Jerusalén, 26 may (EFE).- El ministro de Seguridad Nacional, el ultranacionalista y extremista Itamar Ben Gvir irrumpió este lunes en la Explanada de las Mezquitas -donde está Al Aqsa, uno de los lugares más sagrados para el Islam- en el Día de Jerusalén, que marca el aniversario de la captura de Jerusalén oriental en la guerra de los seis días.
"Subí al Monte del Templo por el día de Jerusalén y recé por la victoria en la guerra, el regreso de los rehenes y el éxito del nuevo jefe del Shin Bet, mayor general David Zini", indicó Ben Gvir en su cuenta en X.
El ministro y líder ultraderechista declaró que la oración judía está permitida en el Monte del Templo, en una nueva provocación contra la comunidad musulmana, a la que respondió Jordania de inmediato.
El Ministerio de Exteriores de Jordania, país custodio de Al Aqsa, calificó la acción de "flagrante violación del statu quo legal e histórico y de las obligaciones de Israel como potencia ocupante", según indicó en un comunicado difundido por la agencia estatal Petra.
Además, señaló que Ben Gvir lideró un gran grupo, incluyendo miembros del Gobierno y del Parlamento, en lo que consideró prácticas "provocadoras e inaceptables" que no alteran, sin embargo, el hecho de que Jerusalén Oriental es una ciudad ocupada sobre la que Israel no tiene soberanía.
La Explanada de las Mezquitas es el tercer lugar más sagrado del islam, después de La Meca y Medina.
Según el 'statu quo' vigente desde 1967 -cuando Israel ocupó Jerusalén Este, donde se ubica la Explanada- el recinto está reservado exclusivamente al culto de musulmanes, mientras que los judíos solo pueden entrar como visitantes, ya que las leyes judías prohíben a sus fieles orar en el lugar más sagrado para ellos, algo solo permitido a algunos rabinos.
Por eso, el rezo judío se practica en el Muro de las Lamentaciones -ubicado en uno de los laterales de la Explanada-, como lo aconseja el Gran Rabinato de Israel, aunque en los últimos años, algunos rabinos alineados con el movimiento del sionismo religioso abogan por rezar donde se levantó el Segundo Templo.
Para los palestinos e incluso para Jordania -país que custodia el lugar desde 1967-, ese cambio es más político que religioso y responde a un intento de judaización e israelización de todo Jerusalén. EFE