Bruselas, 21 may (EFE).- La Comisión Europea presentó este miércoles su nueva estrategia para eliminar las barreras del mercado de la Unión Europea que impiden crecer a las empresas, que pone el foco en la necesidad potenciar el sector servicios, empezando por los de construcción, correos y telecomunicaciones.
El Ejecutivo comunitario propone además simplificar la regulación y burocracia para las pequeñas empresas, facilitar el reconocimiento de las profesiones reguladas entre los Estados, agilizar la adopción de estándares comunes para productos, o digitalizar la información y el etiquetado que los vendedores proporcionan al consumidor.
La intención es acabar con las barreras que persisten en la UE para que las empresas puedan realmente vender bienes o prestar servicios en los Veintisiete, que generan una carga equivalente a aranceles de entre el 50 % y el 110 %, según el Fondo Monetario Internacional, explicó el vicepresidente de la Comisión Europea para Industria, Stéphane Séjourné, en un encuentro con medios de comunicación, entre ellos EFE.
"El objetivo es reducir estos 'aranceles' y hacer ganar competitividad a nuestra industria porque el mercado interior es lo único que nosotros controlamos, mientras que las negociaciones comerciales con Estados Unidos dependen de la buena voluntad de Estados Unidos y los nuevos mercados que abrimos, India, Corea del Sur, Japón (...) dependen de la negociación y, por tanto, de otros", argumentó.
La estrategia, cuyas medidas se irán concretando entre 2025 y 2026, está lejos de ser la primera elaborada para mejorar el mercado interior, pero la Comisión considera que ahora hay "ímpetu" por parte de industria y Gobiernos para potenciar este mercado como "valor refugio", en buena medida por la política arancelaria de Estados Unidos.
Bruselas ha optado en esta ocasión por centrarse en el mercado de servicios y en aquellos sectores de alto valor económico.
Sejourné explicó que se busca "reforzar" en particular los mercados de construcción, servicios postales y telecomunicaciones puesto que "tienen mucho impacto económico, hay competidores internacionales y es absolutamente necesario que las empresas operen en varios Estados".
La estrategia prevé, en concreto, presentar una Ley de Entrega europea para armonizar las normas de servicios postales en la UE, empezando por las relativas a la obligación de servicio universal, así como una Ley de Construcción, para modernizar ese sector en vista de la necesidad de una vivienda más asequible.
Aunque la estrategia no contempla medidas concretas para el sector de las telecomunicaciones, Séjourné insistió en que en este caso la Comisión trabajará para acabar con la fragmentación actual en mercados nacionales de infraestructuras y permitir que las grandes "telecos" puedan operar en varios países, ganando así capacidad para invertir en innovación o el despliegue del 6G, por ejemplo.
Bruselas presentará además iniciativas para facilitar la proporción de servicios a la industria, por ejemplo de instalación, mantenimiento o reparación de productos vendidos a otros países de la UE.
Por otra parte, la Comisión Europea propone crear una nueva categoría de empresas de mediana capitalización "pequeñas" para las firmas con entre 250 y 750 empleados que puedan beneficiarse de las mismas exenciones en materia de requisitos regulatorios que las pymes (las que tienen menos de 250 trabajadores) en ciertas áreas con el fin de incentivar que las firmas sigan creciendo y ahorrarles 400 millones en costas anuales.
Bruselas plantea, por otro lado, facilitar el reconocimiento de las cualificaciones profesionales en las profesiones reguladas permitiendo que los países que quieran puedan aceptar las cualificaciones de otros sin esperar a que los Veintisiete estén de acuerdo para allanar el camino a que profesionales como fisioterapeutas o ingenieros trabajen en todo el bloque.
La Comisión quiere agilizar la creación de estándares comunes para permitir que ciertos productos se vendan en toda la UE, para lo que se da el poder de intervenir cuando la industria no logre fijar un estándar, como ocurre ahora con las baterías, bombas de calor o dispositivos médicos, cuyos fabricantes llevan años esperando un estándar común, según la institución. EFE