El papa aprueba decretos para beatificar 124 andaluces asesinados en la Guerra civil

El martirio de 124 sacerdotes de Jaén durante la Guerra Civil Española es reconocido por el Vaticano, quienes serán beatificados tras ser asesinados por su fe entre 1936 y 1938

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Ciudad del Vaticano, 20 jun (EFE).- El papa León XIV aprobó este viernes los decretos que reconocen el "martirio" por "el odio de la Fe" de 124 sacerdotes de Jaén (Andalucía, España) asesinados entre 1936 y 1938 por lo que serán beatificados.

Se trata de dos decretos aprobados por el pontífice después de recibir al prefecto del dicasterio para la Causa de los Santos, Marcello Semeraro, y al ser reconocido mártires no han necesitado ningún milagro al contrario que el resto de los procesos de beatificación.

Entre los nuevos beatificados figuran Manuel Izquierdo Izquierdo, sacerdote diocesano, y 58 compañeros de la Diócesis de Jaén (España), asesinados entre 1936 y 1938, por odio a la fe, en diversos lugares de España, durante la Guerra Civil española.

En ese periodo, el "odio a la fe" (odium fidei) "queda ampliamente demostrado por la violencia generalizada contra la Iglesia, sus ministros y muchos de sus fieles", según el portal Vaticanews.

"El líder de los mártires de Jaén, don Manuel Izquierdo Izquierdo, fue particularmente víctima de malos tratos y torturas infligidas por sus perseguidores, al igual que el siervo de Dios don Manuel Valdivia Chica, a quien antes de morir le cortaron las manos con las que había consagrado", explica.

El segundo grupo de nuevos beatos españoles está formado por Antonio Montañés Chiquero, sacerdote diocesano, y 64 compañeros de la Diócesis de Jaén (España), entre ellos 54 sacerdotes, así como 9 hombres y una mujer laicos, asesinados entre 1936 y 1937, por odio a la fe, en diversas localidades de España, en el contexto de la misma persecución.

"Estos Siervos de Dios también operaban en el territorio de la diócesis de Jaén; la mayoría fue capturada por los milicianos o denunciada, y algunos de ellos sufrieron insultos, vejaciones y crueles golpes. El odio a la fe (odium fidei), como prueban los documentos y testimonios recogidos, motivó la persecución hacia los Siervos de Dios solo por el hecho de ser sacerdotes y laicos comprometidos", explica la web vaticana.

El martirio formal "está documentado para todos, y en particular para los sacerdotes que quisieron permanecer cerca del pueblo en las parroquias donde desempeñaban su ministerio, sin huir a pesar del peligro".

"Algunos presbíteros, entre ellos don Antonio Montañés Chiquero, pidieron ser asesinados al final para poder así confesar a los demás y ayudarlos a morir santamente", concluye. EFE