El TPI declara culpables de crímenes de guerra a dos destacados líderes 'antibalaka' en RCA

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El Tribunal Penal Internacional (TPI) ha declarado culpables a Alfred Yekatom y Patrice Edouard Ngaissona, dos destacados líderes de las milicias 'antibalaka' en República Centroafricana (RCA), por cometer crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad durante el momento álgido del conflicto en el país africano.

"Con base al análisis de las pruebas presentadas y debatidas en el juicio, y tal como se establece en la sentencia, la Sala ha condenado a Alfred Yecatom por un total de 20 delitos, que incluyen tanto crímenes de lesa humanidad como crímenes de guerra. La sala también condena a Patrice Edouard Ngaissona por un total de 28 delitos, que incluyen tanto crímenes de lesa humanidad como crímenes de guerra", ha explicado el juez que preside el caso, Bertram Schmitt.

La sala de primera instancia del TPI ha condenado a 15 y 12 años de prisión a Yekatom y Ngaissona, respectivamente, por llevar a cabo crímenes en el marco de los combates contra las milicias del antiguo Séléka, mayoritariamente musulmanas, entre 2013 y 2014.

Yekatom, excabo mayor de las Fuerzas Armadas centroafricanas, fue acusado en 2019 de cometer crímenes contra la humanidad --incluyendo asesinato, deportación o traslado forzoso de la población, tortura, encarcelamiento, persecución y otros actos inhumanos-- en distintos lugares del país africano en el marco del conflicto armado entre diciembre de 2013 y agosto de 2014.

El hombre, que se entregó a la corte en noviembre de 2018 tras emitirse una orden de arresto en su contra, comandaba un grupo de 3.000 miembros que operaba dentro de las milicias 'antibalaka' y sería responsable de numerosos crímenes de guerra, entre los que se encuentran el asesinato, tortura y tratos crueles, mutilaciones, ataques intencionales contra la población civil o contra edificios religiosos, así como alistamiento de menores de edad.

Por su parte, Ngaissona era coordinador general nacional de los 'antibalaka' y fue acusado de cometer crímenes en localidades como Bangui, Bossangoa, la prefectura de Lobaye, Yaloké, Gaga, Bossemptélé, Boda, Carnot y Berberati, entre diciembre de 2013 y diciembre de 2014.

Entre los crímenes que cometió Ngaissona se encuentran exterminio, deportación o traslado forzoso de la población, encarcelamiento, tortura, violación o intento de violación, persecución y otros actos inhumanos. Asimismo, fue acusado de cometer tratos crueles, mutilaciones, atentados contra la dignidad personal, reclutamiento de menores o ataques intencionales contra civiles o instalaciones religiosas.

Al igual que Yekatom, Ngaissona --quien era miembro del consejo ejecutivo de la Federación de Fútbol Africana (CAF) en el momento de su detención y tenía pasaporte diplomático-- se entregó a la corte en noviembre de 2018 tras una orden de arresto emitida por el TPI.

Más tarde, el director para África Central de la ONG Human Rights Watch (HRW), Lewis Mudge, ha indicado en un comunicado que el fallo del TPI proporciona "justicia a las víctimas de abusos 'antibalaka'" y es "un paso importante".

"Sin embargo, este veredicto también pone de relieve que es necesario hacer más y que tanto el TPI como los tribunales de la República Centroafricana deben abordar la persistente brecha de rendición de cuentas por los graves crímenes cometidos en el país", ha subrayado.

Además, ha instado a los países miembros del TPI y sus socios a "redoblar" su apoyo al organismo "para garantizar que estas instituciones cuenten con el respaldo político y los recursos necesarios para llevar a cabo sus importantes mandatos".

Yekatom y Ngaissona son los primeros líderes 'antibalaka' condenados por el TPI. La Fiscalía del TPI retiró en octubre de 2023 los cargos contra otro comandante del movimiento acusado de crímenes de guerra y contra la humanidad en el país por falta de pruebas.

El juicio contra uno de los líderes de la milicia musulmana Seleka, Mahamat Said Abdel Kani, sigue en curso. En enero de 2019 el TPI emitió una orden de arresto contra otro dirigente, Noureddine Adam, algo que no se hizo público hasta julio de 2022.

El conflicto, puesto bajo la lupa del TPI, estalló después de que la milicia Séléka, de mayoría musulmana, se hiciese con el poder en marzo de 2013 en República Centroafricana tras un levantamiento contra el entonces presidente François Bozizé. En respuesta, se formaron milicias cristianas que respondieron con violencia, lo que provocó además un desplazamiento de población musulmana desde zonas del sur del país.