
La Comisión Europea ha presentado este miércoles su nuevo objetivo de reducción neta de las emisiones de gases de efecto invernadero del 90% respecto a los niveles de 1990 con un papel limitado para los créditos internacionales de carbono de alta calidad a partir de 2036.
Esta propuesta, que aún debe obtener el visto bueno de los Estados mimebro y del Parlamento Europeo, prevé algunas flexibilidades que la Comisión estudiará a la hora de diseñar los futuros instrumentos legislativos para alcanzar este objetivo climático en 2040.
Así, la Comisión propone que a partir de 2036 se pueda utilizar una contribución limitada del 3% para los créditos internacionales de alta calidad a partir de 2036 de las emisiones netas de la UE de 1990 para el objetivo de la UE de 2040, en consonancia con las normas de contabilidad del Acuerdo de París, de modo que exista un "equilibrio adecuado" entre la acción nacional y la cooperación internacional.
Sin embargo, cualquier uso potencial de créditos de carbono internacionales estará sujeto a una evaluación de impacto detallada y exhaustiva y al desarrollo de normas de la UE que establezcan cuándo y cómo podrían integrarse en la legislación climática de la UE existente o futura.
Por tanto, estos créditos internacionales deben proceder de actividades creíbles y transformadoras, como la captura directa de carbono en el aire y el almacenamiento y la bioenergía con captura y almacenamiento de carbono en países socios cuyos objetivos y medidas climáticas coincidan con el objetivo de temperatura del Acuerdo de París.
Otras flexibilidades que plantea la propuesta es el uso de las absorciones nacionales permanentes en el Régimen Comunitario de Comercio de Derechos de Emisión (RCCDE) y una mayor flexibilidad entre sectores para ayudar a alcanzar los objetivos de forma rentable y socialmente justa.
En concreto, Bruselas defiende que esta disposición puede dar a un Estado miembro la posibilidad de compensar los problemas del sector del uso del suelo con un exceso de reducción de las emisiones de los residuos y el transporte.
Además, antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) que se celebrará en Belém (Brasil) en noviembre, la Comisión trabajará ahora con la presidencia danesa del Consejo para ultimar la comunicación de la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) de la UE.
"Queremos apostar por las personas, por la industria, por los individuos, para estar seguros de que juntos los europeos podemos hacerlo. Aunque sea un reto, queremos responder al desafío más esencial de nuestra generación con plena responsabilidad", ha destacado la vicepresidenta para una Transición Limpia, Teresa Ribera, que ha presentado la propuesta junto al comisario europeo de Acción Climática, Wopke Hoekstra.
El comisario neerlandés ha reconocido, por su lado, que esta negociación es un proceso "sensible" en el que convergen diferentes puntos de vista de los Estados miembro, así como en el seno del Parlamento Europeo.
"Hemos mantenido conversaciones muy constructivas con todos los Estados miembros, y desde luego también con Francia, sobre los diversos elementos de esta propuesta. Y estamos dispuestos a seguir manteniendo esas conversaciones", ha incidido, en referencia a los reparos planteados por París.
De hecho, el presidente francés, Emmanuel Macron, ya reclamó el pasado jueves en Bruselas tras la cumbre que "flexibilidad, inversión, neutralidad tecnológica y coherencia comercial" y destacó que, si se fijan objetivos para 2040, es necesaria una política comercial que "proteja" a los Estados miembro.
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