Buyumbura, 12 may (EFE).- Miles de personas que escaparon del conflicto en el este de la República Democrática del Congo (RDC) malviven en "condiciones extremadamente precarias" en un campo de refugiados en Burundi, con un alto riesgo de que se propaguen enfermedades y en una crisis agravada por la escasez de financiación humanitaria, alertó este lunes la ONG Médicos sin Fronteras (MSF).
"Es urgente mejorar las condiciones de vida en este lugar. En este campo, se dan todos los elementos para que se produzcan graves problemas de salud", dijo en un comunicado Barbara Turchet, coordinadora de emergencias de MSF en Burundi, sobre la situación en el campamento de Musenyi, en la provincia de Rutana (sureste).
Desde la escalada de la violencia del grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) el pasado enero en el este congoleño, decenas de miles de personas han cruzado hacia el vecino Burundi y han buscado refugio en escuelas, cobertizos, iglesias y estadios de la provincia fronteriza de Cibitoke (noroeste).
El pasado marzo, las autoridades burundesas y la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados (Acnur) reubicaron a refugiados congoleños en Musenyi.
Ese campo, inaugurado en 2024, tiene capacidad para un máximo de unas 10.000 personas, pero acogía a unas 18.000 a finales de abril, según Acnur.
El campamento está construido sobre un suelo "arcilloso y mal drenado" que lo hace especialmente vulnerable a las inundaciones durante la estación de lluvias, lo que aumenta el riesgo de enfermedades como la malaria, el cólera o el sarampión, mientras refugiados del campo denuncian que no tienen acceso al tratamiento para el VIH.
"Vivo en un cobertizo desde que llegué porque no hay refugios para todos. Se dan lonas a las familias numerosas, pero yo vivo y duermo en un cobertizo, sin colchones, con sapos y humedad por todas partes. Estamos abandonados", lamentó una mujer congoleña citada por MSF, que se hizo llamar Nathalie para conservar el anonimato.
La reciente disminución de la financiación humanitaria hace que las ONG no puedan proporcionar el apoyo suficiente a los refugiados, lamentó la organización.
Así, "varias agencias humanitarias son incapaces de proporcionar un seguimiento médico suficiente a los pacientes en las clínicas que apoyan", mientras "la insuficiencia de las distribuciones de alimentos aumenta aún más la vulnerabilidad de las familias".
Según la ONU, más de 71.000 personas han cruzado desde la RDC a Burundi desde el pasado enero y son necesarios 76,5 millones de dólares para cubrir sus necesidades.
La abrupta congelación de la ayuda internacional ordenada el pasado enero por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha agravado la escasez de fondos y ha puesto en peligro las vidas y la salud de millones de personas en África.
El este de la RDC está sumido desde 1998 en un conflicto alimentado por milicias rebeldes y el Ejército, a pesar de la presencia de la misión de la ONU en el país (Monusco). EFE
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