Keiko Fujimori intentará ser presidenta de Perú por cuarta vez en 2026 bajo promesas de mano dura

La principal figura de Fuerza Popular oficializó su postulación para 2026 en un escenario marcado por la desconfianza hacia los aspirantes y el desencanto de la ciudadanía, con promesas centradas en combatir la inseguridad y recuperar la estabilidad nacional

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En medio de un panorama político donde la desconfianza hacia los postulantes y el desencanto social predominan, Keiko Fujimori confirmó su intención de buscar la presidencia de Perú en las elecciones de 2026, convirtiéndose en su cuarto intento al máximo cargo del país. Según reportó Europa Press, la líder de Fuerza Popular oficializó su candidatura durante un acto público este domingo y definió como eje central de su campaña la promesa de una estrategia de mano dura contra la inseguridad y el compromiso con restaurar la estabilidad nacional.

De acuerdo con Europa Press, Fujimori enfrenta un escenario marcado por la volatilidad política. Entre 2016 y 2026, Perú habrá elegido a su noveno presidente en apenas una década, reflejo de una inestabilidad institucional sostenida y de una creciente desafección ciudadana hacia la clase política. Bajo este contexto, la dirigente propuso presentarse como alternativa para combatir la violencia y recuperar el orden público, en un país donde los sondeos señalan que cerca del 30% de los votantes considerarían votar en blanco, cifra recogida en una encuesta realizada en noviembre.

La candidatura de Fujimori se apoya en la colaboración cercana de Luis Galarreta y Miguel Torres, quienes la acompañan como fórmulas vicepresidenciales y operan como figuras reconocidas en la estructura de Fuerza Popular. El medio Europa Press detalló que Fujimori aún no ha presentado en detalle su plan de gobierno, algo que anticipó para mediados de diciembre, pero remarcó que la política de firmeza ante la criminalidad será una de las principales propuestas.

A pesar de que los precandidatos actuales, entre ellos el exalcalde limeño Rafael López Aliaga, Mario Vizcarra (hermano del expresidente Martín Vizcarra) y el comediante Carlos Álvarez, apenas alcanzan porcentajes de intención de voto por debajo del 10%, según los datos reportados, la candidatura de Fujimori se enfrenta a una ciudadanía que se muestra escéptica y poco satisfecha con la oferta electoral disponible.

Europa Press puntualizó que la figura de Keiko Fujimori continúa asociada a la controversia. Su partido, Fuerza Popular, ha desempeñado un papel clave como principal soporte parlamentario del gobierno de Dina Boluarte en el Congreso. Esta relación llegó a un punto crítico tras el último repunte de episodios de inseguridad ciudadana, cuando el Parlamento decidió no destituir a la presidenta hasta octubre, decisión impulsada por Fuerza Popular y que incidió en la percepción negativa del partido entre la población.

A pesar de sus derrotas previas en elecciones presidenciales –2011, 2016 y 2021–, donde los márgenes fueron estrechos y en dos ocasiones no reconoció los resultados, Keiko Fujimori mantuvo el control sobre el Congreso durante estos años. Así lo reseñó Europa Press, precisando que el camino electoral de la dirigente se ha visto ensombrecido por investigaciones relacionadas con la financiación de sus campañas. Ella misma estuvo recluida temporalmente por presuntos delitos de financiación ilegal, aunque el Tribunal Constitucional dejó sin efecto estas pesquisas vinculadas a supuesto lavado de dinero y organización criminal.

El contexto de los precandidatos peruanos para 2026 muestra a un electorado insatisfecho y a figuras políticas de trayectoria dispar, con antecedentes legales controversiales. Europa Press recordó que los tres rivales anteriores de Keiko Fujimori –incluido Ollanta Humala, su oponente en 2011– han terminado en prisión por delitos asociados a la financiación de campañas electorales, un elemento que suma escepticismo sobre la integridad de quienes aspiran a liderar Perú.

En este nuevo ciclo electoral, Keiko Fujimori busca distanciarse de la imagen de su partido –cuestionada por su rol en el sostenimiento del actual Ejecutivo– y reivindica un discurso que remite a las políticas de su padre, el expresidente Alberto Fujimori, centrado en la firmeza institucional y la promesa de restablecimiento del orden frente al deterioro de la seguridad pública. Aunque la mayoría de los postulantes se mantiene por debajo del 10% en las encuestas, el hartazgo ciudadano y la sensación de crisis abren un panorama electoral impredecible para los comicios cuya primera vuelta está programada para abril de 2026, según el reporte de Europa Press.