La última parada (y expulsión) de Reina; una despedida entre la emoción y la frustración

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Iñaki Dufour

Redacción deportes, 23 may (EFE).- En el extremo sur de los 46 kilómetros de largo del Lago Como, a su orilla, surge el estadio Giuseppe Sinigaglia, donde el portero Pepe Reina se despidió este viernes del fútbol, como capitán y titular, con el Como y contra el Inter, expulsado de repente en el minuto 45, a instancias del VAR, entre la frustración y la tristeza, aclamado por el público y cabizbajo hacia el vestuario, en su último encuentro como profesional.

967 encuentros después de su debut con el Barcelona o 13 años después del ciclo más triunfal de su vida y de la selección española, cuando ganó dos Eurocopas y un Mundial, es el final de la carrera de Reina, cuya última parada salvó un gol (cuando intervino certero frente a Medhi Taremi en el minuto 38). Su última acción fue la expulsión, al borde del intermedio, ya con 0-1 en contra en el marcador.

Reina salió ante Taremi, con la punta de su bota derecha tocó al delantero, que siguió en pie y perdió el equilibrio cuando se disponía a entrar en el área con el balón en propiedad y con la portería contraria a su merced. Su caída al césped, en directo aparentemente fortuita, por cuestión propia, dejó en nada la ocasión… Y siguió el juego. Sin pausa.

De pronto, el árbitro Davide Massa fue avisado por el VAR: Reina había cometido falta. Más leve o más fuerte, suficiente para derribar al futbolista o no, en esas valoraciones el colegiado determinó la tarjeta roja al borde del minuto 45, el último instante del guardameta español, incrédulo.

Disconforme, conversó con el árbitro. Le explicó la acción. No había solución. Sus compañeros rodearon al árbitro para intensificar las protestas. Su familia, desolada en la grada. Tomó el camino al vestuario. Lo abrazó Taremi. Yann Sommer, el portero del Inter, atravesó todo el campo para transmitirle su admiración. Los banquillos, de pie, lo aplaudían. El público lo aclamaba. Cesc lo consoló. Y él, cabeza gacha, entendió el fin.

Antes había sido diferente su adiós. Al frente de su equipo en la salida al terreno de juego, rojo entero en camiseta, pantalón y medias, con el brazalete en su brazo, se fotografió primero sobre el césped junto a su familia y sorteó el campo y el saque con el árbitro Davide Massa y con Stefan De Vrij, el capitán del Inter. Bromó el central neerlandés con él, sonriente, expectante. Su final.

Su último gol encajado fue en el minuto 20. El 0-1. Un testarazo precisamente de Vrij, frontal, potente, imparable para el guardameta, tras un córner botado por Hakan Calhanoglu, sin intuir la vorágine de situaciones posteriores. De salvar el 0-2 a la tarjeta roja.

Del 2 de diciembre del 2000, cuando entró al descanso para reemplazar a Richard Dutruel, cuando tenía tan solo 18 años, al 23 de mayo de 2025, cuando completó su vida profesional en el fútbol.

25 años de aventura en la elite del fútbol mundial, campeón de todo con la selección española, protagonista del momento más brillante de la historia del balompié nacional, como campeón de Europa en 2008 y 2012 y del mundo en 2010. El guardameta disputó 36 duelos con la selección española absoluta. El primero, el 17 de agosto de 2005. El último, el 9 de octubre de 2017. Su pertenencia a la época más dorada quedará para siempre.

Son sus títulos más preciados. Hay más a nivel de clubes: campeón de la Bundesliga de Alemania con el Bayern Múnich en 2014-15; de la Copa, la Copa de la Liga y la Communitty Shield de Inglaterra con el Liverpool entre 2006 y 2012, o de la Copa de Italia en 2013-14 al servicio del Nápoles, precisamente el club que se jugaba este viernes el ‘Scudetto’ de la Serie A contra el Inter.

Atrás queda su paso por todas las categorías inferiores de la selección española, cuando, minuto a minuto, creció para contribuir a los hitos más grandes del fútbol nacional y dar el salto al primer equipo del Barcelona, con el que jugó un total de 49 partidos entre los años 2000 y 2002, antes de ser traspasado al Villarreal por apenas 750.000 euros.

Hasta un total de 191 encuentros disputó con el conjunto amarillo, a través de dos etapas diferentes, separadas por 18 años (la primera entre 2002-03 y 2004-05 y la segunda de 2022-23 a 2023-24). Tras la primera de ellas fue traspasado al Liverpool por cerca de 10 millones de euros. En el club de Anfield jugó 394 choques. De 2005-06 hasta 2012-13.

También militó en el Nápoles, con 182 duelos, en 2013-14 y de 2015-16 a 2017-18: en el Bayern Múnich, con apenas tres duelos en 2014-15; en el Milan, con 13 en 2018-19; en el Aston Villa, con 12 en 2019-20; en el Lazio, con 54 choques de 2020 a 2022; y en el Como, al que llegó el pasado verano desde el Villarreal para formar parte del proyecto de Cesc Fábregas y del que se despidió este viernes para siempre del fútbol profesional.

Un total de 967 partidos desde que subió del Barcelona Atletic al Barcelona, 946 como titular, con 953 goles en contra, con cuatro expulsiones, con más de 85.000 minutos de juego y con 382 porterías a cero. Ganó 524 de sus encuentros, empató 223 y perdió 219, en un recorrido con marcas y retos históricos, con una cantidad formidable de partidos.

Reina es el jugador español con más partidos de la historia en las mejores ligas, sin contar la nacional, con 502 encuentros. Lo siguen David de Gea, con 449; Cesc Fábregas, su entrenador en el Como, con 404; César Azpilicueta, ahora en el Atlético de Madrid, con 396; y Luis Suárez Miramontes, Bota de Oro español, con 318 duelos lejos del país.

También es el español con más partidos en competiciones europeas de la UEFA, con 192 y el segundo a nivel general, sólo sobrepasado por Cristiano Ronaldo, con 197. EFE