El diseño de interiores vive un regreso a lo natural. Tras años dominados por acabados industriales y tonos fríos, los materiales cálidos y sostenibles están ganando terreno. En ese contexto, un revestimiento ancestral de origen mexicano empieza a llamar la atención de arquitectos y decoradores: el Chukum, una mezcla tradicional que combina historia, estética y durabilidad.
Originario de la península de Yucatán, el Chukum fue utilizado por la civilización maya como revestimiento impermeable para templos y construcciones. Su fórmula, recuperada y perfeccionada por empresas contemporáneas, se elabora a partir de la resina del árbol chukum (Metopium brownei), mezclada con cal y otros componentes naturales. El resultado es un acabado continuo, sin juntas, con una textura suave y un brillo natural que recuerda al microcemento, pero con una apariencia más orgánica y artesanal.
UN MATERIAL QUE VOLVIÓ PARA QUEDARSE
El interés por este estuco natural ha crecido en los últimos años, especialmente en proyectos de arquitectura sostenible y hoteles boutique de México y el Caribe, que lo utilizan en muros, techos, piscinas e incluso suelos interiores. Empresas de construcción especializadas en este material como Cemix Saint-Gobain explican que su principal valor está en la adherencia y resistencia del material, capaz de soportar altas temperaturas y humedad sin agrietarse ni perder color.
Entre sus ventajas destacan la durabilidad, el bajo mantenimiento y una estética versátil: puede tener un acabado brillante o mate, según la forma en que se pula la superficie, y adaptarse tanto a espacios rústicos como contemporáneos. Además, su composición natural lo convierte en una opción sostenible y libre de compuestos químicos dañinos, en línea con las nuevas tendencias de construcción ecológica.
DE LOS TEMPLOS MAYAS A LOS INTERIORES MODERNOS
Aunque su uso más extendido sigue siendo el revestimiento de paredes, el Chukum también se aplica en pisos y techos, aportando continuidad visual y una sensación de calma. En baños o spas resulta especialmente útil, ya que su resistencia a la humedad y su acabado impermeable evitan la aparición de moho. En exteriores, se valora por su capacidad para reflejar la luz y resistir las inclemencias del clima tropical.
Los interioristas destacan además su valor decorativo: el tono natural del Chukum -entre el beige y el rosado, dependiendo de la mezcla- aporta calidez y una identidad propia difícil de replicar con materiales sintéticos.
UNA ALTERNATIVA NATURAL AL MICROCEMENTO
Su estética continua y su aplicación manual lo emparentan con el microcemento, aunque con diferencias notables. El Chukum es más transpirable, no requiere barnices selladores y ofrece un acabado ligeramente irregular que resalta su carácter natural. Eso sí, su uso en suelos requiere una aplicación cuidadosa y profesional, ya que se trata de un revestimiento fino que necesita una base bien nivelada y preparada.
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