Regular empresas militares privadas no está en el interés político global, dice experto

El aumento de las empresas militares privadas en conflictos internacionales refleja la falta de regulaciones y responsabilidad, con implicaciones en África, América Latina y la dinámica política global

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Isaac J. Martín

El Cairo, 21 may (EFE).- Regular las empresas militares privadas (EMP) no está en el interés político global y cada vez su uso es más creciente, en una situación en la que los mercenarios ocupan los puestos de Ejércitos débiles y de democracias que difícilmente pueden justificar participar en una guerra.

Así lo aseguró en una entrevista a EFE el periodista y experto brasileño Renan de Souza, que lanza este mes en España y Latinoamérica el libro 'Empresas militares privadas y la externalización de la guerra: Reexaminando el razonamiento político hacia la paz', publicado por Grupo Ígneo.

"Hubo una tentativa en la comunidad internacional de tener un código de conducta para estas compañías, pero era un código que no tenía obligación legal para los países y no hubo ese cambio desde Irak, en 2003. Y no hubo ese cambio porque no hay interés político global para que haya una regulación global", afirmó.

El principal problema de estas EMP reside en la falta de un mecanismo de responsabilidad corporativa lo suficientemente sólido como para abordar los crímenes internacionales cometidos por sus mercenarios, pese a que la naturaleza transnacional de la actividad de estas empresas indica que deberían ser reconocidas como actores a nivel internacional y adquirir, por tanto, personalidad jurídica internacional.

Asimismo, como indicó De Souza -presentador de Times Brasil (CNBC) y nombrado una de las 100 personas afrodescendientes más influyentes del mundo menores de 40 años por el MIPAD en 2024, una iniciativa respaldada por la ONU-, hay diferencias entre los países del Sur Global y del norte.

"Por ejemplo, tenemos muchos países en África que utilizan estas compañías, como en la República Centroafricana, en Libia, en Sudán, que también utilizan empresas como el Grupo Wagner para defender sus intereses. Por ejemplo, para defender sus recursos naturales", aseveró.

Utilizan estas EMP porque "no tienen un ejército muy fuerte", pero lo que pasa en el norte -en alusión a la distinción entre países desarrollados (norte) y en vías de desarrollo (sur global)- en naciones como "Estados Unidos, el Reino Unido y Rusia es que utilizan este tipo de compañías para defender sus intereses geopolíticos".

Sobre Latinoamérica, el experto aborda en su libro la cuestión que Wagner "estuvo en Venezuela para defender al (gobierno del presidente venezolano) Nicolás Maduro" y "todavía sigue en Venezuela para ayudar el gobierno de Nicolás Maduro", como aliado de Rusia.

Aunque no habla de ello en su obra, otro tema de actualidad es el de los mercenarios colombianos que "actúan en muchos lugares, principalmente cuando hay países que no tienen el contingente de gente preparada para luchar para su nación. Entonces, estos mercenarios colombianos actúan en este frente, lo cual es un problema enorme porque son de un país, Colombia, luchando en nombre de otro país, lo que es complicadísimo si piensas en el derecho internacional", explicó.

Desde hace décadas, Colombia es considerado como uno de los mayores exportadores del mundo de mercenarios, con presencia -según se ha reportado- en Sudán, Rusia, el Yemen, Libia y Somalia, entre otros.

 En el libro, que se publica en español tras haber sido publicado en inglés, en 2022, y que alcanzó los primeros puestos en las categorías de política internacional y guerra en Amazon, y recientemente en portugués, De Souza habla del costo de la guerra y de cómo los gobiernos usan estas EMP para no justificar su participación en las guerras.

 "Lo que pasa es que principalmente algunos gobiernos que quieren evitar a la opinión pública utilizan estas compañías para lograr sus objetivos. Por eso, podemos ver cada vez más y más guerras, no guerras globales, como ocurría en el pasado, sino guerras más regionales", adujo.

Asimismo, "en las democracias es muy difícil justificar la guerra para la población si la población no ve esta guerra como un sentido de su existencia en el mundo".

El problema del uso de estas EMP, como apuntó el autor, es "cómo vamos a investigar lo que ocurre, las violaciones de derechos humanos, porque son compañías privadas que buscan el lucro, el dinero y no exactamente seguir el derecho internacional", zanjó.EFE