
La Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas) ha advertido de que la balanza comercial española con Estados Unidos y China "se ha deteriorado fuertemente", particularmente desde el inicio de la guerra comercial y como consecuencia de las carencias del modelo exportador español.
En el último número de Cuadernos de Información Económica, publicación editada por Funcas, el director de coyuntura y análisis internacional de la Fundación, Raymond Torres, analiza el doble rostro del sector exterior español en un mundo "que ya no responde a la lógica del multilateralismo, sino a la de bloques geopolíticos".
El experto explica en su informe que, por un lado, España ha logrado mejorar su posición en el mercado único, pero ese éxito se limita al ámbito europeo. "A la inversa de los buenos resultados cosechados en la UE, nuestro sector exportador registra un déficit creciente con el resto de los países, que se ha acrecentado con la guerra comercial", se indica en el estudio.
Según Torres, el creciente desequilibrio de los intercambios con al área no-UE procede del segmento de bienes, cuyas exportaciones tienden a crecer menos que las importaciones, generando un saldo negativo que se ha duplicado en los últimos cinco años hasta superar el 5% del PIB en el primer trimestre del presente ejercicio. Por su parte, los servicios arrojan un superávit relativamente constante en el tiempo, cercano al 2% del PIB, que no compensa el deterioro de la balanza de bienes.
En concreto, el informe señala que, dentro del área no-UE, destaca el abultado y creciente déficit con China. Según el autor del estudio, parece haberse producido una intensificación de la entrada de productos procedentes del gigante asiático, coincidiendo con el recrudecimiento de la guerra comercial.
En cuanto a Estados Unidos, el saldo total de bienes y servicios ha pasado de equilibrio, a una posición deficitaria en el primer trimestre de 2025, algo que refleja los primeros efectos de los aranceles.
"En todo caso, la aceleración de los envíos en anticipación del endurecimiento tarifario no parece haberse producido en el caso de España a nivel agregado", explica Torres.
El peor comportamiento del comercio con el área no-UE se refleja también en la composición de los intercambios, particularmente con China. Entre los sectores más pujantes en las exportaciones españolas al país asiático, que se elevan a cerca de 7.500 millones de euros, se encuentran los productos cárnicos, los minerales, los productos del cobre, así como los productos farmacéuticos y alguna maquinaria.
En sentido inverso, España compra a China productos electrónicos, maquinaria, vehículos, productos químicos orgánicos, así como prendas de vestir. "Y el total de importaciones asciende a 45.000 millones, es decir, seis veces más de lo que exportamos", se advierte.
En cuanto a Estados Unidos, España vende grasas animales y minerales, pero también maquinaria eléctrica, otros aparatos y productos farmacéuticos (entre los cinco sectores con más peso en las exportaciones), mientras que compra carburante, aeronaves, aparatos ópticos, maquinaria y productos farmacéuticos.
"Eso sí, las diferencias de especialización se perciben con más nitidez en los servicios: el sector digital norteamericano ocupa un lugar destacado en nuestras importaciones, mientras nuestras exportaciones de servicios son menos intensivas en tecnología", explica el experto.
Con todo, Torres concluye que el superávit español en la UE no puede ocultar la "vulnerabilidad" fuera de Europa. Para sostener el crecimiento, el experto considera que España necesita revitalizar el mercado único, impulsar inversiones que fortalezcan su capacidad tecnológica y reforzar su atractivo para la inversión extranjera, en declive en los últimos años.
GUERRA ARANCELARIA: "MÁS RUIDOSA QUE REAL"
En otro informe, el experto Daniel Gros examina los efectos iniciales de la política arancelaria de Donald Trump sobre la Unión Europea. Aunque los anuncios de tarifas recíprocas parecían presagiar un choque comercial, en la práctica el impacto "ha sido limitado", según concluye el estudio.
Los aranceles efectivos aplicados a las exportaciones europeas se sitúan entre el 6% y el 8%, bastante por debajo de los que soporta China, cercanas al 40%.
Gros subraya, además, que una parte sustantiva de las importaciones está exenta de derechos (materias primas, bienes sin sustituto local), lo que explica la brecha entre tipos "anunciados" y tipo medio recaudado en cada momento.
En conjunto, los datos muestran que la llamada "guerra arancelaria" ha sido más ruidosa que real, con efectos concentrados en China y un margen de maniobra amplio para la UE.
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