Estas tres frases que repites a diario sin darte cuenta hacen que los demás te tomen menos en serio, según experta

Guardar

A veces no es lo que decimos, sino cómo lo decimos. En el día a día, muchas personas restan fuerza a sus propias opiniones sin darse cuenta, simplemente por usar expresiones que transmiten inseguridad o falta de convicción. Y lo curioso es que suelen ser frases tan comunes que pasan inadvertidas incluso en reuniones, conversaciones cotidianas o entrevistas de trabajo.

La periodista y experta en comunicación Manuela Ortiz lo ha explicado en un vídeo en su canal de TikTok (@manuelaortizcomunicacion) en el que analiza qué tres expresiones restan autoridad al hablar. "Cuando pedimos perdón o justificamos lo que vamos a decir, lo que hacemos en realidad es minimizar nuestro punto de vista", advierte la experta.

Su mensaje es claro: cada palabra cuenta, y pequeñas muletillas pueden cambiar por completo la percepción que los demás tienen de nuestra seguridad. Para solucionarlo, Ortiz propone sustituir estas frases por alternativas más asertivas que mantengan la cortesía, pero sin debilitar el mensaje.

"PERDONA, PERO"

Decir "perdona, pero mi opinión es que" es una de las fórmulas más extendidas para introducir una idea. Sin embargo, según Ortiz, pedir perdón al hablar da por hecho que lo que vamos a decir puede molestar o ser inapropiado, lo que resta firmeza desde el principio.

En lugar de disculparse, recomienda entrar directamente en el tema con expresiones neutras que reflejen intención de aportar valor, como "quisiera decir algo sobre este tema" o "me gustaría compartir mi punto de vista". De esta manera, la conversación gana en naturalidad y el mensaje se percibe más sólido.

"SOLO QUERÍA DECIR"

El "solo" actúa como un minimizador del discurso. Al pronunciarlo, la persona se justifica incluso antes de hablar, lo que genera la sensación de que su opinión no es importante o que interrumpe. "Con el 'solo' introduces la duda y justificas lo que vas a contar", explica la experta, que recomienda reemplazarlo por un verbo con más peso: "propongo", "añadiría" o "considero".

Pequeños cambios de vocabulario, señala, tienen un gran impacto en cómo los demás perciben tu confianza. La seguridad se comunica tanto con las palabras como con el tono y la postura corporal.

"¿ME ENTIENDES?"

Usar esta muletilla al final de una frase transmite una búsqueda de validación externa. "Parece que necesitamos que el otro confirme que lo que decimos tiene sentido, cuando lo que en realidad deberíamos proyectar es seguridad", apunta Ortiz.

En contextos de tensión o debate, este tipo de coletillas puede incluso generar la sensación contraria: que el interlocutor no está entendiendo o que lo estás subestimando. La alternativa pasa por invitar al diálogo de forma abierta: "Me gustaría conocer tu opinión sobre este asunto" o "estoy abierta a debatir mis argumentos".

HABLAR CON SEGURIDAD TAMBIÉN SE ENTRENA

El mensaje final de Manuela Ortiz es que la autoridad no se impone, se comunica. Ganar seguridad al hablar no significa sonar rígido, sino aprender a elegir las palabras que refuerzan la confianza y transmiten claridad.

Como recuerda la experta, "la forma en que expresamos nuestras ideas influye directamente en las oportunidades que generamos". Y, a veces, basta con dejar de pedir perdón por tener una opinión para empezar a ser escuchados.