Don Juan Carlos abandona el almuerzo familiar a las cinco de la tarde

El ex jefe de Estado se marcha del Palacio de El Pardo tras un breve encuentro con los suyos, poniendo fin a una visita privada para conmemorar medio siglo de reinado junto a más de sesenta allegados y representantes de la realeza europea

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La jornada reflejó el simbolismo de una despedida, ya que don Juan Carlos se retiró del almuerzo en el Palacio de El Pardo exactamente a las cinco de la tarde, momento que algunos interpretaron como una referencia a su gusto por la tauromaquia. El evento marcó la culminación de una visita a España motivada por la conmemoración de los 50 años desde la instauración de la Monarquía, en la que más de sesenta personas, entre familiares, miembros de la realeza europea y allegados, compartieron un encuentro de carácter privado. Según consignó el medio, la presencia del rey emérito permitió un reencuentro con la Familia Real y con representantes de dinastías como la griega y la búlgara, que quisieron sumarse al homenaje en Madrid.

De acuerdo con la información publicada, el encuentro tuvo lugar en un contexto de privacidad y discreción, a diferencia de actos públicos previos. La estructura del evento favoreció los lazos familiares y el recuerdo de hitos monárquicos, a tres años de la última cita de estas características, la cual correspondió a la celebración de la mayoría de edad de la princesa de Asturias. El medio detalló que el círculo más cercano de don Juan Carlos estuvo presente, así como figuras que han manifestado públicamente su afecto, como sus sobrinas María Zurita y Simoneta Gómez-Acebo. Ambas han estado presentes en distintas ocasiones, tanto en reuniones familiares como en eventos deportivos como las regatas en Sanxenxo.

La celebración, según indicó el medio, sirvió como ocasión para reunir a diferentes ramas familiares y consolidar relaciones con representantes de casas reales europeas. El evento se realizó en un ambiente que permitió conversaciones privadas y gestos de cercanía, sin la tensión de la exposición mediática. El Palacio de El Pardo acogió el encuentro y funcionó como escenario para la despedida del ex jefe de Estado, que decidió abandonar el lugar sólo cuatro horas después de su llegada.

Tal como informó la fuente, la visita permitió que el rey emérito compartiera una jornada significativa tanto para él como para quienes le rodean. La decisión de realizar un almuerzo familiar de corte privado respondió a la intención de evitar la formalidad institucional y enfocarse en el ámbito personal y familiar. Esto contrasta con anteriores eventos en los que la presencia de don Juan Carlos obedecía a compromisos oficiales o se realizaba de manera más pública.

La lista de asistentes incluyó nombres procedentes de la realeza griega y búlgara, así como otros parientes y amigos cercanos que han mantenido contacto con don Juan Carlos durante sus estancias fuera de España. La ocasión permitió manifestaciones de afecto y reconocimiento a la figura histórica que representa, pero también a la dimensión más íntima del monarca.

Según reportó el medio, la presencia de familiares como María Zurita y Simoneta Gómez-Acebo destacó por la relación estrecha que mantienen con el rey emérito. Han manifestado en el pasado que su cercanía no se basa exclusivamente en el papel histórico de don Juan Carlos, sino en el vínculo personal y familiar que comparten.

El evento también resaltó por la ausencia de la habitual cobertura pública y la reducción de formalidades propias de actos institucionales. Según mencionó el medio, don Juan Carlos ha participado en eventos de este tipo en ocasiones contadas desde que fijó su residencia fuera de España, el más reciente hace tres años en la celebración del cumpleaños de la princesa de Asturias.

El acto cerró con la marcha del monarca emérito, distribuida en un horario que algunos relacionan con temas taurinos, lo que añadió un elemento personal a la despedida. Según detalló la fuente, la jornada sirvió para reafirmar los lazos entre los miembros de la familia y recordar medio siglo de trayectoria monárquica en una atmósfera más reservada.