
Ciudad de México, 16 may (EFE).- La violencia armada es parte de la vida escolar de los estudiantes de la primaria Abraham González Rivera en Jalisco, occidente de México. Son esos niños, de entre 6 y 7 años, los protagonistas de ‘La falla’, el documental de Alana Simões que se estrena esta semana en las salas de cine de la Ciudad de México.
“En México tenemos que empezar a hablar de cosas incómodas, pero que son reales y no podemos ya evadirlas. Hay una violencia que no estamos pudiendo detener, pero hay otras cosas”, afirma Simões en una entrevista con EFE.
En esta escuela primaria de Acatic enseña la profesora Celeste Pérez, quien intenta hacer del aprendizaje una herramienta para que sus alumnos salgan adelante a pesar de haber nacido en el estado de Jalisco.
De acuerdo con un informe revelado por la Universidad de Guadalajara, en Jalisco los jóvenes de entre 15 y 19 años ocupan el primer lugar en desapariciones y además fue en este mismo estado donde recientemente se localizó en el Rancho Izaguirre, el presunto campo de adiestramiento del Cartel Jalisco Nueva Generación.
Pero no solo la violencia se encuentra en las calles o la aprenden de su entorno familiar, sino que también la ven “en las novelas o en videos, porque a veces los papás les dejan el celular o la tableta y no están al tanto de lo que ellos ven y van adquiriendo ideas de matar, de dañar a los demás”, argumenta la maestra Celeste Pérez.
Realidades que se trasladan a las escuelas
Según datos de Unicef, en México la pobreza infantil supera el 45 %, por lo que para muchos menores acudir a los salones educativos es un privilegio y también un refugio que les arropa de todo lo que sucede en su entorno.
“Después de hacer la película me quedó una sensación muy agridulce: por un lado, la alegría de ver esa luz y decir, sí se puede, y por otra de ver un contexto que es muy complicado”, analiza Simões.
El abandono escolar en adolescentes se sitúa en el 11,8 %, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Educación Pública, por lo que atajar esta problemática antes de su desarrollo como adultos es fundamental para el futuro de los infantes.
“Sabemos que no todos los niños tienen la oportunidad de estudiar, entonces es importante decirles que sí pueden hacer un oficio, que a lo mejor no tienes que irte por este lado de hacer algo que no que no está bien”, argumenta Pérez, quien lleva cinco años enseñando a niños que residen en estos ambientes violentos.
Para la educadora, se trata de “motivarlos y alimentar sus sueños” y saber cuándo y cómo decirles que “pueden ser lo que quieran”, y no permitir que su núcleo familiar y la calle “los trunquen”.
Un rayo de esperanza
Pérez y la directora de ‘La falla’ coinciden en que todavía hay tiempo para facilitar el acceso a las escuelas, pero solo si se actúa cuanto antes.
“Somos un país que tiende a echar balones fuera y lo importante es que cada quien no mire su propio sector, que vea en donde se puede accionar también”, opina Simões.
La esperanza de la maestra Pérez no está en solucionar el contexto y la violencia del país, sino en que se siga apostando por el futuro de la infancia.
“Hay esperanza y la esperanza son nuestros niños. Ellos son el futuro, pero si no trabajamos, pues no esperemos nada ", concluye.