El exitoso rescate de Luis Har, uno de los pocos rehenes de Hamás recuperados por el Ejército israelí

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"Los diamantes están en nuestras manos". Con esa frase informaron los soldados israelíes que rescataron a Luis Har en Gaza, donde permanecía secuestrado por Hamás desde el ataque del 7 de octubre de 2023, a sus superiores de que la operación había tenido éxito. Más de un año después, este israelí nacido en Argentina reconoce que tuvo mucha suerte y advierte de los riesgos que supondría una operación similar para rescatar a los rehenes que se cree que aún siguen con vida.

Har se encontraba en el 'kibutz' de Nir Yzjak cuando Hamás irrumpió desde la Franja de Gaza en la madrugada de aquel día. La noche anterior había estado celebrando el fin de la festividad judía de 'sucot' junto a su pareja, Clara Marman, los hermanos de esta, Fernando y Gabriela, y la hija de esta última, Mía.

Cuando a las 6.29 sonó la primera alarma, pensaron que la cosa no iría más allá y que tras diez minutos en el refugio de la vivienda podrían salir. Sin embargo, al ver que los disparos y las alarmas no paraban comprendieron que no sería así y encendieron la televisión: "Parecía una película", recuerda.

Entonces, los cinco, junto con Bella, la perrita de Mía, se escondieron en el refugio y bloquearon la puerta con una barra. Los terroristas consiguieron entrar al tercer intento e irrumpieron disparando, pero por suerte estaban todos en una esquina agachados y no les alcanzaron.

A partir de ese momento todo se aceleró. Les sacaron a empujones, mientras veían a terroristas que destrozaban la vivienda y también a otros fuera que estaban saqueando y rompiendo todo a su paso. "Parecían hormigas de tantos como había", recuerda en un encuentro organizado por Fuente Latina con varios medios, incluida Europa Press.

Todos ellos fueron subidos a una camioneta en la que había armas y cinco terroristas gritando constantemente 'Allahu akbar' (Dios es grande) y trasladados a Gaza. Aquí, en un momento dado, les introdujeron en un túnel y, tras cuatro o cinco horas, les trasladaron a un coche para terminar finalmente en una casa. Según ha podido reconstruir a posteriori, entró por Jan Yunés, en el norte, y terminó, en Rafá, en el sur.

A los dos o tres días les trasladaron al escondite del que terminaría siendo rescatado el 12 de febrero de 2024 junto con Fernando, ya que las tres mujeres junto con la perrita habían sido liberadas a los 53 días en uno de los primeros intercambios de prisioneros que realizaron Israel y Hamás. En realidad, no era sino otra estancia menos visible de la misma vivienda inicial.

UNA GRAN EXPLOSIÓN Y DISPAROS EN MEDIO DE LA NOCHE

"Pasaron los días y llegó una noche que nos fuimos a dormir y a las dos de la mañana escuchamos una explosión terrible. Yo abro los ojos y veo balas pasando por todos lados, una guerra dentro del cuarto y no entendía lo que pasaba", rememora. Intentó escabullirse por el suelo hacia la escalera, ya que pensó que sería el lugar más seguro, pero una voz le gritó: "Luis, volvé para acá".

Al volver hacia atrás, alguien la agarró de una pierna y le dijo al oído: "Luis, Tzahal (el nombre en hebreo del Ejército de Israel), vinimos a buscarlos y a llevarlos a casa". En ese momento, admite, se dio cuenta de que "estaba en las mejores manos del mundo".

Los soldados les llevaron al balcón y allí escucharon que decían por la radio: "Los diamantes están con nosotros". Aquella era la frase en código para informar de que tenían a los dos rehenes con ellos. Pero ahora faltaba sacarlos con vida de Gaza. Tras descolgarles hasta el suelo con una tirolina, comenzaron a correr. Primero subieron a un camión y de ahí a un blindado del Ejército.

Aquí uno de los soldados se quitó sus botas para dárselas a él, ya que iba descalzo. "Todos nos llamaban por nuestro nombre y eso es importante porque da seguridad", destaca. Por último, llegaron a un punto donde les recogió un helicóptero. "Y así nos trajeron para Israel", lo primero directos al hospital para comprobar su estado de salud. "Llegamos a las 3.15 de la mañana", subraya, para ilustrar lo rápido que fue todo.

LOS SOLDADOS ARRIESGARON SU VIDA POR SALVARLE

"Esos muchachos que vinieron a salvar mi vida, vinieron sabiendo que quizás ellos no volvían, o sea, a mí me dieron mi vida de regalo, pero ellos tienen esposa y chicos, pero no les importaba nada el hecho de venir y cumplir la misión de llevarnos de vuelta", subraya. "Yo les debo mi vida a ellos", incide.

Luis Har es plenamente consciente de lo complicado que fue su rescate. De hecho, el Ejército israelí solo ha llevado a cabo dos operaciones de rescate de rehenes en todo este tiempo. La primera fue la de este argentino y su cuñado, el 12 de febrero de 2024, y la última la de otros cuatro rehenes tomados en el festival Nova liberados en dos zonas del campo de refugiados de Nuseirat.

Por eso, cuando se le pregunta si el Gobierno debería intentar el rescate, contesta de forma negativa. "Yo pienso que no se puede rescatar a 59 rehenes", señala, y esgrime como argumento que hace falta movilizar a muchas personas para llevar a cabo este tipo de operaciones. "Cada día conozco a otra persona" que participó en la operación, subraya, intervieron muchas personas de una forma u otra, "no solamente los cuatro soldados que nos sacaron".

De ahí que vea complicado que se pueda hacer lo mismo con 59 rehenes --de los que solo 21 seguirían con vida según las últimas declaraciones del primer ministro, Benjamin Netanyahu-- que se encuentran en diferentes lugares, muchos de ellos en túneles a gran profundidad. Además, alerta de que "el peligro de muerte de los soldados y de los rehenes, es muy grande".

Este antiguo rehén también se muestra muy enfadado con quienes, como el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, sostienen que hay "costas más importantes" que los rehenes. "Eso duele", admite, porque una cosa es que lo piensen, subraya, pero otra cosa es que lo digan públicamente.

"Yo sé que hay gente que piensa así, pero cállate la boca. No hace falta decirlo porque ahí hiere a las familias", denuncia. "Es triste escuchar esas cosas", añade, asegurando que aunque él está feliz por su liberación su felicidad no es completa porque aún quedan secuestrados.