Moscú, 14 may (EFE).- El metro de Moscú, un ramificado sistema de arterias subterráneas vital para el funcionamiento de la megalópolis de 13 millones de habitantes y una verdadera obra de arte por la magnificencia de sus estaciones, cumple mañana 90 años en plena expansión y a tono con las nuevas tecnologías.
Aunque sus usuarios de más edad ya se han habituado a las tarjetas, entrar en el metro por medio del reconocimiento facial aún les sigue pareciendo algo de ciencia ficción.
Viajar en el metro de Moscú, con sus cerca de 300 estaciones y casi 300 kilómetros de longitud distribuidos en quince líneas, es un recorrido que permite apreciar los distintos periodos históricos del país, desde la Unión Soviética hasta la actualidad.
Fue inaugurado en 1935, cuando el estalinismo cobraba fuerza y preparaba las grandes purgas, marcadas por juicios públicos y la ejecución masiva de opositores.
La grandiosidad de las primeras estaciones, con su exuberancia de mármoles y granitos, mosaicos y gigantes lámparas de bronce, recargadas de simbología comunista, hacen las delicias de los turistas, que se ven transportados al pasado como en una máquina del tiempo.
Conserva en sus estaciones su nombre original: Metropolitano V.I. Lenin, en honor del líder bolchevique fundador del Estado soviético.
Solo los modernos trenes que, cada poco más de un minuto en las horas punta, se detienen en las estaciones para que bajen y suban pasajeros marcan la nota, disonante, de modernidad vertiginosa.
En la línea circular, la principal de conexiones, a la hora de mayor afluencia de público transcurren apenas 80 segundos entre la salida de un tren y la llegada del próximo.
Por los túneles paralelos del metro de Moscú los trenes son capaces de circular con una velocidad máxima de 80 kilómetros por hora.
Desde 2011, se ha inaugurado más de un centenar de nuevas estaciones, tanto propiamente del metro como del Círculo Central de Moscú, una red de ferrocarriles integrada con el metro.
En marzo de 2023, el presidente ruso, Vladímir Putin, inauguró la Gran Línea Circular (GLC) con 35 estaciones y 70 kilómetros de longitud, obra que el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, calificó de "corazón" del sistema de transporte de la capital.
Diariamente transporta unos 7,5 millones de usuarios, lo que le convierte en uno de los metros más concurridos de mundo.
El billete unitario tiene un precio de 75 rublos, que se reduce a 63 si se abona con una tarjeta de viaje (93 y 78 centavos de dólar, respectivamente).
Su estación más profunda, 'Park Pobedi' (Parque de la Victoria), se encuentra a 73 metros bajo tierra y sus escaleras mecánicas tienen 126 metros de longitud.
También cuenta con estaciones de superficie y una, 'Vorobiovi gori' (Las colinas del gorrión), construida en un puente sobre el río Moscova.
Y, como no podía ser de otra manera, el metro moscovita no está exento de leyendas, la más popular de las cuales se refiere a la existencia de un 'metro-2', de cuatro líneas, que supuestamente habría sido construido a 100 metros de profundidad por orden del dictador soviético Iósif Stalin.
El 'metro-2' tendría una estación debajo del Kremlin y estaría diseñado como un refugio ante un posible ataque nuclear.EFE
(foto)(vídeo)
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