Descubren el primer depósito de ámbar del Mesozoico con insectos preservados en Sudamérica

Un grupo internacional de investigadores halló en Ecuador restos fosilizados de insectos y fragmentos de telaraña conservados en resina, lo que permitirá reconstruir la diversidad biológica y los ambientes húmedos de hace más de 100 millones de años

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La región amazónica de la provincia de Napo, en Ecuador, alberga el mayor depósito de ámbar mesozoico conocido en Sudamérica y uno de los más ricos en bioinclusiones del antiguo continente Gondwana. Según un comunicado de la Universitat de Barcelona difundido este jueves, el hallazgo se sitúa en la cantera Genoveva, cerca de la localidad de Tena, y su datación lo remonta al periodo Albiense del Cretácico inferior, hace aproximadamente 112 millones de años. Este yacimiento ha permitido identificar una diversidad notable de insectos y restos de telaraña fosilizados en resina, lo que ofrece una ventana inédita a la biodiversidad de los ecosistemas húmedos tropicaes del Mesozoico en la región.

De acuerdo con el comunicado, el equipo internacional de investigadores que llevó adelante el estudio cuenta con especialistas de la Universitat de Barcelona (UB), el Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC), el Instituto Smithsoniano de Investigaciones Tropicales de Panamá, la Universidad de Rosario de Colombia, la Escuela Politécnica Nacional de Quito y el Museo Senckenberg de Historia Natural de Frankfurt. Los resultados del trabajo fueron publicados en la revista "Communications Earth & Environment", donde se destaca que este depósito de ámbar es el primero de su tipo en Sudamérica que conserva insectos y fragmentos de telaraña del Mesozoico.

La investigación dirigida por Xavier Delclòs, catedrático del Institut de Recerca de la Biodiversitat de la UB, logró recuperar 60 muestras de ámbar. Delclòs afirmó que este yacimiento no solo es el más extenso encontrado en Sudamérica para este periodo, sino también uno de los más abundantes en bioinclusiones de todo Gondwana. Entre el material analizado, los investigadores identificaron 21 bioinclusiones correspondientes a cinco tipos diferentes de insectos como moscas (dípteros), escarabajos (coleópteros), hormigas y avispas (himenópteros), junto con un fragmento de telaraña. Estos hallazgos sugieren la presencia de una comunidad animal diversa al interior de un denso bosque tropical húmedo.

Según reportó la Universitat de Barcelona, los estudios del ámbar revelaron que la resina fue producida probablemente por coníferas pertenecientes al grupo de las araucariáceas. El entorno en el que se formó este depósito corresponde a una zona fluvial-lacustre, rodeada de una densa vegetación. Aunque dentro del ámbar no se han hallado restos vegetales, el análisis de las rocas circundantes permitió identificar fósiles de plantas, incluidas esporas, polen y hojas, lo que corrobora la presencia de un ecosistema altamente diverso y húmedo durante el Cretácico inferior.

El medio universitario detalló que este escenario contrasta marcadamente con yacimientos de la misma época en el resto de Sudamérica, como la formación Crato situada en el margen oriental del continente, donde las condiciones paleoambientales eran más bien áridas. El contraste entre ambos yacimientos subraya la importancia de los hallazgos en Napo para la comprensión de los entornos ecológicos del antiguo supercontinente Gondwana.

Los responsables del estudio señalan que estos resultados abren nuevas oportunidades de investigación sobre la diversidad biológica y las características ambientales de las zonas tropicales del hemisferio austral durante el Mesozoico. Las bioinclusiones identificadas en el ámbar ecuatoriano permiten una reconstrucción más precisa de los organismos que habitaban estos bosques y de las redes ecológicas presentes en ese periodo, según consignó la Universitat de Barcelona en su comunicado de prensa.

El trabajo de campo y análisis de laboratorio llevado a cabo por el consorcio internacional representa un avance significativo en la paleontología regional y global, al proporcionar datos directos sobre ecosistemas que estuvieron dominados por helechos, cicadales y plantas angiospermas. Los hallazgos también subrayan la relevancia de los bosques tropicales húmedos en la historia evolutiva de la biodiversidad sudamericana, reportó la UB.

Por último, según especificó la nota institucional, la investigación multidisciplinar que permitió descubrir y caracterizar este depósito involucra tanto a instituciones académicas como a equipos museísticos de Alemania, España, Ecuador, Panamá y Colombia, poniendo de manifiesto la colaboración internacional en el estudio de los ecosistemas cretácicos y la riqueza paleontológica de Sudamérica.