Alimentar a animales salvajes puede tener consecuencias peligrosas

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Un estudio dirigido por un científico de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) ofrece nuevas advertencias sobre los peligros de las interacciones humanas con la vida silvestre.

La profesora adjunta Shermin de Silva, de la Facultad de Ciencias Biológicas, estudia los elefantes asiáticos en peligro de extinción y ha informado sobre la reducción de sus hábitats, una crisis que ha provocado conflictos territoriales entre personas y elefantes.

Junto con los coautores de su estudio, de Silva presenta nueva evidencia en la revista 'Ecological Solutions and Evidence' sobre las graves consecuencias del suministro de alimentos a animales salvajes por parte de los humanos. El informe indica que este tipo de suministro puede provocar que la fauna silvestre se habitúe a las personas, lo que los hace más audaces y más propensos a causar problemas. Incluso para quienes viven en zonas sin poblaciones nativas de elefantes, el nuevo estudio ofrece información de precaución sobre las interacciones con cualquier especie de fauna silvestre que viva entre nosotros.

Los elefantes salvajes son una atracción principal en Asia, y Sri Lanka y la India cuentan con algunas de las últimas poblaciones abundantes de elefantes asiáticos del mundo.

En Sri Lanka, de Silva estudió 18 años de interacciones entre elefantes y turistas en el Parque Nacional Udawalawe. Descubrió que los elefantes que se congregan cerca de los turistas en el límite sur del parque han desarrollado un comportamiento de mendicidad y se han acostumbrado a los alimentos azucarados, a veces rompiendo las vallas para seguir alimentándose. Como resultado de la atracción de los elefantes hacia la valla, varias personas han muerto o resultado heridas, y al menos tres elefantes han muerto, mientras que otros han ingerido bolsas de plástico con comida y otros contaminantes. Estos encuentros cercanos entre humanos y fauna silvestre, incluyendo turistas que alimentan a los animales desde vehículos turísticos, también aumentan el riesgo de transmisión de enfermedades a los animales.

En la región india de Sigur, los coautores del estudio, Priya Davidar y Jean-Philippe Puyravaud, del Sigur Nature Trust, observaron interacciones de alimentación con 11 elefantes asiáticos machos, cuatro de los cuales murieron presuntamente por causas humanas. Un elefante se rehabilitó con éxito y recuperó su comportamiento natural de búsqueda de alimento.

"Mucha gente, especialmente los turistas extranjeros, piensa que los elefantes asiáticos son mansos y dóciles, como mascotas", comenta de Silva, profesora del Departamento de Ecología, Comportamiento y Evolución y fundadora de la organización conservacionista sin fines de lucro Trunks & Leaves . "No se dan cuenta de que son animales salvajes formidables e intentan acercarse demasiado para tomarse fotos o selfis, lo que puede resultar perjudicial para ambas partes".

De los 800 a 1.200 elefantes que se estima que viven en el Parque Nacional Udawalawe, el estudio reveló que 66 elefantes machos, es decir, entre el 9% y el 15% de la población local de elefantes asiáticos machos, fueron observados mendigando comida. Algunos elefantes, incluyendo un popular macho llamado Rambo, se convirtieron en celebridades locales al pedir comida a los turistas durante varios años.

"Los animales condicionados a la alimentación pueden volverse peligrosos, provocando lesiones y la muerte de animales silvestres, personas o ambos", señalan los investigadores en su artículo. "Estos impactos negativos contrarrestan los posibles beneficios". Dado que la alimentación de elefantes salvajes no puede regularse adecuadamente como una actividad continua, los autores del estudio recomiendan que las prohibiciones de alimentación se apliquen estrictamente.

Los investigadores reconocen que los turistas, en su mayoría, actúan con buenas intenciones, como las personas en muchas zonas del mundo que alimentan o dejan alimento para los animales silvestres de sus regiones. Pueden actuar motivados por la idea de ayudar a sus amigos en la naturaleza y obtener satisfacción de dichas interacciones. "Sin embargo, esto anima a los animales silvestres a buscar alimento en las personas, atrayéndolos a zonas que pueden ponerlos en riesgo a ellos mismos o a las personas", apunta de Silva. "Puede ser una vía para la transmisión de enfermedades entre especies. Este tipo de alimentación también puede hacer que los animales pierdan su capacidad de buscar alimento por sí mismos si este comportamiento se vuelve frecuente, especialmente en animales jóvenes".

Tales interacciones, dice de Silva, pueden cambiar los patrones de movimiento de los animales y posiblemente obligarlos a perder el conocimiento de las fuentes naturales de alimento si se vuelven demasiado dependientes de las dádivas.

Con raras excepciones, las personas deberían evitar alimentar a los animales salvajes, insta de Silva, y alienta a las personas a participar en un turismo responsable.