La flor de Pascua es uno de los símbolos más reconocibles de la Navidad, pero también una de las plantas que más se estropea en los hogares españoles. A veces parece que todo va bien: riegos regulares, buena ubicación, luz suficiente y aun así, de un día para otro, las hojas empiezan a ponerse fofas, los tallos se ablandan y la planta pierde fuerza sin una explicación clara. ¿Qué está pasando?
Según explica el agricultor y productor Ángel Illescas, cuando una flor de Pascua empieza a decaer sin motivo aparente suele haber un culpable claro: un hongo --de raíz o de cuello-- que actúa de forma silenciosa.
CUANDO LA POINSETTIA CAE SIN AVISO: HONGO DE RAÍZ O HONGO DE CUELLO
Ambos hongos provocan los mismos síntomas visibles -hojas fofas, tallos que se ablandan y un aspecto general de decaimiento-, pero actúan en zonas distintas de la planta. Uno ataca directamente a la raíz; el otro, más frecuente según Illescas, se desarrolla en el cuello, justo en la base del tallo. Esa diferencia, imperceptible desde fuera, es decisiva: de ella depende que la poinsettia pueda recuperarse o que esté ya irremediablemente dañada.
Para ilustrarlo, el productor extrae una planta dañada para mostrarlo. Al revisar la raíz, encuentra que está blanca y sana, lo que descarta un ataque desde abajo. La verdadera causa aparece al limpiar el cuello de la planta: toda la zona que debería ser verde está marrón y descompuesta. El hongo ha destruido el tejido por el que circula la savia, lo que provoca que la planta se venga abajo pese a que la raíz siga viva. "No deja subir la savia y la planta se asfixia", resume.
EL EXCESO DE HUMEDAD, LA PUERTA DE ENTRADA
El origen de este problema es casi siempre el mismo. La poinsettia es extremadamente sensible al exceso de agua y la humedad constante favorece la aparición de hongos que atacan tanto la raíz como el cuello. A menudo, cuando la planta empieza a verse decaída, el propietario interpreta que falta riego y añade más agua, agravando el daño. Illescas insiste: "La humedad hace hongos y problemas en la flor de Pascua".
Cuando el hongo avanza por el cuello, los síntomas suelen ser rápidos: hojas fofas, tallos que se doblan y una sensación de deshidratación que, en realidad, es lo contrario. Si el tallo está muy afectado o marrón, la planta ya no puede recuperar la circulación de savia y no tiene solución.
CÓMO EVITARLO Y QUÉ HACER SI APARECE
La prevención es esencial. Illescas recomienda regar muy poco, dejar secar bien el sustrato entre riegos y evitar cualquier acumulación de humedad. Como refuerzo, sugiere añadir una pequeña cantidad de agua oxigenada al agua de riego una vez por semana o cada quince días para mantener a raya los hongos.
Si el problema se detecta a tiempo -cuando el cuello aún no está completamente dañado- puede intentarse un tratamiento antifúngico y mejorar la ventilación del sustrato. Pero cuando el tallo ya está marrón y blando, el productor es claro: esa flor de Pascua ya no puede recuperarse.
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