
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ha advertido de que la situación en la central nuclear de Zaporiyia, situada en el este de Ucrania y considerada la mayor de Europa, sigue siendo "extremadamente frágil", ya que depende de una única fuente exterior que resulta clave para garantizar las funciones básicas y evitar en última instancia un accidente.
La última línea de apoyo se desconectó el 7 de mayo y el OIEA reconoce que "no está claro" cuándo volverá a estar activo. La situación de la central, tomada por las fuerzas rusas, ha sido motivo de constante preocupación desde el inicio del conflicto, especialmente en los momentos en que las instalaciones han quedado completamente desconectadas de la red externa --ha ocurrido ya ocho veces--.
El director general de la agencia, Rafael Grossi, que tiene previsto viajar la próxima semana a Ucrania y Rusia dentro de su ronda de contactos con ambos países, ha recordado que, independientemente de que la central esté o no operativa, los reactores y el combustible requieren de un proceso "continuo" de enfriamiento, lo que precisa de electricidad.
Grossi ha señalado en un comunicado que la "muy vulnerable" situación energética "sigue siendo profundamente preocupante", toda vez que en las inmediaciones persisten los combates. El personal del OIEA que se encuentra en la propia central ha confirmado que percibió actividad militar en la mayoría de los días de la última semana.
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