Superman, el humilde religioso que ha rescatado a más de 4.300 disidentes norcoreanos

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Gaspar Ruiz-Canela

Madrid, 11 may (EFE).- Kim es un humilde pastor protestante que reniega de su apodo, Superman, pero su reputación por haber ayudado a rescatar a más de 4.300 disidentes norcoreanos a lo largo de miles de kilómetros por China y el Sudeste Asiático desde finales de los 1990 parece una proeza sobrehumana.

Kim, de 63 años y amenazado de muerte por las autoridades norcoreanas, visitó esta semana Madrid para hablar de su trabajo junto con su amigo y colaborador E Jisung, que publicó en 2023 un libro sobre sus experiencias salvando a disidentes que huyen de la represión, el hambre y la tortura en Corea del Norte.

"Al principio no tenía miedo, pero después de que me detuvieran y torturaran (en China), ahora siento un miedo tremendo. Supero mis miedos cuando sé que puedo salvar una vida", explicó Kim en una conferencia el jueves pasado en la Universidad Complutense de Madrid.

Comparado por algunos con Oskar Schindler, que salvó a más de mil judíos del Holocausto, el pastor surcoreano ha sido apuñalado, le han apuntado con una pistola y ha sido encarcelado dos veces en China y otra en Tailandia.

En la charla en Madrid, el religioso relató la odisea de los disidentes que huyen de Corea del Norte, cuyas fuerzas de seguridad disparan a matar a quienes tratan de cruzar la frontera sin permiso, y el largo y peligroso recorrido de 5.000 kilómetros a través de China y países del Sudeste Asiático antes de volar otros 5.000 kilómetros hasta Seúl.

Muchos de los disidentes contactan con el religioso una vez han llegado a China, donde se exponen a ser detenidos y deportados a Corea del Norte.

Desde la pandemia de la covid-19, la vigilancia se ha vuelto más estricta en las fronteras, donde también usan tecnología más avanzada, por lo que ahora la ruta es mucho más complicada.

"Antes de la pandemia, llegaban a escapar hasta 1.000 disidentes al año, ahora como mucho lo hacen unos 150", precisó a EFE el pastor, mientras mostraba vídeos en su móvil que le envían norcoreanos pidiéndole ayuda o mostrando parte de su trayecto en vehículos, barcas o caminando en la montaña.

Si antes de la pandemia, rescatar a un disidente costaba unos 1.300 dólares, el precio se ha multiplicado por diez ahora, aseguró el religioso.

Kim explicó que, al llegar a Corea del Sur, los disidentes norcoreanos deben pasar un periodo de tres meses bajo observación para demostrar que no son espías y luego reciben un pasaporte, alojamiento y ayuda financiera.

Sin embargo, el pastor señaló que su adaptación, al provenir de un represivo régimen comunista, a una sociedad capitalista es muy difícil y su propensión al suicidio es el doble al de los surcoreanos, donde la tasa ya es alta.

En su libro 'Ten Thousand Kilometers', disponible de momento solo en coreano, E Jisung explica cómo cimentó su amistad con el pastor, que nada más conocerlo le pidió que ayudara a dos disidentes norcoreanos en China.

"Solía ir a hasta tres operaciones de rescate al año, pero ahora estoy en la lista negra de algunos países en el Sudeste Asiático y no puedo arriesgarme", relató a EFE el autor de éxito en Corea del Sur y que comparte el fervor religioso con Kim.

El libro también recoge testimonios de algunos norcoreanos rescatados como Kim Dan, que huyó de la hambruna y torturas a China, donde descubrió que su madre había sido vendida a un hombre como esposa, fue explotado laboralmente y hasta encarcelado.

Con ayuda del pastor, Kim Dan pudo llegar a Cores del Sur: "Mi plan es estudiar Derecho en Estados Unidos y convertirme en un abogado de derechos humanos internacional y trabajar por los derechos humanos en Corea del Norte y por los que sufren al rededor del mundo", según su testimonio recogido por el escritor.

Antes de ser pastor y salvar a disidentes, Kim apuntó que fue empresario en China, pero se arruinó y llegó a contemplar el suicidio: "Luego me acordé de los niños norcoreanos a los que había ayudado y decidí dedicarme a ayudarles".

Su apodo es un juego de palabras que en coreano significa "hombre triste", pero que suena parecido a "Superman", por lo que activistas de Médicos Sin Fronteras empezaron a llamarlo así.

Uno de sus mayores pesares es que, por seguridad, su mujer y dos hijos tuvieron que marcharse a Estados Unidos y no los vio durante 19 años.

"Cuando eran adolescentes mis hijos me guardaban rencor, pero ahora creo que están orgullosos de mi", aseveró el pastor, que evita aparecer en fotografías o vídeos por seguridad. EFE

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