Marcelo Nagy
Budapest, 27 nov (EFE).- Los célebres guerreros de terracota llegan por primera vez a Europa Central con una gran exposición en el Museo de Bellas Artes de Budapest, donde se podrán contemplar diez soldados originales del ejército funerario y una instalación única que devuelve con luz los colores perdidos de las estatuas.
Con el nombre de "Guardianes de la eternidad", la muestra, abierta al público desde mañana, viernes, hasta mayo de 2026, "es una verdadera sensación", afirmó el director del museo, László Baán.
Esta es la primera exposición en Europa Central que recoge tantos soldados terracota y material complementario original sobre la época de la dinastía Qin, afirmó Baán al presentar la exhibición a la prensa.
Más de 150 objetos originales y 10 de los famosos guerreros terracota, que fueron prestados a Budapest por el mausoleo de Qin Shi Huang y otros museos de la provincia de Shaanxi, dan testimonio de la historia de China entre los siglos VIII y III antes de nuestra era.
Obras talladas en bronce y jade, muchas de ellas representaciones de animales, así como campanas, objetos religiosos, pero también armaduras y armas, revelan la riqueza de este legado cultural.
Qin Shi Huang fue el primer emperador de China y fue enterrado en el año 210 antes de nuestra era en un enorme complejo funerario, construido durante 33 años por más de 700.000 personas.
Cerca de su tumba, campesinos encontraron en 1974, por casualidad, una fosa llena de cabezas de guerreros tallados en terracota, que resultó ser el más importante hallazgo arqueológico de China, recordó la comisaria de la muestra, György Fajcsák.
La sinóloga agregó que "las caras de los soldados han generado un temor tremendo en los campesinos" y llamó la atención de que el sensacional descubrimiento tuvo lugar durante la época de la revolución cultural china, marcada por una pobreza extrema en muchas regiones del país.
Se trataba de unas 8.000 estatuas de terracota (arcilla cocida) que formaban un ejército destinado a "proteger" la tumba del emperador.
"Los guerreros fueron creados con detalles increíbles", afirmó Fajcsák,
Además de rostros individuales, "cada calcetín, pantalón o zapato es único", resaltó la experta.
Las estatuas, de entre 1,8 y 2 metros de altura, representan las unidades de los ejércitos chinos, desde la infantería hasta los arqueros, con sus respectivos uniformes.
El museo budapestino ha dedicado una de sus salas a una instalación, "única en el mundo", según la comisaria, en la que se proyectan los colores originales de las estatuas sobre unas copias de las mismas, pintándolas con luz.
"Hemos elaborado todos los datos posibles para reconstruir cada milímetro y modelarlos en 3 dimensiones", explicó Fajcsák.
"Se trata de un mundo muy colorido y cargado de muchos significados", añadió.
Otras dos salas ilustran el Imperio chino consolidado sobre los cimientos dejados por Qin, hasta llegar a la dinastía Han, que fue la primera "edad de oro" de China.EFE
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