
Los miles de aficionados del Manchester United y del Tottenham han comenzado a entrar, alrededor de las 18.45 horas, al estadio de San Mamés de forma ordenada, y por separado, sin que se haya registrado incidentes de importancia, para asistir a la final de la Europa League que enfrentará a ambos equipos ingleses en la capital vizcaína.
Las hinchadas han desfilado desde sus propias fan zone y las calles adyacentes, con numerosos locales hosteleros, hasta el campo, después de una jornada en la que han celebrado de forma anticipada el encuentro.
Durante el trayecto, se ha producido algún conato de pelea entre seguidores de los dos equipos. La intervención de agentes de la Ertzaintza ha calmado los ánimos entre los hinchas.
El dispositivo en torno al estadio ha establecido barreras, custodiadas por personal de seguridad privada, apoyados por agentes de la Etzaintza, que controlan que los aficionados disponen de entrada para llegar a las inmediaciones del campo.
Los locales hosteleros bilbaínos han despachado miles de litros de cerveza a unos aficionados que no han parado de corear gritos en apoyo de sus equipos, en una jornada soleada por la mañana y nublada por la tarde, pero que no ha traído lluvia.
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