El BCE ve "contraproducente" responder a desviaciones transitorias de la inflación

Philip Lane, economista jefe del banco central, advirtió en un acto reciente que medidas ante variaciones leves y pasajeras en el índice de precios pueden resultar ineficaces, apostando por acciones solo ante cambios significativos y duraderos respecto al objetivo oficial

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Durante su intervención en un acto en Liubliana, Philip Lane, economista jefe del Banco Central Europeo (BCE), destacó que las decisiones sobre la política monetaria deben tomarse considerando el contexto y la naturaleza de las desviaciones de la inflación, señalando que un enfoque “reunión por reunión y basado en los datos” resulta más útil en escenarios donde existe alta incertidumbre. Lane explicó que la manera en la que se reacciona a las variaciones de los precios debe ser analizada cuidadosamente, remarcando que la magnitud y la persistencia del cambio, así como su causa principal, condicionan la respuesta necesaria desde el BCE.

Según informó el medio que recoge la intervención, Lane enfatizó que responder a desviaciones cortas y transitorias de la inflación puede considerarse hasta contraproducente por la tardanza con la que se manifiestan los efectos de las políticas del banco central en la economía. Indicó que “las pequeñas desviaciones de la inflación que no se prevé que persistan no requieren una respuesta de la política monetaria”, insistiendo en que actuar apresuradamente frente a fluctuaciones de precios que se espera sean temporales podría perjudicar la efectividad de las medidas implementadas.

El medio detalló que, para el BCE, únicamente las desviaciones suficientemente grandes y sostenidas en el tiempo respecto al objetivo oficial del banco justifican una acción clara desde la política monetaria, sin importar si su origen está en la oferta o la demanda. Lane precisó que es fundamental identificar si estos cambios constituyen una amenaza real para la estabilidad de los precios a mediano plazo, aspecto fundamental en la misión del BCE.

Sobre las desviaciones calificadas como “medianas y algo persistentes”, Lane matizó que el motivo del desvío debe considerarse relevante para definir la intensidad y el ritmo de la reacción. Argumentó que si el origen se encuentra en un cambio en los precios relativos vinculado a la oferta –por ejemplo, alteraciones en los costos de energía o materias primas–, la respuesta del BCE debe ser más mesurada, ya que el riesgo inflacionario en el mediano plazo no se iguala al que podría surgir por un aumento en la demanda interna.

De acuerdo con la información publicada, Lane propuso que en contextos de desviaciones intermedias, las autoridades del BCE deberían decidir ajustando gradualmente la política monetaria, en vez de aplicar medidas abruptas. El economista irlandés recomendó siempre basar las decisiones en un análisis exhaustivo, reuniendo evidencia concerniente a las perturbaciones que afectan los precios y observando si esas desviaciones podrían derivar en una dinámica inflacionaria más generalizada.

Lane subrayó que el seguimiento detallado de los datos y la adaptación constante de la estrategia monetaria favorecen una toma de decisiones más sólida, especialmente cuando las condiciones económicas globales presentan altos niveles de volatilidad e incertidumbre, según consignó el medio. La transmisión de las políticas monetarias y el impacto retardado en la economía requieren cautela, insistió el economista jefe, por lo que el BCE prefiere evitar reacciones automáticas y apuesta por evaluaciones individualizadas según los acontecimientos y las cifras más recientes disponibles.

De esta manera, el BCE mantiene su orientación estratégica, vigilando la evolución de la inflación y ajustando su política solo cuando la situación lo justifique en función de la magnitud, persistencia y origen de la desviación respecto al objetivo de precios. Lane defendió la necesidad de un marco riguroso, adaptado a cada ciclo económico y sostenible a largo plazo.