Las respuestas a la existencia de vida extraterrestre podrían estar en volcanes de profundidades marinas de la Tierra

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Recientemente, la NASA otorgó al microbiólogo James Holden, de la Universidad de Massachusetts Amhers (Estados Unudos) , 621.000 dólares para dedicar los próximos tres años a usar su experiencia para ayudar a predecir cómo podría ser la vida en Europa, la luna de Júpiter. Para ello, Holden ha recurrido a un lugar inesperado: los volcanes a una milla bajo nuestros océanos.

No obstante, aunque la cultura popular suele representar la vida extraterrestre como pequeños hombrecitos verdes con grandes cabezas ovaladas, lo más probable es que, si existe vida más allá de nuestro planeta y dentro de nuestro sistema solar, sea microbiana.

Holden ha dedicado toda su carrera académica al estudio de las chimeneas de aguas profundas que podrían ser clave para la vida extraterrestre. "He estado estudiando volcanes de aguas profundas desde 1988", relata. "Para extraer nuestros microbios de ellos, utilizamos submarinos -a veces tripulados por humanos, a veces robóticos- que se sumergen una milla bajo la superficie y traen las muestras a tierra y las devuelven a mi laboratorio en la Universidad de Massachusetts en Amherst".

Holden ha construido un laboratorio que puede reconstruir las condiciones de falta de luz y oxígeno que adoran estos microbios especializados, que obtienen su energía únicamente de los gases y minerales que emanan de las chimeneas. "Dado que las condiciones de Europa podrían ser similares a las de las que provienen estos microbios", aporta Holden, "creemos que la vida en Europa, si existe, debería parecerse a la de nuestros propios microbios hidrotermales".

La luna de Júpiter, Europa, tiene una superficie helada, pero los astrónomos creen que bajo todo ese hielo se encuentra un océano salado y líquido en contacto con un núcleo fundido. "Creemos, basándonos en nuestro propio planeta, que Europa podría tener condiciones propicias para la vida", según Holden, quien señala precisamente las fuentes hidrotermales en las profundidades de la superficie de nuestros océanos. De hecho, el satélite Europa Clipper de la NASA, lanzado recientemente , está diseñado específicamente para determinar la habitabilidad de Europa.

Pero Europa no es la Tierra, sus océanos no son los nuestros y si existe vida microbiana allí, probablemente no se parezca exactamente a la nuestra. "Por lo tanto, necesitamos descubrir los diferentes procesos químicos que la vida microbiana europea podría estar utilizando para generar energía", dice Holden. "Diferentes procesos químicos podrían crear tipos muy distintos de microbios".

Los microbios hidrotermales de la Tierra que Holden estudia obtienen su energía descomponiendo el hidrógeno mediante enzimas especiales llamadas hidrogenasas. Sin embargo, existen diferentes tipos de hidrogenasas, que funcionan de distintas maneras y pueden tener distintas funciones en distintos tipos de células.

Los organismos que dependen de diferentes conjuntos de hidrogenasas pueden tener un aspecto y un funcionamiento muy diferentes entre sí. Además, el hierro, el azufre y el carbono provenientes de las chimeneas son capaces de asociarse con el hidrógeno aceptando sus electrones para generar energía, pero los científicos aún no están seguros de cómo funcionan estos procesos biológicamente, especialmente considerando la variación en las cantidades de hidrógeno. "Nuestra investigación se centrará en determinar cómo los diferentes procesos químicos contribuyen a la fisiología de un organismo", finaliza Holden.