
Un nuevo trabajo realizado por un grupo de investigación del Instituto de Evaluación Tecnológica y Análisis de Sistemas (ITAS) del Instituto Tecnológico de Karlsruhe (KIT), Alemania, da voz a periodistas de tres países --Alemania, Italia y Lituania--, cada uno representando un ecosistema mediático diferente, sobre el papel de la prensa en el nivel de confianza que la gente tiene en la ciencia.
Según este artículo, publicado en 'Journal of Science Communication (JCOM)', se ha escuchado mucho que la confianza en la ciencia se está derrumbando. No sorprende, entonces, que en los últimos años se hayan realizado grandes esfuerzos para estudiar el fenómeno y su dinámica en la población general. Sin embargo, se ha prestado mucha menos atención a los profesionales de la información --los periodistas--, quienes desempeñan un papel crucial como puente entre el mundo de la investigación científica y el público.
La imagen que emerge de este documento es mucho más fragmentada y matizada --y, sobre todo, fuertemente dependiente del contexto-- de lo que sugiere la narrativa común. Los periodistas se describieron como personas en constante negociación con sus audiencias, autodenominándose "intermediarios del conocimiento". También enfatizaron que, en el periodismo científico actual, la verificación de datos y la precisión deben ir de la mano con las dimensiones políticas, sociales y emocionales, así como con las expectativas de la audiencia, y destacaron la necesidad de nuevos formatos mediáticos cocreativos.
Nora Weinberger es investigadora del ITAS y una de las autoras del estudio y contribuyó al análisis de los datos de los grupos focales (todos preanalizados localmente). De esta manera, explica que los periodistas que participaron en el estudio consideraban que "la confianza en la ciencia no se está derrumbando".
"Fue una sorpresa para mí, ya que en los medios de comunicación y en los debates entre investigadores se percibe la idea de un colapso, mientras que los participantes en nuestro estudio ven la confianza como algo que se negocia constantemente", destaca.
Dana Mahr, también investigadora del ITAS y primera autora del estudio, habla de cómo "la confianza pública en la ciencia no está disminuyendo de forma uniforme". "Es fragmentada, dinámica y muy dependiente del contexto social, político y mediático, así como de las expectativas individuales", confirma.
El estudio de grupo focal involucró a 87 participantes, en su mayoría periodistas (incluyendo también a varios comunicadores científicos e institucionales y algunos científicos), en tres países muy diferentes.
Alemania muestra un panorama relativamente sólido para el periodismo científico, con secciones dedicadas en emisoras públicas y grandes medios, una sólida red profesional y buenas prácticas de verificación de datos. Italia está más fragmentada, con menos secciones de ciencia pura, muchos 'freelancers' y, a menudo, mal pagados.
Como lo describió un participante italiano: "El periodismo científico en Italia se trata como un lujo. Cuando hay una crisis, de repente importa. De lo contrario, se ignora". Lituania, moldeada por su pasado poscomunista, tiene un mercado muy pequeño con pocos especialistas a tiempo completo; la ciencia a menudo es cubierta por generalistas o en colaboración con universidades y centros de investigación.
Los periodistas destacaron la creciente polarización ideológica del público: algunos siguen confiando en las instituciones científicas, mientras que otros evalúan la información desde una perspectiva emocional y política. Como lo expresó un participante alemán: "La gente ya no evalúa los hechos científicos de forma independiente. Confían o rechazan la ciencia en función de si se alinea con su identidad política".
También criticaron una forma reactiva de periodismo que opera con un horizonte temporal muy corto y a menudo depende de las contingencias y el estado de ánimo del público. En la práctica, los temas se cubren principalmente en emergencias (pensemos en la pandemia), mientras que los reportajes a fondo y a largo plazo son poco frecuentes. Esta dinámica, al reducir la familiaridad del público con los temas científicos, termina desencadenando un círculo vicioso que socava aún más la confianza en la investigación científica.
Otro punto clave es que la dinámica del mundo digital se extiende al mundo real, moldeando lo que aparece en la versión impresa. "El mismo artículo se publica en formato impreso y en línea, y si no recibe clics en línea, el tema no vuelve a surgir en las discusiones editoriales sobre la versión impresa", explica Mahr.
Dado que el periodismo depende tanto del contexto y de factores de mercado, los participantes enfatizaron la necesidad de infraestructuras más amplias que respalden su trabajo: "Que los periodistas puedan fomentar la confianza depende menos de la cobertura individual y más de las condiciones sistémicas", detalla Weinberger.
La experta indica que "ahora existe una verdadera necesidad de infraestructuras mediáticas y apoyo institucional". "La confianza y la cultura política son cuestiones de estructuras sociales, no solo de habilidades periodísticas o buenas historias. Para mí, eso fue realmente sorprendente, en cierto modo", recalca.
Las estructuras previstas incluyen elementos que ayudan a mitigar la presión del mercado: financiación más estable (por ejemplo, medios de comunicación de servicio público), secciones científicas especializadas, fondos de investigación, unidades de verificación de datos, redes de colaboración y formación continua. En Alemania, por ejemplo, estos apoyos están más consolidados que en otros lugares, lo que reduce la presión de clics y permite una cobertura a largo plazo y bien contextualizada.
ROL ACTIVO DE MEDIACIÓN Y DIÁLOGO CON EL PÚBLICO
A Weinberger le pareció "realmente interesante" ver "su rol como intermediarios de confianza, no solo traduciendo investigaciones complejas, sino también generando confianza". "Esa no es su descripción formal del trabajo, y desde mi punto de vista, esto representa un cambio en su rol", afirma.
Esto se observa en los tres países estudiados, a pesar de las claras diferencias en el panorama mediático. Los periodistas no consideran que su trabajo se limite a transmitir información científica de forma clara, justa y precisa. También asumen un rol activo de mediación y diálogo con el público, en algunos casos llevando la profesión al borde del activismo. Se sienten literalmente encargados de generar confianza pública en la ciencia.
Por esta razón, creen que los formatos informativos deberían incorporar más cocreación. Los periodistas son conscientes del contrato social que vinculamos con el rol periodístico, por lo que quieren fortalecerlo aún más, con mayor transparencia, humildad y diálogo con el público. En esencia, su idea es permitir una mayor coproducción.
Las estrategias mencionadas incluyen la producción de formatos interactivos como podcasts y sesiones de preguntas y respuestas, y la construcción de relaciones dentro de las comunidades digitales en lugar de depender de mensajes unidireccionales, adaptando el contenido a las plataformas sin comprometer la precisión científica. Estos enfoques no son panaceas, sino experimentos necesarios que marcan un cambio de la simple difusión al diálogo y de la autoridad a la cocreación, reconociendo que la confianza debe construirse encontrando a las audiencias donde ya están.
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