro recordatorio más de la naturaleza vil del régimen criminal de Maduro”. De acuerdo con lo reportado por EFE, la declaración se produjo en un periodo de alta tensión geopolítica, marcado por un despliegue militar estadounidense cerca de aguas venezolanas en el mar Caribe, bajo el argumento de lucha contra el narcotráfico, acción que el gobierno de Caracas interpreta como una amenaza directa.
El Ministerio para el Servicio Penitenciario de Venezuela indicó que Alfredo Díaz, exgobernador y líder opositor en el estado Nueva Esparta, falleció a causa de un infarto. EFE informó que esta versión fue recogida también por distintas organizaciones no gubernamentales y partidos políticos. Sin embargo, líderes opositores como María Corina Machado y Edmundo González Urrutia expresaron su escepticismo ante estas explicaciones. Según sus declaraciones recogidas por EFE, el caso de Díaz se suma a los de otros seis detenidos opositores que han muerto en prisión tras las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024.
Machado y González Urrutia manifestaron que la vida e integridad del exgobernador recaía exclusivamente bajo la custodia de las autoridades responsables de su detención. Ambos descartaron que el fallecimiento corresponda a causas naturales y reiteraron que Díaz permanecía “arbitrariamente secuestrado” en El Helicoide, sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) en Caracas. Según sus afirmaciones, difundidas por EFE, la muerte de Díaz no se puede considerar un caso aislado, sino el reflejo de una serie de situaciones similares.
En cuanto a los antecedentes políticos, EFE subrayó que Díaz se desempeñó no solo como gobernador, sino también como exconcejal y exalcalde afiliado al partido opositor Acción Democrática. Su detención ocurrió en noviembre de 2024 en el contexto de la crisis política posterior a unas elecciones presidenciales que la principal coalición opositora señaló como fraudulentas, después de la oficialización de la reelección de Nicolás Maduro.
Próximo a su arresto, Alfredo Díaz había expresado críticas respecto a la ausencia de transparencia en la publicación de los resultados detallados de los comicios y denunció la crisis de abastecimiento eléctrico en el estado Nueva Esparta, evento que el Gobierno nacional atribuyó a actos de sabotaje encabezados por la oposición, según lo detallado por EFE.
En medio de acusaciones cruzadas, la muerte de Alfredo Díaz amplía el foco internacional sobre la gestión penitenciaria y los mecanismos estatales de control en Venezuela. Washington asocia el caso como una evidencia de la represión institucional y observa con atención el desarrollo de la situación política y social en el país sudamericano, según el seguimiento realizado por EFE.
Las organizaciones políticas y de derechos humanos que han reaccionado al caso destacan la recurrencia de muertes en custodia, mientras que distintas voces dentro y fuera de Venezuela exigen investigaciones independientes sobre el trato a los presos considerados políticos. El entorno regional sigue los acontecimientos en Venezuela, especialmente en un periodo donde las relaciones entre Caracas y Washington experimentan renovadas tensiones, según puntualizó EFE.