
(Bloomberg) -- Desde Estados Unidos hasta Japón, los costos de endeudamiento a largo plazo de las mayores economías del mundo están aumentando, en medio de las dudas de los inversionistas sobre la capacidad de los gobiernos para cubrir los enormes déficits presupuestarios.
Los rendimientos de los bonos a treinta años alcanzaron esta semana el 5,15% en EE.UU., acercándose a niveles vistos por última vez en 2007, mientras que en Japón superaron los máximos registrados en datos a partir de 1999, con una demanda moderada en las subastas de ambos países. Los bonos a largo plazo del Reino Unido, Alemania y Australia también se enfrentaron a presiones vendedoras.
Los inversionistas advierten que los gobiernos no pueden seguir endeudándose al ritmo que lo hacían cuando las tasas de interés eran cercanas a cero, sobre todo porque las tensiones comerciales y la inflación persistente han reducido la probabilidad de que las autoridades relajen drásticamente la política monetaria. Mientras tanto, la retirada de los bancos centrales y los fondos de pensiones de los mercados de bonos ha marginado una fuente de financiación que antes era confiable.
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“Si nos encontramos en un mundo en el que los déficits y los niveles generales de deuda siguen aumentando y hay más oferta, entonces el nivel de tasas de interés necesario para compensarlo debería ser algo más alto”, señaló Michael de Pass, director global de negociación de tasas de interés de Citadel Securities. “Este movimiento de los rendimientos no es un fenómeno exclusivo de EE.UU. Estamos viendo un aumento de los rendimientos a nivel mundial. Se trata de la idea de una política fiscal expansionista a nivel mundial”.
Se están trazando paralelismos con EE.UU. a principios de los años 90, la zona euro en la década de 2010 y el Reino Unido en 2022, cuando los llamados “vigilantes de los bonos” elevaron tanto el costo del dinero que los gobiernos se vieron obligados a recortar el gasto. Tan solo el mes pasado, el presidente de EE.UU., Donald Trump, dio marcha atrás con algunos de sus aranceles, señalando que los mercados de bonos se estaban poniendo “un poco nerviosos”.
Las repercusiones no se limitan a los mercados de bonos. El repentino aumento del rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 30 años el miércoles provocó una venta masiva de acciones estadounidenses, con una caída del 1,6% del índice S&P 500, la mayor en un mes.
El aumento de los costos de endeudamiento de los gobiernos también repercute en las empresas y los hogares, que se enfrentan a tasas de interés más altas, lo que limita su capacidad de endeudarse o gastar. Esto crea un círculo vicioso en el que los déficits presupuestarios aumentan aún más ante la disminución de los ingresos fiscales. Los bancos centrales también podrían tener que decidir si pueden desviar su atención de la inflación al crecimiento.
“Los bonos están empezando a dar señales de que algo no está bien en el paraíso”, señaló Kathryn Kaminski, estratega jefe y gestora de cartera de AlphaSimplex Group. “El panorama fiscal sin duda influye, junto con el presupuesto y la preocupación por su evolución final”.
Washington, sede del mayor prestatario, está en el punto de mira después de que la semana pasada Moody’s Ratings despojara al gobierno de su última máxima calificación crediticia debido a las las tendencias fiscales. Los rendimientos de los bonos del Tesoro alcanzaron máximos el jueves, poco después de que la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó la emblemática ley fiscal del presidente Donald Trump, que aumentará el límite de la deuda federal en US$4 billones. Posteriormente, retrocedieron y cerraron la jornada con varios puntos básicos por debajo en Nueva York.
La cantidad de bonos del Tesoro de EE.UU. en circulación se ha disparado desde US$4,5 billones en 2007 hasta casi US$30 billones en la actualidad, mientras que la relación entre la deuda pública total de EE.UU. y el tamaño de la economía ha aumentado de alrededor del 35% en 2007 al 100%, según la Oficina de Presupuesto del Congreso.
“No es de extrañar que los compradores se muestren cautelosos a la hora de alimentar niveles de déficit insostenibles para las principales economías del mundo”, señaló Kathleen Brooks, directora de investigación del bróker en línea XTB Ltd, añadiendo que los bonos corporativos de alta calidad parecen mucho más atractivos.
El mercado refleja un aumento de la prima que exigen los inversionistas para asumir el riesgo de poseer deuda estadounidense a más largo plazo. La preocupación por la política fiscal también está socavando el dólar, que normalmente se apreciaría cuando suben los rendimientos.
La venta masiva de bonos japoneses a más largo plazo es especialmente aguda. El Banco de Japón está reduciendo sus compras de bonos a medida que se acelera la inflación, pero los compradores tradicionales, como las aseguradoras de vida del país, no están cubriendo el vacío dejado.
Lo que dicen los estrategas de Bloomberg...
“La liquidez en el mercado de bonos del Estado japonés se está deteriorando a medida que se afianzan las expectativas de un aumento de la inflación, mientras que las alzas desordenadas de los rendimientos de los bonos japoneses dejan a los activos estadounidenses y mundiales expuestos a caídas de precios”.
— Simon White, estratega macro
El primer ministro Shigeru Ishiba mostró cautela ante el gasto adicional y afirmó esta semana que la situación financiera del país es peor que la de Grecia.
“El equilibrio entre la oferta y la demanda ya se ha visto alterado y, dado que se trata de un problema estructural, no creo que se resuelva fácilmente”, señaló Mari Iwashita, estratega ejecutiva de tasas de interés de Nomura Securities. “Si el Ministerio de Finanzas no toma medidas, es probable que la situación no se estabilice”.
El aumento de los rendimientos japoneses supone una amenaza para los bonos del Tesoro estadounidense, ya que los hace más atractivos para los compradores locales, según Deutsche Bank AG. George Saravelos, director de investigación de divisas del banco, califica la reciente divergencia entre los rendimientos estadounidenses y el yen japonés como “el indicador de mercado más importante de la aceleración de los riesgos fiscales en EE.UU.”
Nota Original: Long-Term Bond Yields Soar Globally on Fiscal Policy Fears
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--Con la colaboración de Matthew Burgess, James Hirai, Momoka Yokoyama y Liz Capo McCormick.
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