Siria celebra unas parlamentarias indirectas que suponen la primera votación tras la caída de Al Assad

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Siria celebrará este domingo sus primeras elecciones tras la caída en diciembre de 2024 del régimen de Bashar al Assad a causa de una ofensiva relámpago de yihadistas y rebeldes encabezada por Hayat Tahrir al Sham (HTS), un proceso que no contará con un voto directo, ya que dos tercios de los elegidos para nuevo Parlamento serán nombrados por comités electorales instaurados por circunscripciones, mientras que el tercio restante será designado a dedo por el presidente de transición, Ahmed al Shara.

Los comicios, que serán celebrados en medio de los esfuerzos de las autoridades de transición lideradas por Al Shara --exlíder de HTS conocido previamente por su nombre de guerra, 'Abú Mohamed al Golani'-- por lograr apoyos internacionales, no serán por tanto un proceso puramente democrático debido al peso del mandatario en el procedimiento de elección y al hecho de que no esté clara la independencia con la que puedan contar los citados comités.

La votación, considerada como un símbolo del proceso abierto tras la expulsión del poder de Al Assad, derivará así en la formación de una nueva Asamblea Nacional integrada por 210 escaños a partir de los censos heredados del régimen anterior, que ya fueron criticados en el pasado por sus posibles inexactitudes y los problemas derivados de la enorme cifra de refugiados y desplazados a causa de más de diez años de guerra civil.

Ante estos problemas, las autoridades de transición han prometido salvaguardar una amplia representación, permitiendo además la entrada de observadores internacionales, si bien han dejado claro que aquellos candidatos considerados como seguidores de Al Assad o de "organizaciones terroristas" serán apartados de las listas, un criterio difuso que ha hecho temer igualmente que sea usado para impulsar a personas cercanas al nuevo Ejecutivo.

El Comité Supremo de Elecciones --creado igualmente por el Gobierno de transición-- ha anunciado recientemente que la votación tendrá finalmente lugar en las provincias de Raqqa y Hasaka, parcialmente controladas por la Administración Autónoma Democrática del Norte y Este de Siria (AANES), tras excluirlas previamente por motivos de seguridad.

De esta forma, hay cerca de 6.000 colegios electorales en 50 distritos --una vez excluidos los de las zonas de Sueida y las áreas de la AANES en los que no saldrá adelante--, elegidos por comités locales designados a partir de un abanico de candidatos, todos los cuales se presentan como independientes tras la disolución de los partidos después del derrocamiento de Al Assad y sin que hasta ahora se haya abierto un proceso para el registro de nuevas formaciones.

DUDAS SOBRE LA REPRESENTACIÓN DE MUJERES Y MINORÍAS

El organismo ha fijado además una cuota del 20 por ciento para la representación femenina en los comités, sin que esté claro si esto se trasladará a la composición del Parlamento, entre las suspicacias sobre el nivel de representación de mujeres y minorías, lo que puede poner sobre los hombros de Al Shara la posibilidad de usar su capacidad de nombramiento de un tercio de los escaños para intentar equilibrar la situación de cara a impulsar una estabilidad política.

Damasco ha defendido el modelo puesto en marcha para erigir el nuevo organismo legislativo tras más de 50 años bajo la férula de la familia Al Assad --primero entre 1971 y 2000, en la Presidencia de Hafez al Assad, y luego entre 2000 y 2024 con su hijo al frente del país--, un periodo en el que los comicios estuvieron marcados por las irregularidades y el peso del Partido Baaz, que dominó la política siria durante dicho periodo, con una Asamblea Nacional realmente bajo los designios del presidente.

En este sentido, las elecciones han sido convocadas después de que la anterior Asamblea Popular fuera disuelta y la creación de un legislativo interino a partir de una Carta de Transición con el objetivo de aprobar nuevas leyes o derogar las anteriores, en un intento de estabilizar la situación política, incluida la aprobación en marzo de una nueva Constitución interina conocida como Declaración Constitucional.

Durante los últimos diez meses, las autoridades interinas han realizado esfuerzos públicos para intentar rebajar las dudas sobre su voluntad democrática --especialmente dado el paso yihadista de numerosos altos cargos--, principalmente en lo relativo al trato a mujeres y minorías religiosas y étnicas del país, sumido en una grave crisis humanitaria a causa de la guerra y el impacto de las sanciones internacionales contra Damasco.

Uno de los principales focos ha estado en tender puentes con la comunidad internacional de cara a lograr un reconocimiento formal y la retirada de las citadas sanciones, un paso clave para lanzar un proceso de reconstrucción y firmar acuerdos comerciales para reactivar la economía siria, un proceso en el que el Gobierno ha tenido un éxito relativo, si bien las tensiones internas siguen siendo palpables y la violencia sigue siendo recurrente en el día a día.

El propio Al Shara aprovechó su reciente discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas para pedir la retirada de todas las sanciones y reivindicar que el derrocamiento de Al Assad supone "una oportunidad histórica para la paz, la estabilidad y la prosperidad para el país y la región en su conjunto", al tiempo que prometió una vez más investigar los abusos y violaciones de los Derechos Humanos en territorio sirio.

REPUNTE DE LA VIOLENCIA

De hecho, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos ha cifrado esta semana en más de 3.900 los civiles asesinados en el país desde la caída de Al Assad y ha apuntado a "un peligroso aumento de las masacres y los asesinatos étnicos y sectarios en numerosas provincias" desde el 8 de diciembre de 2024, fecha de la toma de Damasco por yihadistas y rebeldes tras la huida del presidente con destino a Rusia.

La inseguridad y la violencia, principalmente en zonas de mayoría drusa, así como el avance de tropas de Israel más allá de las zonas previamente ocupadas en los Altos del Golán, han sido algunos de los principales desafíos para Al Shara, quien ha intentado sin éxito resolver las tensiones con las autoridades kurdas, sin que el principio de acuerdo firmado entre las partes haya sido puesto en marcha hasta la fecha.

De hecho, las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), vinculadas a la AANES, han denunciado en numerosas ocasiones que grupos rebeldes respaldados por Turquía y alineados con Damasco han lanzado ataques contra las zonas bajo su control y han pedido materializar un acuerdo de paz que permita poner fin a los combates y poner la democratización y la estabilización del país al frente de la agenda política en Siria.

Al Shara, un antiguo combatiente yihadista con lazos con Estado Islámico y Al Qaeda sumido ahora en conversaciones con Israel para un acuerdo de seguridad, hará frente además a las dudas derivadas de las amplias competencias con las que cuenta bajo la Declaración Constitucional, con el riesgo de un Parlamento vaciado de contenido.

El nuevo legislativo --que tendrá un mandato de 30 meses, periodo en el que se espera que se organicen unas elecciones con votación popular real-- podría de hecho hacer frente a problemas para derribar los decretos de Al Shara, ya que para ello necesita una mayoría de dos tercios, en medio de las dudas sobre el peso creciente del mandatario en los asuntos políticos del país.

Por todo ello, la puesta en marcha del nuevo Parlamento es vista como algo más que un hito político, dado que supone también una prueba sobre la voluntad de las nuevas autoridades sobre un impulso real del pluralismo y la activación de reformas que materialicen, aunque sea en parte, las aspiraciones de la población, expresadas en el levantamiento popular de 2011 al hilo de la 'Primavera Árabe'.