
Los elefantes asiáticos tienen un cerebro un 20 % más pesado, pese a ser significativamente más pequeños que sus parientes africanos, de los que los separan millones de años de evolución.
Así lo demuestran científicos de la Universidad Humboldt de Berlín y el Instituto Leibniz para la Investigación de Zoológicos y Vida Silvestre (Leibniz-IZW) junto con colegas internacionales. También demostraron que el cerebro de los elefantes triplica su peso tras el nacimiento.
Estos resultados, publicados en la revista PNAS Nexus, ofrecen posibles explicaciones sobre las diferencias de comportamiento entre los elefantes africanos y asiáticos, así como sobre la larga juventud de los paquidermos, durante la cual adquieren una enorme experiencia y aprenden habilidades sociales.
Los elefantes se encuentran entre las familias animales más conocidas y emblemáticas, y se consideran excepcionalmente sociables e inteligentes; sin embargo, sorprendentemente se sabe poco sobre sus cerebros.
Un equipo internacional de investigación, dirigido por Malav Shah y Michael Brecht, del Centro Bernstein de Neurociencia Computacional de la Universidad Humboldt de Berlín (BCCN), y Thomas Hildebrandt, del Leibniz-IZW, ha analizado el peso y la estructura cerebral de elefantes asiáticos (Elephas maximus) y africanos (Loxodonta africana) basándose en disecciones de animales salvajes y de zoológico, así como en datos bibliográficos y resonancias magnéticas.
MÁS DE CINCO KILOS
Demostraron diferencias visibles externamente (los elefantes asiáticos son más pequeños, tienen orejas relativamente más pequeñas, solo un "dedo en la trompa" y la mayoría de las hembras carecen de colmillos) y algunas de las diferencias de comportamiento asociadas se extienden al interior de sus enormes cráneos: las hembras adultas de elefante asiático tienen cerebros significativamente más pesados, con un peso promedio de 5.300 gramos, que sus contrapartes africanas, cuyo promedio es de poco más de 4.400 gramos.
Este hallazgo no pudo confirmarse de forma concluyente en el caso de los elefantes machos (cuyos cerebros son significativamente más pesados en ambas especies) debido a la limitada información disponible sobre elefantes asiáticos. Sin embargo, el cerebelo es proporcionalmente más pesado en los elefantes africanos (un 22 % del peso total del cerebro) que en los asiáticos (un 19 %).
El crecimiento cerebral de los elefantes tras el nacimiento es casi igual al del cerebro humano.
Los científicos también demostraron que los elefantes presentan un crecimiento cerebral postnatal muy elevado. El cerebro de los elefantes adultos es aproximadamente tres veces más pesado que al nacer. Esto significa que los elefantes tienen un crecimiento cerebral a lo largo de su vida significativamente mayor que el de todos los primates, con la excepción de los humanos, cuyo cerebro al nacer pesa solo alrededor de una quinta parte de su peso final.
El hecho de que estos hallazgos sobre el tamaño del cerebro de los elefantes sean nuevos se explica por la dificultad de obtener los objetos de investigación: la extracción de cerebros de elefantes de los cráneos de animales fallecidos es un procedimiento veterinario complejo y poco frecuente.
Para el presente estudio, se analizaron 19 cerebros extraídos en el Leibniz-IZW de animales de zoológico fallecidos o sacrificados por motivos de bienestar animal (14) u obtenidos de disecciones de elefantes salvajes muertos (5), incluyendo los del Parque Nacional Kruger en Sudáfrica. Además, los científicos pudieron incluir en su análisis datos de seis cerebros adicionales de un estudio previo realizado por otro equipo de investigación.
"La diferencia en el peso del cerebro es quizás la diferencia más importante entre estas dos especies de elefantes", afirma en un comunicado Malav Shah, del BCCN, primer autor del artículo. "Podría explicar importantes diferencias de comportamiento entre los elefantes asiáticos y africanos". Por ejemplo, ambas especies muestran un comportamiento muy diferente al interactuar con los humanos.
Los elefantes asiáticos han sido parcialmente domesticados durante miles de años y se utilizan como animales de trabajo en diferentes culturas y regiones. En el caso de los elefantes africanos, son muy pocos los casos en los que la domesticación tuvo un éxito parcial. Es mucho más difícil que los elefantes africanos se acostumbren a la compañía humana que los elefantes asiáticos.