El Cairo, 20 jun (EFE).- Una semana después del inicio de la escalada entre Israel e Irán, los países de Oriente Medio miran incapaces de prever el siguiente paso en esta guerra y las consecuencias que puedan atravesar sus fronteras, mientras que todos los ojos están puestos en las tropas estadounidenses en la región, en el caso de que Washington intervenga.
Desde el 13 de junio, cuando Israel atacó un centenar de objetivos en Irán, los países de Oriente Medio intentan 'apagar' el fuego mientras ven como la región se sumerge en una aún mayor tensión e incertidumbre, unida a fuertes temores de una guerra regional.
Los ataques israelíes a Irán tomaron desprevenidos a los países de la región, que en los últimos meses habían intensificado sus esfuerzos para un acuerdo entre Estados Unidos e Irán sobre el programa nuclear del país persa.
De hecho, antes de los bombardeos estaba prevista en la capital omaní Mascate una sexta ronda de conversaciones entre Irán y EE.UU., que quedaron canceladas tras los ataques.
Ahora, los misiles y drones siguen cruzando los cielos del golfo Pérsico, Siria, el Líbano y Jordania, generando el pánico en una zona marcada por múltiples contiendas.
Irak, país fronterizo con Irán y de mayoría religiosa chií, ha sido el más contundente en criticar la violencia israelí, y presentó una queja oficial ante el Consejo de Seguridad de la ONU por la violación de su espacio aéreo por la aviación enviada por el primer ministro Benjamin Netanyahu.
El Ejército iraquí dijo tener el "derecho" a defenderse ante "cualquier violación de la soberanía nacional por parte de cualquier parte", del mismo modo que lo dijeron el primer ministro, Mohamed Shia al Sudani, y el presidente, Abdelatif Rashid, que pidieron la unidad entre todas las fuerzas políticas y actores sociales del país.
Por su parte, la milicia iraquí proiraní Kataib Hizbulá amenazó con atacar "intereses y bases" de EE.UU. en Oriente Medio si interviene en el conflicto entre Israel e Irán.
Por su parte, el Gobierno de Jordania y el rey Abdalá II, afirmaron que no se posicionan con ninguna parte en el conflicto, y que sólo defienden su soberanía al interceptar proyectiles sobre su espacio aéreo, como ya hicieron en otras ocasiones.
El reino se responde así de las acusaciones que brotan por todo el mundo árabe de que Amán defiende a Israel al derribar los misiles y drones iraníes que sobrevuelan su territorio.
En Jordania, con frontera con Israel y la Cisjordania ocupada, han caído alrededor de un centenar de proyectiles y metralla en diversas zonas desde el inicio de la escalada.
Los temores del Líbano y Siria
También el espacio aéreo del Líbano y de Siria se ha visto afectado, provocando su cierre, y con caídas de proyectiles en sus territorios fronterizos con Israel.
El temor del Líbano se centra en evitar que el grupo chií libanés Hizbulá, aliado clave de Teherán, acabe involucrado en la escalada, mientras el país mantiene un frágil alto el fuego alcanzado hace seis meses con Israel, que éste país viola sistemáticamente con ataques selectivos.
El pasado jueves, el líder de Hizbulá, Naim Qasem, defendió que "no son neutrales" ante el conflicto y afirmó que "actuarán como crean oportuno ante esta brutal agresión", sin especificar sus movimientos al respecto.
Mientras, los países del golfo Pérsico, aliados de EE.UU., expresaron su condena a los ataques israelíes, y buscan desesperadamente impulsar una solución diplomática, mientras observan la reacción de Donald Trump con extrema atención.
El temor en estos países crece debido a que el país norteamericano tiene presencia militar en Baréin, Irak, Kuwait, Catar y Emiratos Árabes Unidos (EAU), que podrían ser objetivos directos de represalias iraníes.
Arabia Saudí fue uno de los primeros en reaccionar, con una llamada del príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, a Trump el mismo día que comenzaron los ataques, a quien le trasladó "la importancia de la moderación, la desescalada y la resolución de todas las disputas por la vía diplomática".
EAU, que mantiene relaciones diplomáticas tanto con Israel como con Irán, intenta mediar y su presidente Mohamed bin Zayed Al Nahyan llamó a su homólogo iraní, Masoud Pezeshkian, a quien mostró su "solidaridad".
Catar, sede de la principal base aérea estadounidense en la región (Al Udeid), tiene el mismo temor que sus vecinos, y este viernes advirtió a Israel de que no ataque instalaciones económicas iraníes porque "las repercusiones serían desastrosas para la región".
Mientras, Omán asegura que "continúa sus intensos esfuerzos diplomáticos para detener la agresión israelí", dijo hoy su Ministerio de Exteriores.
Más allá del golfo, Egipto también insistió en la vía negociadora tras llamadas con varios actores, incluido el iraní, mientras a nivel nacional ordenó formar un comité de crisis para supervisar las repercusiones del conflicto.
Del llamado Eje de Resistencia, los hutíes del Yemen es el único que intervino en apoyo a Irán, tras reivindicar el pasado domingo una operación militar contra Israel coordinada con el Ejército y la Guardia Revolucionaria iraníes, según el grupo rebelde.
Sin embargo, no volvió a revindicar ninguna acción militar desde esa fecha, mientras su líder Abdelmalek al Huti aseguró ayer que mantienen "una postura firme con Irán". EFE
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