EL conflicto en Irán empuja a refugiados afganos a volver a un Afganistán talibán

La escalada bélica entre Irán e Israel complica la vida de los refugiados afganos, quienes consideran el retorno a un Afganistán controlado por los talibanes sin garantías de seguridad ni empleo

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 Kabul, 20 jun (EFE).- Para millones de afganos que buscaron refugio en el vecino Irán, la escalada bélica entre Teherán e Israel ha convertido su santuario en una trampa, forzando a muchos a considerar regresar a la tierra natal que ahora gobiernan los talibanes y de la que un día huyeron.

Abdul Ali Shakoori es uno de esos millones. "Huimos de la guerra y del miedo a los talibanes, superando muchas dificultades para llegar a Irán (...) A pesar del mal trato, al menos había trabajo y una seguridad relativa. Ahora, en cambio, vivo con el miedo constante de ser bombardeado", relata a EFE.

El dilema es cruel para quienes sirvieron en el anterior gobierno de Afganistán o fueron activistas de la sociedad civil. Su identidad les obligó a huir de los talibanes, y esa misma identidad les impide ahora un retorno seguro.

"La patria de uno es dulce, pero el problema es que no tenemos medios para volver a Afganistán. Mi hermana y yo estamos en la lista de los talibanes y, por otro lado, allí no hay trabajo ni sustento para nosotros. ¿Cómo podemos regresar?", se pregunta.

El capitán Aminullah Ranjbar, un antiguo oficial del Ministerio del Interior afgano, comparte esta sensación de estar atrapado.

"El conflicto actual ha hecho la vida insoportable para el antiguo personal militar afgano. No pueden volver a Afganistán, donde no se sienten seguros, ni pueden vivir tranquilos en Irán", lamenta Ranjbar.

"Esperábamos escapar de las amenazas haciendo trabajos sencillos aquí para mantener a nuestras familias. Ahora hasta eso está amenazado", añade.

El impacto del conflicto se extiende más allá de la seguridad personal, enviando ondas de choque económicas a Afganistán.

El portavoz del gobernador de Herat, Mufti Yousuf Saeedi, dijo a EFE esta semana que la guerra al otro lado de la frontera está teniendo repercusiones evidentes en la provincia y en el resto de Afganistán, especialmente en bienes que dependen completamente de las importaciones iraníes.

Muchas familias dependen también de las remesas enviadas desde Irán, y la preocupación crece.

Desde Kabul, Saiyed Agha se preocupa a diario por su hijo, la única fuente de ingresos de la familia. "Su jefe en Irán le dijo que no fuera a trabajar hasta que la situación se estabilice (...) tampoco puede volver a casa, porque entonces no podría regresar a Irán", explica.

Un temor que comparte el estudiante universitario Abdullah Zargai. "A medida que la guerra se intensifica allí, nos preocupa no sólo la seguridad de nuestros refugiados, sino también que el conflicto pueda agravar aún más los desafíos económicos y humanitarios en Afganistán", dijo a EFE, explicando que sus dos hermanos trabajan en Irán.

La inestabilidad ha perturbado el comercio bilateral, provocando inflación. La subida del combustible, en particular, encarece el resto de productos.

"Antes de la guerra, una tonelada de combustible costaba unos 950 dólares. Ahora son 1.150. Si esto continúa, nos dirigimos a una crisis en toda regla", advierte el importador Noor Rahman.

Autoridades migratorias de Herat, fronteriza con Irán, confirmaron a EFE que el número de retornados "ha aumentado día a día desde que comenzó el conflicto" a través del paso de Islam Qala.

En Kabul, el gobierno liderado por los talibanes afirma que está preparado para recibirlos. "Damos la bienvenida a todos los afganos que regresan a casa por su seguridad", aseguró Abdul Mutalib Haqqani, portavoz del Ministerio de Refugiados.

Sin embargo, esta bienvenida se contrapone a la grave crisis humanitaria que asola Afganistán.

El país, dependiente de la ayuda internacional, ya se encuentra desbordado por el regreso de más de medio millón de afganos expulsados de Pakistán en los últimos meses, y cuenta con recursos muy limitados para atender a una nueva oleada de retornados desde Irán.

Según estimaciones de la ONU, en Irán reside una comunidad de más de cuatro millones de afganos. De esta cifra, solo unos 770.000 están registrados formalmente como refugiados, mientras que una inmensa mayoría vive sin documentación.

Históricamente, esta población ha constituido una parte fundamental de la mano de obra de bajo coste, desempeñando trabajos esenciales en sectores como la construcción y la agricultura, a menudo en condiciones de gran precariedad y sin protecciones laborales. EFE

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