Edi Rama y Sali Berisha: las dos figuras clave para entender las elecciones en Albania

Edi Rama busca su cuarto mandato mientras Sali Berisha intenta regresar al poder, en medio de acusaciones de corrupción, políticas autoritarias y una Albania que aspira a la Unión Europea

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Skopie, 9 may (EFE).- Las elecciones legislativas del domingo en Albania decidirán el futuro de dos figuras clave de la política del país balcánico: el actual primer ministro, Edi Rama, que busca su cuarto mandato consecutivo, y su eterno rival, Sali Berisha, expresidente y ex primer ministro que estuvo en arresto domiciliario.

Ambos representan modelos opuestos de liderazgo y de visión del país, pero comparten un rasgo común: han sido los políticos más influyentes de Albania en las últimas décadas.

Edi Rama, de 60 años, primer ministro en funciones y líder del Partido Socialista (PS), es considerado por sus fieles como un reformador visionario mientras que sus críticos lo califican de autoritario.

Artista de formación, exjugador de baloncesto y exalcalde de Tirana, Rama, que mide 2,01 metros, ha transformado la política albanesa con un estilo personalista, creativo y, a menudo, muy polarizador.

Desde que asumió el poder en 2013, ha impulsado la modernización del país, invirtiendo en infraestructura, servicios públicos y esforzándose por aplicar los estándares de la Unión Europea (UE), a la que Albania aspira a unirse.

En su década de Gobierno, Albania se ha convertido en un destino turístico cada vez más popular y ha recibido más inversiones internacionales que nunca.

Durante su etapa como alcalde (2000–2011), Rama ganó fama internacional por su programa de revitalización urbana: eliminó inmuebles ilegales, rediseñó espacios públicos y pintó de colores vivos los edificios grises de la era comunista, transformando el rostro de la capital por uno más colorido y optimista.

Sin embargo, su estilo de liderazgo ha recibido muchas críticas. Opositores y analistas lo acusan de concentrar en exceso el poder, debilitar las instituciones y tolerar la corrupción.

"Rama ha concentrado todos los poderes en sus manos y quiere una Albania sin oposición. Hoy Albania es un estado mafioso", denunció su rival político, el conservador Sali Berisha.

La periodista de investigación Lindita Çela ha documentado casos que alimentan esas críticas: "Algunos de sus colaboradores más cercanos han sido investigados o arrestados por corrupción, incluido el exministro del Interior y el alcalde de Tirana", explicó a EFE.

"Rama gobierna con métodos autoritarios y favorece un modelo con intereses clientelares", añadió la periodista.

En 2023, Rama firmó un acuerdo con la primera ministra italiana Giorgia Meloni para permitir retener a migrantes irregulares en centros ubicados en territorio albanés, lo que generó fuertes críticas de organizaciones de derechos humanos.

En 2024, volvió a provocar polémica al proponer la creación de un "Estado independiente bektashi" en Tirana, inspirado en el modelo del Vaticano, para la orden musulmana mística de los bektashíes.

Pese a todas las críticas, su carisma, su retórica nacionalista moderada, el avance económico del país y su apuesta por una "Albania europea", le mantienen como el favorito en estas elecciones, aunque con un margen más estrecho que en comicios anteriores.

Con 80 años, Sali Berisha sigue siendo una figura central y polémica en la política albanesa. Antiguo cardiólogo, expresidente (1992–1997) y ex primer ministro (2005–2013), ha sido uno de los protagonistas del paso de Albania del comunismo a la democracia.

A pesar de estar envuelto en numerosos escándalos y haber sido sancionado por Estados Unidos, mantiene una base fiel y busca regresar al poder.

Fundador y líder histórico del conservador Partido Democrático (PD), Berisha fue el primer presidente elegido en las urnas tras la caída del régimen comunista.

Su mandato estuvo marcado por una apertura económica agresiva y la inestabilidad: en 1997, tras una enorme estafa por un sistema financiero piramidal que afectó a cientos de miles de ciudadanos, el país estuvo al borde de un enfrentamiento civil, lo que llevó a su dimisión.

Regresó al poder en 2005 como primer ministro, con logros como el desarrollo de infraestructura y la entrada de Albania en la OTAN en 2009. Sin embargo, su legado se ha visto empañado por acusaciones de corrupción, represión y nepotismo.

En diciembre de 2023, fue puesto bajo arresto domiciliario por orden de la Fiscalía Especial contra el Crimen Organizado (SPAK), creada con apoyo de la UE y EE. UU.

Está acusado de favorecer cuando era jefe del Gobierno a su yerno en un proceso de privatización de terrenos públicos en Tirana. El 2 de abril de 2024, un tribunal levantó la medida de arresto, aunque Berisha debe comparecer semanalmente ante las autoridades.

Desde su piso en Tirana, donde recibió a EFE durante su detención, acusó al primer ministro de su situación: "Rama quiere hacerse multimillonario con la corrupción. Esto no va de justicia, sino de silenciar a la oposición".

Rama, por su parte, no ha dudado en ridiculizarlo. Lo ha calificado como "el búho del pantano de la corrupción", diciendo que "está fuera de lugar y desconectado de la política actual".

A pesar de sus problemas legales y de haber sido declarado persona non grata por el Departamento de Estado de EE. UU. en 2021, Berisha mantiene simpatías entre sectores conservadores que lo defienden como "patriota" y "padre de la democracia albanesa".

Para sus críticos, sin embargo, representa el pasado. Lo acusan de perpetuar un sistema clientelar, restringir la prensa independiente y utilizar el poder judicial para fines personales.EFE