Las vulnerabilidades para la estabilidad financiera se mantienen elevadas, según BCE

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Las incertidumbres persistentes en torno a los acuerdos comerciales y los efectos económicos y financieros a largo plazo de los aranceles siguen configurando el panorama de la estabilidad financiera de la zona euro, según el 'Informe de Estabilidad Financiera', publicado hoy por el Banco Central Europeo (BCE).

Si bien, desde abril, los mercados bursátiles mundiales han alcanzado nuevos máximos históricos y los diferenciales de crédito se encuentran ajustados en términos históricos, la institución considera que los mercados financieros, y en particular los de renta variable, siguen "siendo vulnerables a ajustes bruscos" debido a las valoraciones persistentemente altas y la creciente concentración del mercado de renta variable.

En este sentido, advierte de que la confianza del mercado podría cambiar bruscamente debido, por ejemplo, al deterioro de las perspectivas de crecimiento o a noticias desalentadoras sobre la adopción de la inteligencia artificial (IA), mientras que los desajustes de liquidez en fondos de inversión abiertos, los nichos de alto apalancamiento entre los fondos de cobertura y la opacidad en los mercados privados podrían intensificar la tensión en el mercado.

Además, la preocupación del mercado por la tensión en las finanzas públicas de algunas economías avanzadas podría generar tensiones en los mercados globales de bonos, afectando a la estabilidad financiera de la zona euro mediante cambios en los flujos internacionales de capital y fluctuaciones cambiarias, lo que reduciría la competitividad de la región y provocaría fluctuaciones en los costes de financiación de la zona.

Por su parte, aunque los bonos soberanos de la zona euro se están beneficiando de menores riesgos para el crecimiento económico y de la dinámica de "huida hacia la seguridad" tras la turbulencia arancelaria de abril, el BCE avisa de que los balances soberanos podrían verse presionados a medio plazo y plantear riesgos derivados de las mayores necesidades de emisión y costes de financiación.

En concreto, advierte del riesgo relacionado con la expansión fiscal asociada en parte al gasto necesario en defensa, así como con los persistentes desafíos estructurales, como la digitalización, la baja productividad, el envejecimiento de la población y el cambio climático.

Al mismo tiempo, los débiles fundamentos fiscales en algunos países de la zona euro y las repercusiones externas del riesgo fiscal podrían poner a prueba la confianza de los inversores, subraya.

En cuanto al sector privado, el BCE destaca que los balances de empresas y hogares de la eurozona han mejorado en los últimos años, pero señala que, a medida que se extiende el impacto de los aranceles, el sector empresarial sigue siendo vulnerable, mientras que, si se producen despidos, la capacidad de pago de la deuda de los hogares también se vería afectada.

De tal modo, si bien los bancos de la zona euro han demostrado resiliencia a las recientes perturbaciones gracias a una sólida rentabilidad y a sus amplios colchones de capital y liquidez, la exposición al riesgo crediticio de las empresas cuyos negocios son más sensibles a los aranceles podría seguir perjudicando el rendimiento de los préstamos bancarios, al tiempo que las crecientes interrelaciones con entidades no bancarias podrían exponer las vulnerabilidades de la financiación bancaria en condiciones de mercado estresadas.

"En el actual entorno macrofinanciero y de políticas altamente incierto, preservar y fortalecer esta resiliencia del sistema financiero es clave", defiende el BCE, para el que las autoridades macroprudenciales "deberían mantener los requisitos de colchón de capital existentes" y las medidas basadas en los prestatarios para preservar unas normas de concesión de préstamos sólidas.

Además, dada la creciente presencia en el mercado y la interconexión de las entidades no bancarias, considera necesario un conjunto integral de medidas políticas que aumenten la resiliencia del sector de intermediación financiera no bancaria, que también contribuiría a impulsar la integración de los mercados de capitales de la zona euro.