
El portavoz en árabe del Ejército israelí, Avichai Adraee, declaró que tras la caída de uno de sus drones en la zona de Kfar Kila, ubicada en el sur de Líbano, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaron una granada en el lugar para impedir que los miembros de la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL) se acercaran al aparato. Según informó el portavoz y reportó la agencia Europa Press, este incidente ha dado paso a versiones completamente opuestas entre Israel y la misión de la ONU, provocando una escalada de acusaciones cruzadas en la frontera.
De acuerdo con Europa Press, el Ejército israelí responsabilizó a la FINUL del derribo deliberado de su vehículo aéreo no tripulado, argumentando que el aparato cumplía tareas rutinarias de reconocimiento y recopilación de inteligencia, sin suponer amenaza alguna. En su comunicado oficial, Adraee afirmó: “La investigación preliminar revela que las fuerzas de la FINUL estacionadas en los alrededores dispararon de forma deliberada contra el dron, a pesar de que no representaba ninguna amenaza”.
El mismo portavoz negó categóricamente que el Ejército israelí disparara contra los militares de la FINUL, conocidos como ‘cascos azules’, tras el episodio. Insistió en que lo único que realizaron las FDI tras el derribo del dron fue lanzar una granada de mano al área con la finalidad de impedir el acceso inmediato de los observadores internacionales al vehículo siniestrado. A la vez, Adraee enfatizó que Israel colaborará en la investigación de los hechos mediante los canales de enlace militar establecidos con la misión de la ONU, según detalló Europa Press.
Desde la otra parte, la FINUL ofreció una versión diferente. El organismo dependiente de Naciones Unidas anunció mediante un comunicado que, tras el derribo del primer dron israelí por mostrar un comportamiento catalogado como “agresivo” cerca de Kfar Kila, un segundo dron de las FDI se aproximó a una patrulla de la misión y lanzó una granada. Posteriormente, la FINUL declaró que “momentos después, un carro de combate israelí ha disparado hacia los ‘cascos azules’”. Según el mismo texto, ninguno de los miembros de la misión internacional resultó herido ni hubo daños materiales como consecuencia de estas acciones.
La misión de la ONU subrayó su preocupación por las operaciones israelíes. Europa Press consignó que la FINUL destacó que “estas acciones de las FDI son contrarias a la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad y a la soberanía de Líbano”, además de considerar que las maniobras israelíes demuestran “desprecio por la seguridad de los ‘cascos azules’ que realizan labores bajo mandato del Consejo de Seguridad en el sur de Líbano”.
El medio Europa Press reportó además que, pese al alto el fuego establecido en noviembre de 2024 luego de meses de enfrentamientos que siguieron a los ataques del 7 de octubre de 2023, Israel ha continuado realizando ataques aéreos en territorio libanés. El gobierno israelí defiende estas operaciones bajo el argumento de que se dirigen a objetivos del partido-milicia Hezbolá, considerado una amenaza por el país hebreo. Asegura además que tales incursiones no constituyen una violación del alto el fuego, algo rechazado tanto por las autoridades libanesas como por la organización chií, y condenado por Naciones Unidas.
Según las cifras de Europa Press, en el sur de Líbano actualmente operan aproximadamente 11.000 militares bajo el mando de la FINUL, de los cuales unos 700 proceden de España. Estos efectivos despliegan funciones de vigilancia y supervisión del cumplimiento de la Resolución 1701, que obliga a Israel y Hezbolá a retirar sus fuerzas armadas del área fronteriza y establece un dispositivo de seguridad internacional en la zona.
La situación de la frontera se mantuvo tensa tras la firma del alto el fuego de noviembre, en parte por la decisión de Israel de mantener al menos cinco puestos militares dentro del territorio libanés, hecho señalado como ilegal tanto por las autoridades de Líbano como por Hezbolá. Ambas partes han reclamado repetidas veces el retiro completo de las FDI del sur libanés, argumentando que su presencia allí constituye una violación a la soberanía nacional y a los acuerdos internacionales vigentes.
Europa Press detalló que la cronología del incidente comenzó con la incursión del dron israelí en la zona de Kfar Kila. Según la FINUL, la maniobra del vehículo aéreo resultó intimidante para las patrullas de la misión, lo que motivó su destrucción. Instantes después, se sucedieron las dos agresiones denunciadas por los ‘cascos azules’: el lanzamiento de una granada desde un segundo dron y el disparo de un carro de combate en dirección a la patrulla, aunque sin causar bajas ni heridos dentro del contingente internacional.
Por su parte, el Ejército israelí rechazó haber abierto fuego directamente contra las fuerzas de Naciones Unidas, y reiteró la versión de que solo usó una granada para evitar que los ‘cascos azules’ recogieran los restos del dron derribado. Israel indicó que el incidente aún se encuentra bajo investigación y que todas las acciones de las FDI se ajustaron a la normativa vigente, según comentó Adraee y recogió Europa Press.
Tanto para la FINUL como para las autoridades libanesas, estos hechos ilustran el ambiente de inestabilidad que persiste a lo largo de la frontera sur, en donde el cumplimiento de las resoluciones del Consejo de Seguridad continúa siendo motivo de disputa entre las partes involucradas, de acuerdo a lo publicado por Europa Press.
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