
Durante décadas, los toldos verdes han sido una estampa inseparable de los balcones y fachadas de toda España. Forman parte del paisaje urbano desde los años 60, cuando el boom inmobiliario trajo consigo cientos de miles de viviendas nuevas y la necesidad de protegerlas del sol abrasador.
Entonces, las opciones eran pocas: verde, azul o naranja. El verde se impuso por resultar más neutro y agradable a la vista, y pronto se convirtió en norma en muchas comunidades de vecinos que buscaban armonía estética. Desde entonces, ha sido considerado un aliado contra el calor. Pero, ¿y si en realidad estuviera haciendo el efecto contrario?
Esa es la advertencia que lanza el arquitecto técnico Jordi Martí en uno de sus vídeos virales: "Si tienes un toldo como este, que sepas que no funciona bien. Se calienta y es como tener un radiador delante de nuestra ventana", afirma.
Aunque reconoce que es mejor que no tener nada, insiste en que el diseño más común -tela verde, superficie opaca, instalación estándar- no está pensado para repeler el calor de forma eficiente. Al contrario: la zona bajo el toldo se convierte en un punto caliente que irradia temperatura hacia el interior.
CÓMO HACER PARA QUE LOS TOLDOS NO CALIENTEN NUESTRA CASA
La clave, según explica Jordi Martí, está en repensar el diseño. Para ello cita la tesis doctoral del arquitecto Hubertus Pöppinghaus, que analizó con cámara termográfica cómo se comportan distintos materiales frente al sol. Su conclusión es contundente: los toldos funcionarían mucho mejor si fueran reflectantes por la parte superior, de modo que reboten la radiación solar en lugar de absorberla.
El problema, según Martí, es que las telas verdes y oscuras, aunque bloqueen la luz, acumulan el calor y lo convierten en una fuente de temperatura constante frente a la ventana. Por el contrario, un toldo que refleje por fuera y absorba por dentro podría mantener más fresca la zona de sombra.
¿Cuál sería la mejor solución? El arquitecto propone toldos de doble capa: una exterior reflectante y una interior más absorbente. "De esta manera, nuestra casa se calienta menos y ahorramos en aire acondicionado", señala en su vídeo.
MÁS ALLÁ DEL COLOR: LA ORIENTACIÓN TAMBIÉN IMPORTA
Además del material y el color, otros factores como la orientación de la fachada o el tipo de ventana también influyen en la eficacia del toldo. En balcones orientados al sur o al oeste, donde el sol incide con más fuerza durante las horas centrales del día, elegir bien el tejido y el diseño del toldo puede marcar la diferencia entre una casa habitable y un horno.
Martí recomienda no conformarse con la solución estética más habitual, sino buscar asesoramiento profesional si se quiere ganar en eficiencia energética sin recurrir constantemente al aire acondicionado.
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