Boisson, resiliencia a la francesa

Lois Boisson avanza en Roland Garros tras vencer a Jessica Pegula, destacando su determinación y resiliencia frente a lesiones, mientras se prepara para desafiar a Mirra Andreeva en cuartos de final

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Luis Miguel Pascual

París, 2 jun (EFE).- Lois Boisson se paseaba, anónima, por las pistas de Roland Garros hasta hace unos días. Su rostro serio, cortante, afilado, y sus cejas apretadas traducen bien su personalidad, la de una autoexigente joven que admira a Rafa Nadal y que tiene muchos puntos en común con el español.

En su primer partido en la Philippe Chatrier, donde desde hace poco más de una semana reina la huella del catorce veces ganador, Boisson consiguió una gesta, superar a la número 3 del mundo, la estadounidense Jessica Pegula, para clasificarse para los cuartos de final.

Ante los aplausos del público, la jugadora de 22 años parecía casi excusarse, apenas tenía palabras para mostrar sus sentimientos, pero más que por timidez por su personalidad. No hay tiempo para festejar.

Ni siquiera dejaba ver la emoción cuando, unos minutos más tarde, aparecía por vez primera en la mayor sala de prensa del circuito o acudía al plató de la televisión del país. Ante todo un país que ya solo la tiene a ella para soñar, Boisson aseguraba con una voz monótona que no se pone metas: "¿Por qué no la victoria?".

Una muestra de la ambición de esta jugadora a quien como a su ídolo Nadal las lesiones no han ahorrado quebraderos de cabeza.

Ella, acostumbrada a bregar con problemas en el hombro derecho, que la alejó durante meses de las canchas y la obligó a cambiar su forma de golpear la bola, se dejó la piel en el gimnasio para superar la lesión y, cuando la dominó, se hizo un tatuaje en el mismo: RESILIENCIA.

Pero la vida le puso más pruebas. El año pasado, en el mejor momento de su carrera, cuando ya tenía la invitación de los organizadores en el bolsillo y soñaba con pasear su potente derecha en la arcilla parisiense, una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha dos semanas antes del inicio de la competición la postraba en el sofá de su casa a ver por televisión el torneo de sus sueños.

Lo mismo que le sucedió a Nadal en 2004, cuando apuntaba ya maneras de campeón y se vio privado del Grand Slam de tierra batida por una lesión.

Como su ídolo, Boisson no dejó de trabajar, de superar etapas para regresar a Roland Garros, para pisar la tierra de sus sueños, la de su admirado Rafa.

Con un profesionalismo que su equipo define como "extraordinario", hasta el punto de que su representante asegura: "Es tan exigente consigo misma que no soporta la mediocridad".

Hija del exjugador de baloncesto del Asvel Yann Boisson, comenzó a jugar al tenis con ocho años. Sus preparadores siempre vieron en ella una calidad excepcional de su golpe de derecha, pero las lesiones fueron un freno a toda su carrera.

Boisson vuela ahora alto en París. "Si me hubieran dicho hace tres semanas que estaría ahora aquí no lo habría creído", aseguró la jugadora, abrumada por los focos que ahora se centran sobre ella.

La francesa pudo, al fin, descubrir la Philippe Chatrier. Pero ni la majestuosidad del lugar ni la huella de Nadal la abrumaron. "Cuando me entrené por la mañana me pareció un sitio increíble. Pero me dije que en el fondo es una pista de tenis", afirmó.

Con la confianza por las nubes, Boisson recupera ahora su carácter competitivo y convierte el sueño de hadas que está viviendo en un escalón más de su carrera. "El torneo no ha terminado", señaló.

Pero también pone los pies en el suelo porque sabe que por delante tendrá a otra promesa del tenis, la rusa Mirra Andreeva, que a sus 18 años disputará los cuartos de final por segunda vez en su carrera, una precocidad que no se veía desde tiempos de Martina Hingis.

"Que haya ganado a la número 3 no quiere decir que vaya a ganar a la número 6. Tiene un juego mucho más variado que Pegula", analizó la jugadora francesa.

El duelo promete una gran intensidad y de las raquetas saltarán chispas entre dos jugadoras que le pegan fuerte a la bola.

Frente a la rusa, entrenada por la española Conchita Martínez, que se asomó a la pista central para comprobar de primera mano cómo jugaba la rival de su jugadora, Boisson contará con el apoyo del público. Y con toda su capacidad de resiliencia. EFE