Jaime León
Teherán, 20 jun (EFE).- Teherán recuperó este viernes cierto ritmo tras ocho días de bombardeos israelíes. Las calles han retomado parte del tráfico y algunos restaurantes reabrieron sus puertas para ofertar los famosos kebabs del país, tras ofrecer una imagen fantasmal en las últimas jornadas.
Así, en la avenida Shariati en el norte de Teherán se apreciaba cierto tráfico tras días de calles desiertas. En las aceras, las panaderías y las tiendas de alimentación han vuelto a abrir sus puertas y también algunos restaurantes han montado las terrazas.
En uno de ellos casi todas las mesas en la terraza estaban ocupadas con vecinos que se acercaron a degustar los típicos kebabs koobideh de carne picada de ternera acompañados por arroz.
De fondo, la televisión del local, con el canal estatal, mostraba imágenes de misiles iraníes cruzando el cielo hacia Israel, con marchas militares de fondo y los presentadores comentando el último ataque a su archienemigo.
Dos mundos paralelos en una urbe de 10 millones de personas que parece estar acostumbrándose a la guerra.
A pesar de recuperar cierto pulso, la mayoría de comercios de la capital continuaban cerrados, las panaderías seguían presentando colas como en los últimos días, mientras que los productos en verdulerías y fruterías se encontraban ya en mal estado.
Al norte de Shariati, en el habitualmente abarrotado bazar de Tajrish reabrieron algunos comercios de zapatos, productos electrónicos o frutos secos, además de peluquerías, aunque la mayoría de tiendas seguían cerradas y había muy pocos clientes.
Hace cinco días, este bazar, el segundo más importante de la capital iraní, estaba completamente desierto con todo cerrado y un aspecto fantasmal.
“Soy de Afganistán”, dice el dependiente de un comercio como explicación de por qué “no tiene miedo” y continúa abriendo su tienda.
Otro responsable de un comercio afirma que los líderes del país gritan continuamente “muerte a América” y “muerte a Israel”, pero asegura que la mayoría de los iraníes son personas “amigables” que no quieren una guerra.
Esta zona fue alcanzada por proyectiles iraníes hace unos días y hoy los trabajadores aún trataban de retirar escombros en un edificio que fue golpeado. En la carretera se puede alcanzar a ver al menos un cráter que estaba siendo rellenado de tierra.
Y también, las medidas de seguridad se han reforzado. En los alrededores de Tajrish, un control policial detenía y registraba vehículos y en algunas esquinas había patrullas policiales parando a personas que se encontraban en la calle.
Al mismo tiempo, el Gobierno organizó marchas en varias ciudades del país bautizadas “Viernes de la ira y victoria” donde resonaron los habituales “muerte a América” y “muerte a Israel”, una práctica habitual ante las crisis en la nación persa.
La capital iraní ha sido sometida a bombardeos desde la noche del 13 de junio con ataques a infraestructuras militares, civiles, un aeropuerto, la sede de la televisión estatal y barrios residenciales, la última vez esta misma mañana.
Las autoridades iraníes no han actualizado desde el pasado domingo el número oficial de muertos, que se mantiene en 224, una cifra que siguiendo reportes locales de víctimas ya es muy superior a esa cantidad y que la organización iraní HRANA, contraria al régimen y con sede en EE.UU., eleva a 639.
El último reporte del jueves por la noche del portavoz del Ministerio de Sanidad iraní Hossein Kermanpour hablaba de 40 mujeres (dos de ellas embarazadas) fallecidas y otras 121 heridas y 12 niños muertos. Además, hay 4 médicos o personal sanitario muertos por los ataques. EFE
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