París, 7 may (EFE).- El nuevo canciller de Alemania, Friedrich Merz, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, evidenciaron sus discrepancias este miércoles en París sobre el pacto comercial entre la UE y el Mercosur, el papel de Estados Unidos en un acuerdo de paz en Ucrania y las reglas fiscales de la UE.
En su primer viaje internacional tras el voto el martes con el que fue elegido canciller por el Parlamento alemán en una inédita segunda vuelta, Merz fue recibido por Macron en el Elíseo, donde ambos ofrecieron una rueda de prensa conjunta muy cordial en las formas, aunque con divergencias de fondo.
"La guerra en Ucrania no terminará si no hay todavía más compromiso político y militar de Estados Unidos. Los europeos no pueden sustituirlos", opinó Merz, mientras Macron se mostró menos incisivo sobre el rol de Washington.
"La única cuestión es si Rusia está dispuesta a un alto el fuego de al menos 30 días para poner en pie una paz robusta y duradera. El resto de las respuestas vendrán sucesivamente", agregó el mandatario alemán evitando pronunciarse sobre la espinosa cuestión del envío de tropas a Ucrania en caso de alto el fuego.
Respecto al acuerdo entre la UE y el Mercosur, Merz abogó por "una rápida ratificación y puesta en marcha" del mismo, mientras el presidente francés se reafirmó en su negativa a este pacto debido a la presión del sector agrícola galo.
"Estamos a favor de los acuerdos comerciales si protegen al productor europeo y les asegura una igualdad de trato operativo (...) ¿Qué tipo de economía sería la de la UE si se exige cada vez más a nuestros productores, mientras nos abrimos a otros que no respetan las mismas reglas?", señaló Macron, quien puso como ejemplo a seguir el acuerdo comercial sellado entre la UE y Canadá.
Francia es uno de los principales países que han frenado la puesta en marcha del pacto, firmado por la Comisión Europea (CE) en diciembre de 2024 y que engloba a las potencias agrícolas de Brasil y Argentina, además de Uruguay y Paraguay, más Bolivia, que está completando su proceso de adhesión.
Otro asunto de desacuerdo fue la vigencia del Pacto de Estabilidad de la UE que obliga a los Estados miembros a limitar el déficit y la deuda para garantizar la credibilidad ante los mercados y evitar la fragmentación dentro de la eurozona.
El conservador Merz consideró que estas reglas han de seguir en vigor, con la excepción de los gastos en Defensa.
"Es una señal fuerte en dirección de los mercados de capitales de que la Unión Europea sigue comprometida en el respeto de esas reglas para que no se sobrepase la viabilidad de las deudas", afirmó el canciller de un país que ha abanderado durante décadas la ortodoxia fiscal en la UE.
Macron, sin embargo, dejó claro que la posición de París es otra. "Nos equivocaríamos pensando que los dogmas de ayer siguen siendo válidos en un mundo en el que todo se transforma", comentó el mandatario, quien apostó por que la UE realice "más inversiones públicas".
A pesar de las discrepancias, ambos dirigentes intentaron escenificar una renovación del conocido como motor franco-alemán de la UE, que ha atravesado dificultades en los últimos años.
Tanto el presidente francés como el que antecesor de Merz, el socialista Olaf Scholz, divergieron en asuntos como la defensa europea, la energía, el apoyo militar a Ucrania o cómo lidiar con Estados Unidos.
El nuevo canciller y Macron sí que escenificaron un cierto alineamiento en la guerra en Gaza. El francés calificó de "inaceptable" la situación humanitaria en ese territorio palestino y consideró que esta zona vive "la situación más crítica" que se haya conocido.
El nuevo jefe del Gobierno alemán coincidió en justificar la lucha de Israel contra "el terrorismo de Hamás", pero recalcó que "también tiene una obligación humanitaria hacia la población civil de Gaza".
"Espero que el Gobierno israelí sea consciente de esta responsabilidad", advirtió Merz.
Estas declaraciones de Macron y Merz se produjeron casi al mismo tiempo que seis países europeos (España, Islandia, Irlanda, Noruega, Eslovenia y Luxemburgo) rechazaban el plan israelí de ampliar sus operaciones en Gaza y retener la franja, lo que, según ellos, marcaría "una nueva y peligrosa escalada" que haría peligrar una solución viable de dos Estados. EFE
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