Noemí Jabois
Yaroun (Líbano), 27 may (EFE).- Como muchas otras en la devastada frontera con Israel, la localidad libanesa de Yaroun todavía espera en ruinas a ser reconstruida pasados seis meses de la entrada en vigor del alto el fuego y más de tres desde que las tropas israelíes la abandonaran tras arrasar su mezquita, iglesia y viviendas.
Solo un par de excavadoras trabajan sobre la larga hilera de escombros en la que se han convertido buena parte de los inmuebles de la carretera principal y el capataz explica cómo por ahora están comenzando a desescombrar, con la intención de eventualmente construir de nuevo las casas.
Preguntado por cuánto tiempo cree que les llevará completar la obra en su totalidad, su respuesta es automática: "Dios sabe (...) Tiene que haber dinero, espero que llegue ayuda internacional de países como Arabia Saudí para ayudar a esta gente", sentencia en declaraciones a EFE.
El Banco Mundial (BM) estima que la reconstrucción del Líbano costará unos 11.000 millones de dólares, una cuantía que el Estado libanés no está en posición de asumir recién salido de una grave crisis económica y que la comunidad de donantes aún no ha cubierto al cumplirse este martes medio año del final de la guerra.
Jaffar (nombre ficticio) había terminado de construir su casa a la entrada de Yaroun en 2023, el mismo año en que estalló el conflicto entre Israel y el grupo chií Hizbulá. Habiendo invertido un lustro y medio millón de dólares para levantarla, todo lo que tiene hoy es una montaña de escombros.
Como casi todos los vecinos de este pueblo con población mixta chií y cristiana, viene durante el día para trabajar en su "finquita", pero todavía reside en la costa, dice a EFE antes de perderse con su vehículo entre las calles devastadas.
También Charbel conduce dos o tres veces por semana desde Beirut para ir haciendo reparaciones en su vivienda en la medida que va teniendo fondos disponibles, pero sabe que el proceso tomará "mucho" tiempo pese a que la suya no está "destruida" como otras y, en comparación, solo requerirá unos 15.000 dólares.
"Todo el mundo está esperando ayuda de fuera para empezar", explica el vecino a EFE.
Estima que Yaroun no volverá a estar en pie en al menos otros cinco o seis años, mientras comenta cómo todavía no han recuperado el suministro eléctrico estatal y el acceso a agua corriente depende del estado del pozo propio de cada casa, ya que este es el método habitual para obtenerla en la zona.
Sin embargo, el alcalde, Riyad Ahmad al Rida, afirma que la luz podría regresar esta misma semana y que la compañía eléctrica ya ha logrado restablecer el suministro a otras poblaciones adyacentes.
Yaroun es una de las localidades más meridionales que fueron arrasadas desde dentro durante la invasión terrestre lanzada por las tropas israelíes el 1 de octubre de 2024, una semana después del comienzo de la cruenta campaña de bombardeos que en paralelo destruyó desde el aire amplias zonas del país.
La mayor parte fue "dinamitada" o allanada con excavadoras y otra maquinaria, asevera Al Rida a EFE.
Además, en su caso, ocurrió después de la implementación del cese de hostilidades, que estipulaba un periodo de dos meses para la salida de las fuerzas israelíes del territorio libanés y que acabó extendiéndose algunas semanas más ante su negativa a abandonar ciertas aldeas como esta.
"Aquí la destrucción fue después de la guerra, en el tiempo de paz. Cuando hicieron el tratado, lo hicieron mal. El Gobierno lo hizo mal y en los (primeros) 78 días de cese el fuego fue la destrucción del pueblo", lamenta el alcalde.
"Israel no pudo entrar 300 metros en el pueblo en el tiempo de guerra, ellos entraron después", defiende, en su perfecto español aprendido en Colombia.
Especialmente hasta el cese de hostilidades, la invasión israelí estuvo caracterizada por una suerte de apagón informativo, pues en la franja meridional solo quedaban ellos y las filas de Hizbulá que les hacían frente, ofreciendo dos versiones confrontadas de la realidad sobre un terreno inaccesible.
Al Rida reconoce que el nivel de devastación actual es infinitamente mayor al sufrido durante la anterior guerra de 2006, pero se muestra convencido de que pueden reconstruirlo todo en un plazo de tres años si el Gobierno cumple con su "obligación" y les hace llegar el dinero necesario.
"Según sabemos nosotros, hay otra parte que quiere dar la plata, pero el Gobierno no quiere recibir plata de ahí", afirma, sin puntualizar si el oferente podría ser Irán, aliado de Hizbulá y de cuya influencia el Líbano busca desvincularse.
"Antes de la guerra era un pueblo bellísimo y lo vamos a hacer de nuevo. Yo tengo la fe en que vamos a hacerlo otra vez y más bonito de lo que estaba", concluye el dirigente local. EFE
(foto)(vídeo)(audio)
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