Cracovia (Polonia), 24 may (EFE).- El voto de ultraderecha puede decidir la segunda vuelta de las elecciones presidenciales que celebrará Polonia dentro de una semana, por lo que ambos rivales tratan de cortejar a los votantes situados más a la derecha del espectro, algo que beneficia al conservador Karol Nawrocki frente al liberal Rafal Trzaskowski.
La primera vuelta de las elecciones presidenciales polacas, celebrada el 18 de mayo, dejó un panorama ajustado de cara a la segunda vuelta del 1 de junio, con una diferencia inferior a dos puntos entre los dos candidatos más votados, pues Trzaskowski se hizo con un 31,4 % y Nawrocki con un 29,5 %.
Esta situación era previsible, según los sondeos, pero la sorpresa la deparó el auge de las opciones de la derecha radical, representadas por Sławomir Mentzen y Grzegorz Braun, quienes quedaron en tercer y cuarto lugar con el 14,8 % y el 6,4 % de los votos, respectivamente.
Hacerse con el "botín" electoral que representan esos porcentajes, estimados en unos cuatro millones de votos, se ha convertido en un objetivo crucial para los contendientes de la segunda y decisiva votación, pues parece claro que quien convenza a la mayor cantidad de esos votantes será el próximo presidente de Polonia.
Mentzen, el controvertido líder de "Confederación" que durante años ha sido considerado poco más que una opción irrelevante y marginal por sus extravagancias y sus postulados extremistas, ha capitalizado su posición como el "tercero en discordia" y prácticamente se ha erigido en el juez en esta segunda parte de la campaña.
Entendiendo que sus votantes no consumen "los medios tradicionales controlados por el poder tradicional", sino que prefieren las redes sociales, invitó públicamente a Trzaskowski y a Nawrocki a tener una conversación en su canal de YouTube.
Según él, "no hay mejor manera de ganarse el apoyo de mis votantes, que aparecer en mis redes sociales", pero, advirtió, "no se trata de vender sus votos como si fuesen patatas en el mercado" porque, "quien los quiera, tendrá que ganárselos".
Como condición previa para poder ser entrevistados por él, Mentzen exige la firma en directo de una declaración de ocho puntos.
Dicho texto incluye el compromiso de no aumentar impuestos ni introducir nuevas cargas fiscales, defender el pago efectivo y el zloty polaco frente al euro, no restringir la libertad de expresión, oponerse al envío de tropas polacas a Ucrania y a la adhesión ucraniana a la OTAN, no limitar el acceso a las armas para los civiles, y resistirse a la transferencia de competencias a organismos de la Unión Europea o la ratificación de tratados que mermen la soberanía nacional de Polonia".
Nawrocki aceptó casi de inmediato el ofrecimiento y tras alabar la "oferta concreta y en la buena dirección" de Mentzen, acudió al estudio y se entrevistó con el líder radical, lo que según los sondeos posteriores le hizo ganar apoyos.
La sintonía entre ambos fue patente, pues ambos líderes comparten postulados de derecha dura y conservadurismo social.
Para Trzaskowski, la situación es más compleja, pues, si bien declaró estar de acuerdo "con muchas de las propuestas" del documento de Mentzen, ha decidido que se prestará a un cara a cara con él, pero sin garantizar que firmará nada.
Esta cautela refleja la distancia ideológica en algunos puntos, particularmente en temas económicos, donde el liberalismo de Mentzen choca con el apoyo de Nawrocki a las políticas de bienestar basadas en subsidios y un Estado fuerte, temas ante los que Trzaskowski tiene una perspectiva diferente.
Además, la mera aceptación de aparecer en la plataforma de un oponente de derecha radical, fuera de los medios tradicionales, es ya una concesión significativa para el candidato liberal, que siempre ha considerado a Mentzen como un paria político.
Tratar de conquistar al voto radical no es el único frente abierto en la campaña de la segunda vuelta.
Los dos aspirantes también buscan el apoyo de los votantes de los candidatos de centro e izquierda que no pasaron el corte y, por ahora, Trzaskowski ha recibido, entre otros, el apoyo oficial de Szymon Hołownia (quinto lugar en la primera vuelta) y Magdalena Biejat (séptima).
Trzaskowski también cuenta con el apoyo de figuras históricas como el expresidente y Nobel de la Paz Lech Wałęsa, y de Adam Michnik, premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2022, quienes firmaron un llamamiento a votar por "el Estado de derecho".
Por su parte, Nawrocki también ha buscado y obtenido respaldos, como el del histórico sindicato "Solidaridad".
En el debate televisado anoche, con gestos despectivos y descalificaciones mutuas, quedó patente la agresiva fase en que se encuentra la campaña por la presidencia en una Polonia profundamente dividida entre dos visiones del futuro. EFE
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