Las mujeres ocupan menos de un tercio de puestos de liderazgo a nivel mundial en investigación y educación superior

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Las mujeres ocupan menos de un tercio de los puestos de liderazgo en organismos de investigación y en instituciones de educación superior y su proporción cae a cifras de un solo dígito en cargos como vicerrectorías o decanatos en algunas universidades públicas de países árabes y asiáticos.

Así lo refleja el estudio 'Las mujeres lideran para aprender', elaborado por el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo de la UNESCO, que presenta datos globales que evidencian disparidades de género en los cargos de liderazgo educativo.

Mientras que en países seleccionados de la OCDE el 81% de las personas que dirigen centros de cuidado y preescolar son mujeres, en África francófona solo el 16% de las directoras de escuelas primarias son mujeres.

Aunque la mayoría del personal docente a nivel mundial son mujeres, el informe presenta evidencia de que "aún existe un techo de cristal que impide a las mujeres acceder a puestos de liderazgo en el ámbito educativo".

El estudio también muestra que las mujeres líderes en la educación suelen tener un impacto positivo en la inclusión, ya que abordan desafíos que afectan de manera desproporcionada a las niñas, además de apoyar el desarrollo profesional del profesorado y fomentar una cultura colaborativa en las escuelas.

En los países de ingresos medianos-altos y altos, existe una brecha de género de 20 puntos porcentuales en el liderazgo de escuelas secundarias.

A nivel global, en la educación superior, solo el 30% de quienes ocupan puestos de liderazgo son mujeres. Datos provenientes de África Subsahariana, Asia Meridional y de países como Australia, Chile, Catar y Estados Unidos también muestran que las mujeres suelen tener que demostrar su competencia como docentes durante más tiempo que los hombres antes de llegar a liderar.

Esta desigualdad también se refleja en los gobiernos. Una nueva base de datos mundial sobre ministros y ministras de educación y educación superior muestra que solo el 27% fueron mujeres entre 2010 y 2023, y que las ministras tuvieron, en promedio, mandatos más largos que los ministros por unos 4 meses.

En algunos contextos, el liderazgo femenino se asocia con una mayor participación comunitaria, un mayor énfasis en políticas inclusivas que abordan barreras para las niñas (como la violencia de género y la salud menstrual), y el fomento de culturas escolares colaborativas. Datos de 44 países de ingresos medianos-altos y altos muestran que las directoras dedican más tiempo que sus homólogos masculinos al currículo, la enseñanza y las interacciones con padres y estudiantes.

En algunos casos, cuando las mujeres dirigen escuelas, también se observan mejoras en los resultados de aprendizaje. La investigación ha comprobado que en algunos países africanos de habla francesa, las escuelas dirigidas por mujeres mejoran los resultados académicos en el equivalente a un año adicional de escolarización, y hasta seis meses en algunos países del sudeste asiático.

También se ha observado una relación entre la representación política femenina y un mayor nivel de inversión en educación. En 19 países de ingresos altos, un aumento de un punto porcentual en la representación femenina en las cámaras bajas del parlamento se asocia con un incremento de 0,04 puntos en el gasto educativo como porcentaje del PIB.

Finalmente, las mujeres están aún más subrepresentadas en los cargos de liderazgo de la educación superior que en los niveles primario y secundario, lo cual resulta especialmente llamativo dado que hay más mujeres que hombres matriculadas en este nivel educativo.

Estas brechas se observan tanto en países de altos ingresos como de bajos ingresos. Reflejan desigualdades similares a lo largo de todos los niveles educativos, incluso en los cargos ministeriales.