Astaná, 26 may (EFE).- Kazajistán está tratando de recuperar la población de la raza de perro nacional, los tazis, una especie de lebrel entrenado también para el pastoreo nómada y la caza de lobos.
Durante la última década, tanto el gobierno kazajo, como iniciativas ciudadanas, tratan de establecer la raza de los lebreles tazi como patrimonio nacional y uno de los símbolos de orgullo en la región, tratándose de una de las razas de canes más antiguas del mundo.
Concretamente, hace tres años, el presidente kazajo Kasim-Yomart Tokáyev, firmó una ley para preservar la población de este animal, de tamaño medio, esbelto y atlético, que a día de hoy supera los 3.500 ejemplares.
El propio presidente cuenta con tres tazis de raza pura, llamados Ronnie, Nancy y Nauriz, y en 2023 le regaló dos cachorros al presidente Emmanuel Macron cuando visitó Astaná.
"Naturalmente, estamos encantados de que hayan encontrado un hogar cálido en el Palacio del Elíseo. Estos elegantes y ágiles embajadores de cuatro patas, sin decir una sola palabra, transmiten con su mirada penetrante un mensaje fuerte de lealtad inquebrantable, promoviendo nuestros valores de paz y armonía", declaró a EFE el viceministro de Exteriores kazajo, Román Vasilenko.
En 2024 la Federación Cinológica Internacional (FCI) declaró al tazi como la raza de perro oficial del país y le otorgó a Kazajistán el título para conservar el estándar de dicha raza, que rápidamente se diferencia de los galgos españoles por su característico pelaje medio largo, denso y ligeramente ondulado.
Los tazis, especie de lebreles que puede descender del saluki, el galgo persa, cuando misioneros musulmanes llegaron a la región y extendieron sus costumbres, cuentan con ciertas características de conducta que les distinguen de otros lebreles, como sus habilidades de perro guardián.
"Desde tiempos inmemoriales, los tazis ayudaron a sus amos a proteger al ganado de los depredadores esteparios", describe Abzal Dosiman, director de la Fundación Pública Naiza, que trabaja en la cría de estos canes desde hace más de diez años.
A pesar de ser perros de caza, lo que más les caracteriza no es tanto la velocidad, que aun así tienen entrenada por convivir con los caballos que recorren la estepa, sino por sus habilidades para proteger a los rebaños de animales y a las personas de los lobos.
"Una de sus características principales es que son amigables con las personas y no son agresivos con otros animales, pero son irreconciliables con los lobos", afirma desde su rancho, donde también tienen caballos que conviven con las jaurías.
Según Dosiman, este aspecto de los lebreles kazajos se debe a un estricto entrenamiento que él continúa practicando y que aprendió de su abuelo, quien también criaba estas razas de perros.
"En cuanto nacían los cachorros, colocaba a su lado una piel de lobo para que se acostumbraran al olor de este depredador, y a los cuatro o cinco meses, ya se les llevaba a cazar", señaló.
Dosiman cuenta cómo tradicionalmente a los tazis les mantenían varios días en ayunas "y solo después de terminar de cazar, se les alimentaba con carne de lobo, que después de la 'dieta' lo veían como un manjar".
"Quizás, al oír esto, alguien nos condene por considerarlo un trato cruel a los perros, pero así es exactamente como los kazajos criaron a los tazis para que fueran unos verdaderos cazadores y protectores, que no temían enfrentarse con el depredador de pelo gris", se justificó.EFE
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