Abren los colegios electorales en Moldavia bajo la sombra de injerencia rusa en la votación

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Los colegios electorales de Moldavia han abierto sus puertas a las 07.00 horas (hora local) para que los ciudadanos puedan acudir a votar en unas elecciones en las que los moldavos deberán elegir entre una senda más europeísta o el camino marcado por la unión de fuerzas prorrusas.

En total existen casi 2.000 centros de votación en el territorio nacional y alrededor de 300 en el extranjero. Estas elecciones serán la primeras 42.000 nuevos jóvenes que tendrán la posibilidad de ejercer su derecho a votar, según informa la agencia de noticias Mold Press.

Los ciudadanos moldavos deberán elegir a 101 miembros del Parlamento, una cámara que actualmente lidera el partido proeuropeo de la presidenta Maia Sandu, que tendrá que defender su mayoría frente al Bloque Electoral Patriótico (BEP), considerado prorruso.

La supervisión correrá a cargo de 3.423 observadores, de los que casi 2.500 pertenecen a ocho asociaciones públicas del país y el resto son internacionales procedentes de diferentes instituciones y países como el Parlamento Europeo, la OSCE o el Parlamento de Ucrania.

En total se han impreso unas 2.772.255 papeletas, de las cuales 2.117.039 han sido elaboradas en idioma rumano, 649.573 en ruso, 3.400 en gagauzo, 1.827 en búlgaro y 416 en romaní. Moldavia cuenta con una población de 2,4 millones de personas.

Se trata de unas elecciones cruciales para el devenir a medio plazo de esta pequeña nación con aspiraciones europeístas, ubicada en un contexto regional bajo la guerra de Ucrania y los intentos sin precedentes de injerencia de Moscú, aunque no exclusivos de estos últimos años.

Las autoridades moldavas denuncian desde hace tiempo que Moscú intenta influir en estas elecciones financiando la compra de votos y campañas de desinformación en redes sociales, pero también con disturbios y ciberataques.

El opositor BEP, formado por tres fuerzas prorrusas, después de que una cuarta fuera expulsada por compra de votos, denuncia una persecución del Partido de Acción y Solidaridad (PAS) de Sandu ante el temor del revés electoral que vislumbran la mayoría de sondeos, a pesar de previsiblemente mantener una mayoría parlamentaria, aunque menos holgada que en la pasada cita electoral.