
La hoja de ruta para el desarrollo de un asistente autónomo de investigación basado en inteligencia artificial prevé la realización de pruebas en septiembre de 2026, según subrayó Jakub Pachocki, jefe científico de OpenAI, durante una transmisión en directo citada por diversos medios. Este sistema, identificado como un “investigador de IA legítimo”, apunta a estar completamente disponible para el año 2028, con capacidades orientadas a ejecutar tareas de investigación complejas, elaborar hipótesis, planificar experimentos y producir hallazgos científicos sin intervención humana. De acuerdo con el anuncio realizado por Pachocki y por el propio CEO, Sam Altman, en esta presentación, la meta es transformar áreas fundamentales como la física, la medicina o la ingeniería, acelerando así el ritmo de los descubrimientos científicos.
Según detalló OpenAI en la citada retransmisión, el desarrollo de este asistente autónomo se enmarca en una etapa en que los sistemas de aprendizaje profundo podrían estar a menos de una década de superar la inteligencia humana, alcanzando lo que denominaron “superinteligencia”. Para avanzar hacia ese objetivo, la estrategia de la compañía se fundamenta en la innovación algorítmica continua y un aumento del “test time compute”, es decir, ampliar el tiempo y los recursos computacionales empleados por estos modelos al analizar problemas antes de generar una respuesta. Esta ampliación permitirá dedicar el poder de cálculo constante, incluso el proveniente de centros de datos completos, con el fin de facilitar el abordaje de investigaciones de máxima complejidad.
Durante la intervención pública, el científico jefe de OpenAI explicó que la introducción de este sistema busca que los modelos puedan “pensar” durante más tiempo, incrementando la profundidad del análisis de cada desafío científico. Según Pachocki, estos recursos extra ayudarán a que los sistemas autónomos descubran soluciones más precisas y avanzadas, abriendo la puerta a desarrollos que hasta ahora requerían años de trabajo humano. Al mismo tiempo, tanto él como Sam Altman advirtieron sobre la importancia de mantener un firme compromiso con el desarrollo responsable de esta tecnología. Altman afirmó: “Nuestro compromiso con el desarrollo responsable de la IA sigue siendo absoluto”.
Tal como consignó OpenAI en esta actualización pública, el asistente investigador automatizado contará inicialmente con una versión en prácticas a finales de 2026, una instancia en la que se evaluarán sus competencias reales en proyectos de investigación científica. El diseño anunciado contempla la capacidad para que este sistema formule hipótesis, estructure experimentos, analice datos y obtenga descubrimientos sin requerir supervisión, abarcando un espectro de aplicaciones que involucra desde la generación de conocimiento experimental hasta la posibilidad de encontrar tratamientos médicos innovadores. Esto, según Altman, representa el paso de la IA como simple herramienta de apoyo a ser un agente plenamente activo e independiente en el avance científico.
La empresa también anunció cambios relevantes en su estructura interna. Sam Altman reveló que OpenAI se transforma en una sociedad de beneficio e interés común (PBC, por sus siglas en inglés), una modificación que refleja el propósito dual: desarrollar beneficios comerciales y, simultáneamente, servir al interés público global. Dentro de este nuevo esquema jurídico y organizativo, la Fundación OpenAI retendrá el 26 por ciento de la entidad económica con fines de lucro y dirigirá los esfuerzos de investigación a largo plazo.
Según comunicó el propio Altman en esta sesión, la organización destinará 25.000 millones de dólares (unos 21.500 millones de euros) al impulso de la inteligencia artificial con aplicaciones directas en la medicina, específicamente para avanzar en la cura de enfermedades, así como para reforzar la seguridad e investigación en torno a esta tecnología. Esta inversión de gran escala forma parte del compromiso declarado de la compañía de emplear la IA con responsabilidad y transparencia.
La reestructuración de la organización incluyó, además, la renovación del acuerdo de asociación con Microsoft, socio estratégico fundamental para OpenAI en el desarrollo de proyectos de alto impacto. El medio OpenAI destacó el potencial de este tipo de alianzas para acelerar la investigación y aumentar la capacidad tecnológica disponible, objetivo que se alinea con la meta de convertir a la empresa en líder en la creación de sistemas autónomos de investigación científica.
El investigador autónomo en desarrollo se concibe como un sistema que podría operar de manera independiente en disciplinas complejas, ejecutando experimentos, gestionando grandes volúmenes de datos y entregando resultados con rapidez superior a la humana. Este modelo permitirá a los equipos científicos delegar procesos que tradicionalmente requerían meses o incluso años, optimizando no solo los tiempos de obtención de conclusiones, sino también la generación de nuevo conocimiento. Según OpenAI, este avance será posible gracias a los modelos de aprendizaje profundo cada vez más sofisticados, capaces de asumir responsabilidades que hasta el momento dependían de la supervisión y el análisis humano.
Las estimaciones de OpenAI ubican la llegada de estas capacidades en 2028, momento en el cual el “investigador de IA legítimo” estará listo para operar en escenarios científicos reales. La expectativa, según argumentó Pachocki, es que esta tecnología permita resolver desafíos actualmente irresolubles, incluyendo problemas que requieren toda la potencia computacional de un centro de datos dedicado. Este salto tecnológico,afirmó el científico jefe, podría acelerar el ritmo del progreso en campos prioritarios para la humanidad.
Todo el desarrollo avanza en paralelo a una política de ética y transparencia, destacada reiteradamente en la comunicación pública de la compañía. Tanto la dirección como el equipo científico de OpenAI insisten en la necesidad de que el uso de inteligencia artificial en la investigación se lleve a cabo bajo estrictas normas de responsabilidad y apertura, a fin de evitar riesgos y garantizar un impacto social positivo. El avance hacia una inteligencia artificial capaz de superar la inteligencia humana, señalaron, implica obligaciones adicionales tanto en el plano de la seguridad como en el del diálogo con la comunidad internacional y los diferentes actores científicos.
La hoja de ruta presentada por OpenAI propone así la transición de los actuales asistentes basados en IA hacia sistemas completamente autónomos, con capacidad para impulsar la innovación en todos los sectores que dependen de la investigación avanzada. Si el desarrollo avanza según los plazos comunicados, la influencia de estos sistemas podría abarcar desde nuevas teorías físicas hasta tratamientos médicos personalizados, con un alcance global facilitado por las inversiones y la colaboración internacional descritas en el anuncio.
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