El uso de una mezcla de sal gruesa y ramas de romero, presentado en frascos destapados, ha sido recomendado como un método complementario para afrontar el exceso de humedad en espacios cerrados, según información publicada por El País. Esta estrategia, simple en preparación y ejecución, se sugiere especialmente para su aplicación durante los meses fríos, cuando la condensación en el interior de viviendas tiende a incrementarse y se manifiestan problemas como vidrios empañados al amanecer, olores a encierro en armarios, formación de pequeñas manchas en rincones fríos o retraso en el secado de textiles.
El medio El País detalló que la base de este truco doméstico reside en las propiedades particulares de los dos ingredientes. Por un lado, la sal gruesa posee carácter higroscópico, lo que significa que puede atraer agua de la atmósfera hacia sí, contribuyendo a absorber parte de la humedad residual que frecuentemente se acumula en sitios con ventilación insuficiente. Por otro lado, el romero desprende compuestos aromáticos entre los que se encuentran el eucaliptol, el alcanfor y el borneol, sustancias que confieren al ambiente un aroma fresco y herbal que ayuda a neutralizar olores persistentes de encierro o humedad.
El País informó que la preparación de este remedio casero requiere únicamente colocar una cantidad generosa de sal gruesa en un frasco de vidrio y añadir algunas ramas de romero, dejando el recipiente sin tapar para permitir el intercambio de aire. Esta fórmula se aprovecha mejor en espacios reducidos y con circulación de aire limitada, como armarios, estantes cerrados, cajones o compartimentos para zapatos. En estos contextos, la combinación puede ayudar a mantener bajos los niveles de humedad superficial y a proporcionar una sensación de ambiente más limpio.
En cuanto a las expectativas de uso, el periódico aclaró que no se trata de un método con la capacidad de sustituir a los aparatos eléctricos específicamente diseñados para deshumidificar habitaciones completas. Los deshumidificadores profesionales cumplen una función esencial en viviendas donde los niveles de humedad son muy elevados o persiste la condensación, siendo indispensables ante problemas estructurales o signos evidentes de moho. En contraste, la mezcla de sal y romero se plantea como una alternativa de apoyo, útil únicamente en puntos concretos donde el aire tiende a permanecer estancado y se generan molestos olores.
El País precisó que la eficacia de este método es limitada por las propiedades físicas de la sal gruesa, la cual puede retener solamente una fracción restringida de la humedad ambiental. No se debe esperar que solucione desperfectos mayores ni que ayude a secar una estancia completa. Sin embargo, al distribuir pequeños frascos en diferentes partes del hogar y renovarlos cada pocas semanas, se obtiene un refuerzo recomendable para la estrategia global contra la humedad.
La herramienta casera que combina estos dos ingredientes ejerce entonces su principal efecto en la prevención del olor a cerrado, sobre todo en armarios expuestos a paredes frías, en cajones donde se almacena ropa o zapatos húmedos y en cuartos de baño que carecen de ventana o presentan poca ventilación, según explicó El País. De esta manera, la sal retira parte del exceso de agua del aire en esas zonas y el romero mejora la percepción sonora sin llegar a ser un ambientador intenso.
La recomendación de los expertos consultados por El País es emplear este método como complemento al deshumidificador eléctrico. El equipamiento profesional reduce la humedad general de toda la vivienda, mientras los frascos con sal y romero mantienen controlados puntos problemáticos de tamaño pequeño, evitando que el encierro genere atmósferas pesadas o poco saludables en rincones específicos.
De acuerdo con el medio citado, los mejores resultados se alcanzan cuando se ubican los frascos en varios lugares donde se detecta el olor a humedad y se reemplaza su contenido cuando la sal adquiere una textura húmeda o el aroma del romero se desvanece. Con esta estrategia, los usuarios pueden mejorar el confort ambiental en invierno sin recurrir exclusivamente a soluciones eléctricas, siempre reconociendo que la acción de la mezcla alcanza únicamente a zonas localizadas sin capacidad para intervenir en daños estructurales o situaciones graves de condensación y moho.
En conclusión, El País presenta este truco como un apoyo sencillo y accesible, destinado a reforzar la lucha cotidiana contra los efectos de la humedad durante los meses fríos, actuando principalmente en aquellos sitios donde la renovación del aire resulta insuficiente y los problemas se reflejan, sobre todo, en olores y sensación de encierro.
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