Washington, 24 may (EFE).- La tregua de 90 días declarada por el presidente estadounidense, Donald Trump, para negociar en ese lapso nuevos pactos arancelarios alcanzó este sábado su ecuador con escasos avances más allá de un acuerdo de mínimos con Reino Unido y una necesaria tregua paralela con China, a lo que hay que sumar nuevas amenazas del neoyorquino contra la Unión Europea (UE).
El viernes, después de que unos días antes Washington y Bruselas hubieran acordado intensificar las negociaciones técnicas para llegar a un acuerdo, Trump volvió a endurecer su envite diciendo que las conversaciones "no están yendo a ningún lado" y que por ello activará gravámenes del 50 % sobre todos los bienes de la UE a partir del 1 de junio.
El neoyorquino se mostró convencido de que está nueva amenaza hará que Europa "quiera lograr un acuerdo con todas sus fuerzas", pero no está claro el efecto que pueda tener el bufido de Trump, ya que horas después el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, dijo que la UE está dispuesta a defender sus intereses.
Tras mantener una conversación telefónica con el representante estadounidense de Comercio, Jamieson Greer, marcada por las nuevas advertencias de la Casa Blanca, el diplomático eslovaco instó a su vez a que las relaciones comerciales bilaterales "se guíen por el respeto mutuo y no por las amenazas".
Sefcovic recalcó que la UE está "plenamente" comprometida a alcanzar un acuerdo arancelario y está dispuesta "a trabajar de buena fe", pero muchos dudan de si nueve días serán suficientes para pactar algo.
Por otro lado, lo acordado en la reunión de hace dos semanas en Suiza entre representantes estadounidenses y chinos es probablemente la mejor noticia que se ha producido en el tiempo transcurrido desde el pasado 9 de abril, día en el que Trump, hostigado por las reacciones de los mercados y los rendimientos de la deuda estadounidense, decidió pausar su batería de lo que ha dado en llamar "aranceles recíprocos" para todos sus socios comerciales.
Las dos principales economías del mundo, enfrascadas desde abril en un agresivo conflicto arancelario, lograron sentarse a la mesa y acordar una tregua paralela de 90 días que entró en vigor el 14 de mayo y que logró apaciguar en cierta medida a las bolsas, pero no acabar con la incertidumbre que se ha apoderado de muchos inversores y empresas desde el retorno de Trump a la Casa Blanca.
La tregua con Pekín implica, entre otras cosas, que China reducirá del 125 % al 10 % los aranceles sobre productos estadounidenses y que EE.UU. rebajará los suyos del 145 % al 30 %.
Establece además un mecanismo por el cual podrán celebrarse alternativamente nuevas reuniones en cualquiera de los dos países o incluso en un tercer estado, y también consultas de trabajo sobre cuestiones técnicas.
Ambas potencias han asegurado que estos contactos prometen atajar sus preocupaciones económicas y comerciales, aunque, de nuevo, hay interrogantes sobre qué profundidad pueden tener acuerdos negociados en solo tres meses, sobre todo teniendo el único pacto -el alcanzado con Londres- que Washington ha sellado en estos primeros 45 días del periodo de suspensión de los "aranceles recíprocos".
Por mucho que Trump haya calificado de "exhaustivo" el acuerdo con Reino Unido, lo anunciado el 8 de mayo es en realidad un marco muy esquemático sobre el que ambas partes teóricamente deben seguir trabajando.
El pacto implica la entrada de una partida razonable de automóviles británicos con un gravamen de solo el 10 %, elimina impuestos aduaneros a los escasos volúmenes de acero y aluminio que el Reino Unido envía a EE.UU y cancela también los aranceles que Washington aplicaba a sus componentes de aviación.
Todo a cambio de un futuro acuerdo de compra de aviones de Boeing por parte de British Airways y una mayor entrada de productos bovinos estadounidenses al Reino Unido cuyo alcance no está del todo claro.
Cabe recordar además que Washington ha alcanzado este acuerdo con un aliado cercano con el que mantiene un superávit comercial y del que prácticamente no tenía quejas en este terreno.
Queda además por saber si EE.UU. logrará alcanzar en estos 90 días acuerdos con economías asiáticas de peso y un músculo exportador destacado, como Japón, Corea del Sur o Indonesia, países que, como China o la UE, tienen grandes superávits con la primera potencia mundial y que pueden verse seriamente perjudicados si Trump activa finalmente los aranceles que les adjudicó inicialmente (un 24 %, 25 % y 32 %, respectivamente). EFE
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